A nadie se le escapa que acudir hoy a cualquiera de las administraciones públicas es un auténtico calvario, pues entre teléfonos y correos electrónicos que no contestan y funcionarios en teletrabajo, las administraciones públicas son auténticas islas huecas, donde quienes tienen el cometido de atenderlas están en un auténtico anonimato.
Durante los tres meses de confinamiento, los funcionarios, cobraron puntualmente, pero el desarrollo de su actividad fue prácticamente nula, mientras que los trabajadores de empresas esenciales y no esenciales estuvieron a caballo entre el trabajo diario y puntual y los ERTES que en función de su actividad cobraron, pero no el 100% del salario y además tarde, es decir, que la desigualdad fue total porque los pertenecientes a la función pública pararon todos sus mecanismos de control y la gran mayoría, sin herramientas telemáticas para transmitir o contestar los millones de consultas que se les hacían por autónomos, profesionales y ciudadanía en general, estaban en suspenso, por lo que hoy cuando se analiza lo acaecido durante más de un año, la pandemia ha servido para muchos como una pantalla ridícula y abusiva para no trabajar.
Antes de la pandemia quienes acudían a los edificios e instalaciones de las administraciones tenían que ser atendidos sí o sí, porque una aglomeración o una cola de personas para reivindicar sus derechos no se tenía más remedio que atenderlos y responderles verbalmente la solución o denegación a su problema, pero hoy nos damos cuenta de que en la pandemia pese a lo que se dice por el Gobierno sobre la nueva normalidad, quien acude a un organismo público para resolver su problema se encuentra con dos vigilantes de seguridad en la puerta, los cuales son los que verdaderamente mandan en ella. Es decir, te autorizan a entrar o no entrar, te participan si puedes o no acceder a alguna dependencia de dicho organismo, te requieren la cita previa para estimarte o desestimarte tu petición por muy urgente que sea y te comunican si es hora o no es hora de conocer tu reivindicación, lo que termina en que los funcionarios están dentro como las monjas de clausura, donde no puedes verlos más que a través de un cristal y siempre y cuando el vigilante de seguridad te de la autorización y ojo con excederte en palabrerías malsonantes, porque te ponen en lo redondo en la mismísima calle.
Es decir, la pandemia, pese a la situación que ha creado y viciado como tal, la cual no se esperaba, ha cambiado por completo la vida del administrado y del justiciable, porque inclusive para un juicio tienes que esperar en la calle o explicar a dónde vas y para qué vas, cuando tu intimidad debe ser respetada y no maltrecha por unos vigilantes con instrucciones severas que desde dentro se les dice que desde ahí, es decir, desde la raya que marcan los funcionarios no pasa nadie. Es más, con mostradores en las puertas de las dependencias, desde lejos te indicarán si es que alguno quiere, el “vuelva usted mañana que hoy no podemos atenderle” porque no tiene usted cita previa, pero eso sí, luego los funcionarios que no están en teletrabajo, te los encuentras en las cafeterías cercanas de sus dependencias todos juntos y armoniosos desayunando, pues para eso no hay covid ni contagios y su convenio se lo permiten. Pero ojo, no te relaciones con el administrado o justiciable que puede ser un apestado o alguien te va a infectar.
Todo esto, viene ocurriendo desde el 16 de marzo de 2020, donde para algunos ojalá la pandemia dure muchos años más y no lo digo de forma peyorativa pensando en la salud de los españoles, lo digo por el bienestar y acomodaticio trabajo en el que ya desde hace un año se encuentran muchas personas que viven de nuestros impuestos y no digamos de ese teletrabajo que ni tiene control, ni se sabe hasta cuándo va a durar y menos de cómo algunos están paseando por la calle o bien en la playa y con el ordenador en expectativa por si algún correo le envían desde la sede central. Por eso quiero sacar una lanza en favor de los Cuerpos de Seguridad del Estado, pues para ellos no ha existido prácticamente covid, ya que estaban al pie del cañón e incluso predispuestos en el orden público a contagiarse como así ha ocurrido, o el cuerpo de bomberos que es ídem de ídem y tantos miembros de la sanidad, ya sea pública o privada, que han seguido atendiendo a los enfermos porque era su principal misión y sin olvidar las profesiones esenciales que han tenido que atender a millones de trabajadores en su quehacer diario y las administraciones mientras los han hecho sí o sí funcionarios “de la Escala B”, es decir, han descargado sobre ellos millones de competencias para que las administraciones sólo reciban limpiamente la información y documentación por vía telemática. Una verdadera vergüenza, donde si bien muchos y también es cierto lo han pasado mal, como responsables de los negociados, otros no se les ha visto el plumero ni por asomo, pues existen administraciones que incluso han tapado con papeles todas las cristaleras que poseían, así como lucernarios para que no se sepa si dentro de las administraciones había vida.
