Entrevista a Francisco Benítez Aguilar

Una vida dedicada a la divulgación y al arte

Por Manu. AM

Escribo desde niño. Nací en el año de poca gracia y penuria de 1950 en Medina Sidonia. A los catorce años, mi familia se trasladó a Cádiz. Desde los diez años, me dio por escribir.  Mi primer trabajo remunerado fue a los 16 años, en la oficina de los cines Nuevo y Maravilla, de Cádiz. Me encargaba de ingresar la recaudación del día anterior, leerme las fichas de las peliculas y de hacer breves reseñas que llevaba a Diario de Cádiz y a las emisoras de radio, para hacer la «cartelera». Luego empecé con colaboraciones en Diario de Cádiz y la Hoja del Lunes, de la Asociación de la Prensa sin cobrar, hasta que el trabajo era tanto, que planteé dejarlo si no me pagaban. Y me pagaron. desde 1978 y hasta 1991, era redactor responsable de los suplementos dominicales y especiales de Diario de Cádiz. En 1991, dejé Diario de Cádiz, porque me ofrecieron ser Jefe de Sección en El Periodico de la Bahía, y posteriormente Redactor Jefe, hasta el cierre de ese diario en 1994. En 1983,  publiqué mi primer libro, una biografía de Mariano Pardo de Figueroa, ‹El Doctor Thebussem’. A partir de ahí, no he hecho que investigar y escribir. Tengo la acreditación de Periodista colegiado estatal e internacional desde 1991, con el respaldo de la Asociación de la Prensa de Cádiz y de la de Madrid.

En Radio, escribí y dirigí los programas de ‹Recuerdos de nuestra tierra’, sobre historias de Cádiz, en la SER, COPE, Onda Cero y RNE. En esta última trabajé como colaborador de informativos, hasta que Radio Juventud se intregó en RNE. También escribí y dirigí Teatro para la radio, en Radio Popular de Cádiz, COPE.

Porque me daba vergüenza firmar tantas páginas en Diario de Cádiz y otros medios repitiendo mi nombre. Por eso utilicé pseudónimos como Abderramao El Kfé, Coral Huseca Gramaja (Andalucía) y Ser Francis Cobenit y Paco o Francisco según temáticas.

En mi ciudad natal, Medina Sidonia, no existía ninguna referencia que destacase a dos de sus más ilustres hijos, entre otros muchos, de las artes, la literatura, la política o los ejércitos.

El del doctor Thebussem lo ideé gestioné y coordiné por mis buenas relaciones con la Dirección General de Correos y el Museo Postal, al ser yo miembro de la Academia Iberoamericana y Filipina de Historia Postal. Involucré a la Capitanía general de Marina de San Fernando y la Diputación de Cádiz y se realizó un matasellos conmemorativo especial y actos en Medina Sidonia y Cádiz. Encargué al escultor ya fallecido, Fernando Benítez, el busto que se colocó en Medina Sidonia en la plaza de la iglesia de la Victoria, que posteriormente han trasladado a la esquina de la calle Hércules.

El del Almirante Pascual Cervera, en 1986, logró congregar a una gran representación de la Marina Española en Medina Sidonia y también al Correo español. Encargué el busto del Almirante Cervera al escultor de la Línea, Ignacio Falgueras, y se rotuló la avenida de entrada a la ciudad como Avenida de la Marina Española. El busto se colocó en un día grande de fiesta en la ciudad con desfile militar, en el parque de El Caminillo, aunque después de algunos años de abandono, se ha colocado en las inmediaciones de la Iglesia Mayor.

Otro evento que promoví en Medina Sidonia fue la Semana de la Paz, en 1987, con la instalación en el Parque del Caminillo de una estatua a tamaño natural de una mujer desnuda, soltando una paloma, obra también de Ignacio Falgueras, en la que invité a inaugurarla a la actriz y cantante Teresa Rabal y a su marido Eduardo Rodrigo. Esa estatua ha ‹desaparecido’ en alguna finca de la localidad. 

