La vocación es el mejor pilar de la vida

José Blas Fernández Sánchez

         En el camino de la vida  nos encontramos con distintos recovecos  y obstáculos que a veces por no saber sortearlos y marcar una dirección clara de lo que se quiere y se pretende,  terminamos en otro camino adverso  con vicisitudes y contratiempos del que no sabremos salir y siempre nos arrepentiremos de no  haber estado perfectamente equilibrados en todo ese recorrido que tenemos.

         Hoy, la vocación es la clara inclinación que una persona siente para dedicarse a un modo de vida,   ya sea profesional como espiritual. Por ello,  quien elige por vocación su medio de vida y se inclina hacia una situación a la cual no le ve obstáculos es el claro ejemplo de  quien tiene vocación por algo. La iglesia católica reconoce  las vocaciones de vida matrimonial, religiosa y sacerdotal, pero  lo importante en la vida civil es escoger con verdadera vocación lo que a uno le identifica  y realiza,  lo que le gusta hacer y  piensa en esa tarea vocacional sin esperar nada a cambio pero disfrutando y visualizando el futuro que puede tener en ella

         Todos creemos que la vocación se refiere únicamente a quien ejerce el ministerio sacerdotal o religioso, o quien se entrega sin nada a cambio haciendo algo por los demás, pero si ello es cierto, la vocación hoy está repartida entre todos los quehaceres que la vida nos presenta y que escogemos con naturalidad y cariño el que  más nos gusta y por el que sentimos predilección y aportamos nuestros talentos.

         Esto viene a colación porque si en la vida civil uno estudia una carrera, ya sea universitaria o de otro tipo sin vocación,  está condenado al fracaso y a su vez también fracasa la sociedad de su entorno. Por ello, tras la guerra civil fue  un deseo generalizado  el que los hijos de esa generación tuviesen un título porque parecía que era la panacea para vivir mejor que ellos, con una remuneración digna, pero  en un porcentaje alto se hacía por rutina o imposición, por lo que el fracaso posterior estaba cantado. La titulitis en España ha tomado unos derroteros donde nos creemos que sin  ese título universitario no somos nada o no tenemos puertas abiertas, salvo las “giratorias”, por ello, las universidades ya sienten preocupación porque sobran muchos alumnos que no tienen el mínimo pudor en decir que ni saben lo que estudian ni saben si el día de mañana ejercerán ese Grado o antigua Licenciatura que van a colgar en la pared bien enmarcado. Es más, la formación profesional que ha sido peyorativa por tener menos rango,  ha sido siempre adulterada, de poco contenido  y más o menos que quienes la estudiaban eran personas de segunda división. Pues bien, todo esto que ha envuelto a nuestro país en un fracaso y que muchos titulados emigran porque tienen vocación a otros países, nos está envolviendo en un crepúsculo de adversidades que no tiene parangón, por ello, la clase política que en su 90% se ejercía por personas con vocación de servicio y con entrega  a la sociedad civil como servidores públicos,  se ha venido perdiendo de una forma acelerada en los últimos diez años. Hoy, el político no es por vocación, porque sólo no puede ejercer su inclinación vocacional, por lo tanto, si no ejerce lo que le gusta y desarrolla con ese pilar vocacional  se encuentra que es un eslabón más de la política de hoy,  donde su opinión no es otra que levantar la mano  y hacer o decir  aquello que se le impone dentro del arco político al que pertenece.

         Todo esto demuestra y pone de manifiesto que si en los últimos 35 años los políticos eran personas que transitoriamente ejercían su cometido y se escogían por la vocación o la profesión a la que pertenecían, hoy ya no es así. Da igual lo que seas, incluso lo que pienses,  porque te pondrán a ejecutar  lo que dicen quienes mandan en los partidos como si estos fueran suyos y tendrás que atenerte a esa disciplina que no es más que la  obediencia o coger el camino y marcharte a tu casa, pero claro,  marcharte a tu casa tiene connotaciones económicas, si no has sido un profesional o has ejercido con vocación una inclinación de lo que te gustaba previamente a la política. Por ello, quienes quieren estar en la vida pública pero no comulgan con las imposiciones y adoctrinamientos de quienes son auténticos dueños de los partidos, chocas con un muro y por tanto dejas esas situaciones o puestos políticos para muchos mediocres y gente obediente que nunca te querrán  porque haces sombra y tienes vocación y eso en política no sirve para nada, lo que está demostrando que la calidad  y el acontecer de muchos partidos en una “carrera” para tener un sueldo.

         Por tanto, tiene nuestra sociedad  que volver a planificar los valores  de quienes  creen en esa vocación de servicio público,  en la familia, en la educación, en la universidad y en el trabajo y si esto no se impone, poco recorrido tenemos para nuestra sociedad.

         En conclusión, la llave para incluirse en una sociedad llena de riquezas y valores está en creer primero en ti y no admitir aquello que sea vulnerar tu vocación, pues de políticos  apesebrados, asesores de la nada y aduladores de  líderes ya la sociedad está cansada. De hecho,  el peor fracaso que en estos momentos existe  en España es que el conjunto de los ciudadanos pasan de la política y de los políticos y esa grave enfermedad,  o le practicamos la eutanasia o la rehacemos  con esos pilares vocacionales para cambiar todo este entramado que nos está hundiendo y confundiendo cada día.

  Fdo.: José Blas Fernández Sánchez.

Una respuesta a “La vocación es el mejor pilar de la vida”

  1. Mi felicitación por su exposición.
    Ha indicado con acierto pleno la realidad de la política en España.
    Ni que decir tiene que la comparto de principio a fin.
    Mi aplauso y mi agradecimiento.

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