En resumen, los vigilantes de seguridad son auténticos trabajadores que están de pleno derecho inmersos en una cesión ilegal, porque su labor de parar todo y filtrar lo que ellos consideren los han hecho funcionarios en cubiertos de la administración, por lo que o esto cambia, o el administrado y justiciable empezará muy pronto a rebelarse y a exigir sus derechos, porque como bien se sabe, la administración está al servicio del administrado y no al revés, como está ocurriendo, porque el desgobierno que tenemos ya marca cotas que son de juzgado de guardia y el desamparo hoy del administrado y justiciable es como el que quiere entrar en su casa y no puede porque tiene un okupa que no se lo permite.
PD.: Mi respeto a todos los funcionarios que han trabajado y se han dejado la piel en este año, pero por desgracia han sido los menos.
Fdo.: José Blas Fernández Sánchez.
Menos mal que una persona autorizada como Don Blas FERNANDEZ , dice verdades como puños. Las Administraciones han sido salvo excepciones una vergüenza, gente cobrando sin hacer nada y los de los Ertes aún les quedan por cobrar y cantidades ridiculas. Esperemos que los funcionarios se pongan las pilas pues viven de nuestros impuestos y se creen dueños del cotarro.
Buen artículo. Los funcionarios son los únicos que aún no han retomado la normaldad. Parece que tengan una sensibilidad especial que son los únicos que se pueden contagiar y por eso aun están «escondidos» . Todos los demás estamos al pie del cañón y ellos guardados en cristal y «protegidos» por unos guardaespaldas que hacen bien su papel porque no dejan pasar ni al Papa!!! Que vergüenza de servicio público y lo malo que pagan justos por pecadores porque me consta que hay funcionarios que no desean esto pero claro, lo malo prevalece sobre lo poco bueno que hay en la administración.
Como siempre D. José Blas diciendo verdades como puños y haciendo un análisis exacto de una problemática muy de actualidad y que me sorprende no esté más en el candelero por la indefension que esta situación nos genera a los administrados y justiciables.
Mi opinión es que desde los distintos colegios profesionales y asociaciones de ciudadanos se deberia de presentar una queja formal a los responsables de distintas administraciones para que se acabe de una vez por todas esta anomalía, ya que no veo diferencia entre un funcionario y una cajera de cualquier supermercado por ejemplo que tiene que atender a público. Máxime cuando seguro que ese funcionario seguro que hace su vida normal cuando no está trabajando y tiene contacto con todo tipo de personas.
Enhorabuena por el artículo a ver si lo leen los responsables de turno.
Volvemos al»vuelva Vd mañana»
De verguenza. Pero cierto. Y no protestes, pues es peor. Bravo Pepe. Mas fuerte, quizas, pero no mas claro. Un abrazo
Es asombroso comprobar como los organismos públicos ponen a estos vigilantes como parapetos para que los funcionarios en sus despachos estén tranquilos, no les molesten, no cojan los teléfonos y no hagan la mayoria ni el huevo. La pandemis ha sido utilizada como moneda de cambio por estas pandillas de personas que les pagamos con nuestros impuestos y luego nos echan a gorrazos desde sus despacho, autoseñalándose horarios que nunca son los que antes del Covid existían. Han cobrado puntualmente sus sueldos y muchos sin aparecer por el trabajo y amparados en la pantomima del teletrabajo lo cual ha sido una de las grandes mentiras de este sistema y así no se enfrentaban a los ciudadanos y daban la cara estos pobres vigilantes que amparados en sus grilletes y porras, imponían el «respeto» de quienes protestaban o alzaban la voz. Felicito a este articulista pues sabe lo que escribe y aquí el país lleva mas de un año parado sin que nadie de un golpe en las Administraciones, salvo los Jefes que tenían que hacer frente a los dictados de Madrid o de a JUnta si olvidar el Ayuntamiento y Diputaciones, otra enjambre de parásitos que se han quitado de la vista y han estado en sus casas viendo la tele o tomando cervezas en bares y chiringuitos y muchos como yo, son cobrar los Ertes que nos pagaban la mitad y tarde. España va de culo con estos gobernantes profesionales de la política y vividores de nuestros impuestos.
La pandemia ha hecho realidad el sueño del 99,99% del personal administrativo de la Función Pública. Cobrar y no trabajar.
Ni siquiera se han tomado la molestia de poner un mostrador de atención inmediata o de consultas breves. Trabajo como vigilante de seguridad en un CAISS de la Costa del Sol. El argumento que da la dirección de las oficinas es que sería como sacrificar un puesto de trabajo. De risa, pues les pagan para precisamente atender al público. De vez en cuando, asoman sus cuerpos a la puerta pero como haciéndote un favor, a ti y al usuario. Supuestamente, sus prioridades son un buzón de trabajo telemático (que no suelen llevarlo al día) y unas citas de atención telefónica que valen más bien poco, en cuestión de solvencia de trámites. Grupos de personas enojadas e impacientes que ansían poder entrar cada mañana. El personal de seguridad está llevando sobre sus hombros el desequilibrio de una Administración que desde el primero al último no están dispuestos, por el momento, a conjugar límite de aforo con una atención de calidad para el usuario. Tampoco las empresas de seguridad han sabido acotar y delimitar claramente hasta dónde deberíamos llegar. Muy triste y frustrante no poder cambiar esta dinámica de trabajo. Insisto en que se puede armonizar el límite de aforo con una atención de calidad, pero quien podría hacerlo no quiere.