En 2008 me propuse organizar en Adra, ciudad costera de Almería, en el límite con Granada, donde trabajaba en mi periódico Noticias del Sudeste, un certamen internacional de cortometrajes, con la idea de que todos los cortos se produjeran allí, en 24 horas y se exhibieran en el Centro Cultural, que cuenta con una sala teatro para mil localidades. Presenté el proyecto en Madrid y con el apoyo de la empresa Cinemavip, a través de sus redes sociales, llegó a todo el sector cinematográfico de toda España y algunos puntos del extranjero. Hice las bases, por las que los participantes enviaban sus proyectos y necesidades de rodaje, tanto en localización como en extras o figurantes y elementos para la producción, así como alojamientos.

Al final fueron 16 producciones simultáneas, con distintas localizaciones y más de trescientos actores, extras, técnicos y la participación de muchísimos vecinos.  La gala final, estructurada a la manera de los Oscars, duró más de cuatro horas, con el visionado de todos los cortometrajes y la entrega de premios con numerosas actuaciones musicales en directo. 

Ese mismo año y en la ciudad de Vícar, Almeria, organicé la versión española del Manhattan Short Festival, de Nueva York, que cada año selecciona los diez mejores cortometrajes y se proyectan en salas de todo el mundo que, simultaneamente, deciden los ganadores por votación del publico. La presentación la hicimos en los cines Princesa de Madrid, de la mano del entonces presidente de la Academia del Cine, el director Alex de la Iglesia. 

A estas alturas, no sé cuál de ellas, porque todas tuvieron su sentido a la hora de plantearlas. Las que están por venir, sin duda.

Me gusta la investigación histórica, leer muy pocos libros e investigar en las fuentes primarias, los documentos y manuscritos originales, en los que todo está por contar. He escrito ensayos, historia, biografías, novelas, teatro, poesía. 

Fue enriquecedora y dinámica. Escribir opinión sobre la información caliente, del día, es una tarea apasionante y más coordinar un equipo de muchas personas, periodistas que cada mañana se enfrentan a una página en blanco que hay que cubrir con la realidad de la calle. No todos los periodistas valen para eso y a veces nos topamos con trepas, aprovechados de su posición, explotadores de otros compañeros y limpiachaquetas. Es un mundo muy desconocido, porque los periodistas hablan siempre de los demás, pero muy pocas veces de lo que les mueve.

Los escritos del Doctor Thebussem. Copié su estilo cervantista, el modelo epistolar. Me introduje en la Historia Postal, de los correos en España e Hispanoamérica y muy pronto me atribuyeron cierta fama de polémico, incluso de experto, sin serlo, hasta que gracias a mis artículos me propusieron como nominado al Premio Nacional de Filatelia. Mis obras están en el Museo Postal de Madrid. Escribí en Diario Filatélico, Crónica Filatélica y otras revistas del Grupo Nexo, de Madrid como columnista fijo.

Mis contactos con todas las embajadas árabes y la Liga Árabe y la constatación que no existía hasta entonces un programa de radio bilingüe hispano árabe. La idea cuajó e hice de productor y director del programa que se emitió en Radio Intercontinental de Madrid en 1995 y primero meses de 1996. Hasta que un infarto cortó aquella actividad.

Del primero soy cofundador y tengo buenos amigos, pero ya no asisto a sus sesiones mensuales, porque atiendo otras actividades. En el Ateneo de Cádiz, su presidente de entonces, Antonio Orozco Acuaviva me invitó a ingresar en 1985, porque yo acudía a todas las convocatorias y hacía referencias a ellas en los periódicos. Allí conocí a grandes escritores e historiadores gaditanos. Con la solemnidad entonces acostumbrada, ingresé solemnemente en enero de 1986, tal como se recoge en el anuario del Ateneo.

El sueño: Que Cádiz vuelva a contar con una Casa de Comedias, como la creada en 1608, y sea una canalización para la cultura escénica, sin ataduras políticas, para fomentar la creatividad, la formación teatral y se cauce de expresión para quienes se sientan atraídos por las artes escénicas. El teatro no debe estar en manos de programadores que piensan antes en la subvención -o el sometimiento- a los políticos de turno, que en generar obras de calidad que atraigan al espectador. Por otra parte, no se aprovecha la capacidad creativa que surge del carnaval para fomentar una industria cultural paralela que viva al margen del concurso de agrupaciones.

