La mayoría de las veces, cuando nos metemos en la cocina, lo hacemos con la receta que vamos a hacer en la cabeza, conociendo de memoria todos y cada uno de los pasos que debemos seguir (por ejemplo, para hacer una tortilla, una empanada, o un bizcocho de yogur para el desayuno) y no necesitamos consultar ninguno de sus ingredientes ni procedimientos.
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