Se puede ser más soplagaitas pero no tener más mala leche. Ya estamos con lo de siempre, los funcionarios son los que viven y tal y tal. Mire usted, señor funcionario frustrado (puesto que detrás del que critica al funcionario está el que quiso y no tuvo la aptitud para serlo), los funcionarios no decidimos qué servicios eran esenciales o no, eso fue el gobierno el que lo decidió, y hubiéramos aceptado de buen grado el trabajo, presencial o telematico, que se hubiera aprobado. Dicho esto, hubo funcionarios que tuvieron que trabajar más, menos o casi nada, en función de lo acordado. En cualquier caso se volvió al trabajo a tiempo completo y presencial cuando aún millones de personas estaban en ERTE (gracias a Dios, porque han salvado a familias, empresas y puestos de trabajo) y siguieron estando muchos meses más, esto es, cuando millones de personas tenían que ser ayudadas los funcionarios seguíamos cotizando y contribuyendo, a cambio de nuestro trabajo, que parece que nos pagaran a cambio de nada, y le aseguro que hay más servicios públicos aparte de las fuerzas de seguridad, que tanto les gustan a ustedes, o la sanidad.
Con mucho desprecio da usted por hecho que el que trabaja se toca las albóndigas y que no hay control, se equivoca usted en ambas cosas.
En lo que respecta a los controles de acceso, a no ser que usted sea un negacionista de baja ralea, tienen un sentido estrictamente sanitario, evitar en lo posible la presencia en interiores de personas que no comparten un núcleo de convivencia. Y si usted ve a funcionarios desayunando, pues ve juntos a personas que ya comparten un espacio toda la mañana, su grupo «burbuja», que dicen.
Yo sólo quiero contarle , por último, para que usted lo disfrute, aquello que me dijo un buen día un señor con nulos estudios pero muy mala leche : «yo arreglaba España en un día, echando a la mitad de los funcionarios a la calle.»
Soy funcionario de una de las administraciones que cita este señor. Tengo que decirle, en primer lugar, que hace ya muchos meses que, al menos en mi organismo, dejó de funcionar el teletrabajo, y algunos meses más que los propios funcionarios pedíamos volver con normalidad a nuestros puestos. En segundo lugar, somos los propios funcionarios los que pedimos comenzar a trabajar de cara al público, y son nuestros servicios centrales los que siguen empecinados en que se trabaje a medio gas, con citas previas hiper restringidas y casi sin poder atender a los ciudadanos, que son a los que nos debemos. Y por último, que aunque hay de todo, le puedo asegurar que, al menos los que yo conozco, ningún funcionario suele escurrir el bulto, y todos trabajan hasta el punto de que muchos sacrifican su salud por la presión a que se nos somete, en busca de objetivos, plazos de resolución y cosas así. Y en cualquier caso, en todas partes cuecen habas, así que si ve ese comportamiento en la administración, que no dude y lo denuncie con nombre y apellidos. A lo mejor se lleva una sorpresa. O nos la llevamos nosotros, quién sabe, si hablamos de cómo se trabaja en sus «dominios».
COMUNICADO A LOS COLEGIADOS
ATENCIÓN AL PÚBLICO EN LA SEDE COLEGIAL
Cádiz, 16 de marzo de 2020
Estimado/a compañero/a y amigo/a:
Con la entrada en vigor del Real Decreto 463/2020, de 14 de marzo, por el que se declara el estado de alarma para la gestión de la situación de crisis sanitaria ocasionada por el COVID-19, para evitar la propagación del CORONAVIRUS, te ruego que para contactar con este Excmo. Colegio Of. de Graduados Sociales de Cádiz y Ceuta, lo hagas en el telefóno: 956 270938 o al correo electrónico: colegio@graduadosocialcadiz.com, quedando suspendida temporalmente la atención al público de forma presencial.
Lo que te traslado para tu conocimiento y a los efectos oportunos.
Un abrazo.
Fdo.:José Blas Fernández Sanchez
Presidente
A los anónimos cobardes no se les hacen caso.
Aquí en este artículo se dicen verdades como puños, aunque les duela a estos funcionarios que se esconden detrás de los mostradores de metacrilato y luego están todos juntos sin mascarillas en los bares cercanos de los organismos desayunando.. mientras estabais en vuestras casas con la pandemia muchos autonomos y trabajadores estábamos sin cobrar nada y vosotros con vuestro sueldo sin tocarle nadie.