De una obra en particular no. Lo importante es que el amante del teatro se implique y no se tome la asistencia a los ensayos como un ‹taller’ de formación o un pasatiempo. El teatro, incluso a nivel de aficionado, es compromiso, es aprendizaje a convivir en grupo, a integrarse en la estructura de un proyecto y a transformarse en un personaje, tratando de impregnar a ese personaje, dándole vida. El actor o actriz debe desaparecer de la escena, para encarnar a los protagonistas de las obras, con dedicación, con talento y humildad, porque el actor no es nada, sin un escenario, sin sus compañeros, los técnicos, las luces y las tramoyas. 

Queda mucho por hacer. Los círculos que controlan la actividad de programación teatral son muy cerrados y hay mucha pantomima de solidaridad. Son muy pocos los que pueden vivir del teatro y la mayoría miente sobre su situación económica. Hacen teatro fuera del teatro y muchos no tienen donde caerse muertos. No está muy definida la línea de aficionado, amateur, profesional, y hay ‹compañías’ hechas para una sola obra y grupos que tienen trabajo bajo la careta de aficionados, pero que no cotizan ni pagan derechos de autor. 

Es un honor. Es emoción de pertenecer a un grupo de personas que creen en la figura y la obra de San Juan de Dios que en los últimos diez años de su vida supo, sin proponérselo, en crear una orden de asistencia al enfermo necesitado en la ciudad de Granada, que acababa de salir de la guerra, pero no de la separación de clases ni religiones. Aquella semilla se extendió por todo el mundo con una nueva manera de atender a los enfermos, que no existía, separándoles según su dolencia y prestando atención a quienes llamaban a la puerta o se encontraban tirados en la calle. En Cádiz, los hermanos de San Juan de Dios llegaron en 1586, a petición del obispo García de Haro, y es falso que los actuales poseedores de la iglesia de San Juan de Dios fueran en alguna ocasión dueños de ella. Hablan de ser inmemoriales, pero es evidente que eso no es cierto, porque puedo demostrar que tienen una fecha de fundación muy posterior a la llegada de los hermanos de San Juan de Dios a Cádiz. Puedo decir abiertamente que la Hermandad de la Santa Caridad está como propietaria de la iglesia y hospital de San Juan de Dios, por una mentira consolidada con el tiempo. 

Creo que al no estar viviendo en Granada, mi labor de estos últimos quince años es, además de divulgar la figura y la obra de San Juan de Dios,  seguir intentando que la Hermandad de la Santa Caridad manifieste alguna vez que el templo gaditano no es suyo, como no lo es la capilla de San Pedro, con una tribuna y dos balcones a la plaza que han usurpado a la Ciudad de Cádiz, su legítima propietaria.

Es una institución oficial de la Dirección General de Correos de España, con vinculación con todos los correos de Iberoamérica, incluidos Portugal y Filipinas. Soy académico de honor, pero no he hecho méritos para ello, donde destacaron literatos como Camilo José Cela, o todos los ministros iberoamericanos que rigieron el Correo. Aporto algunos estudios como la historia de los correos en Iberoamérica y Portugal en los siglos XIX y XX, o sobre la Posta española desde el siglo XV. Pero mi aportación es insignificante, a la vista de lo que hay en el Museo Postal de Madrid.

Hacer el montaje de las obras de teatro ‹La silla vacia’›, ‹La corteza del Tamarindo y ‹Granada será…› Encontrar actores, actrices y técnicos que quieran ponerlas sobre los escenarios. En otro orden de cosas, preparo una nueva obra literaria sobre el Padre Loring, tras publicar su Diario secreto; una historia sobre San Juan de Dios, otra sobre los Franciscanos descalzos de Cádiz, y una apasionante historia documentada sobre personajes peruanos vinculados a Cádiz, vinculación que es prácticamente desconocida, pero de enorme importancia para las historia de Perú y España.

Te avisé que no quería entrevistas porque no sabría que contar, pero ya puestos, cumplo con el compromiso adquirido. Un abrazo.

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