Prostitución de útero

Araceli F. Zapata

En los últimos días, se ha hablado mucho del caso de Ana Obregón y su decisión de recurrir a la gestación subrogada para ser madre. Muchas personas han mostrado su apoyo y respeto por su decisión, pero desde mi punto de vista, la gestación subrogada es una práctica que va en contra de los derechos humanos y de la dignidad de las mujeres.

La gestación subrogada, también conocida como vientre de alquiler, implica que una mujer gesta un hijo para otra persona o pareja. Esta práctica comercializa el cuerpo de la mujer y lo reduce a una mera herramienta reproductiva. Además, puede crear situaciones de explotación, abuso y desigualdad entre la mujer gestante y la persona o pareja que contrata sus servicios.

En el caso de Ana Obregón, es cierto que ella ha sufrido una gran pérdida con la muerte de su hijo, y es comprensible que quiera ser madre nuevamente. Sin embargo, eso no justifica que se recurra a una práctica que va en contra de los derechos de las mujeres y de los niños. Además, hay muchas otras opciones para ser madre, como la adopción o la fertilización in vitro con los propios óvulos y espermatozoides de la pareja.

Algunas personas argumentan que la gestación subrogada es una forma de ayudar a aquellas parejas que no pueden tener hijos de manera natural. Sin embargo, esto no justifica la explotación del cuerpo de las mujeres y la creación de un mercado en el que se compran y venden niños.

En definitiva, la gestación subrogada va en contra de los derechos humanos y de la dignidad de las mujeres. Es importante que se promueva una cultura de respeto y protección de los derechos de las mujeres, en lugar de recurrir a prácticas que las explotan y las reducen a meras herramientas reproductivas. En el caso de Ana Obregón, espero que reconsidera su decisión y elija una opción que respete los derechos humanos y los derechos de las mujeres.

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