Bajar el balón al suelo

Antonio Rivas

La diferencia entre los futbolistas de primera división y los de tercera no está tanto en el físico como en sus habilidades técnicas. Todos los equipos necesitan un líder, alguien que cuando el partido esté descontrolado sepa bajar el balón al suelo y dar sentido al juego del equipo. Alguien, que pese a los gritos de la afición rival, nunca pierda la esencia que le llevó ahí y no confunda su forma de jugar al fútbol con la que tiene su adversario.

Esta especie de plaga bíblica en forma de pandemia ha trastocado los planes de todos, y por todos me refiero desde a la panadera a la que compro el pan cada mañana en la calle Hospital de Mujeres de Cádiz, como a la princesa Leonor que se encuentra confinada por un positivo en su clase. La pandemia, insisto, nos ha cambiado a todos, pero nuestros principios rectores deben seguir firmes cual columnas jónicas.

Este pasado lunes, el presidente andaluz Juanma Moreno, anunciaba el plan #AndalucíaEnMarcha. Este plan, que cuenta con el apoyo de Vox, incrementará el gasto público en 3.450 millones de euros entre el periodo 2020-2023. Al mismo tiempo, el presidente ha afirmado que pese a la evidente caída de la recaudación, en los presupuestos en los que ya trabajan para 2021, no subirá los impuestos. Con todo ello, la hipótesis más plausible no es otra que recurrir al endeudamiento, por lo que o negocia con el ejecutivo central la posibilidad de volver acudir a los mercados, o las cuentas no salen. Aun saliendo las cuentas, también me preocupan estas, porque si no sólo es la deuda pública de la administración general del Estado la que se va al 114% del PIB, sino también la autonómica, serán los más jóvenes los que tendrán que pagar este banquete al que cada veda vez se apuntan más comensales. Teniendo en cuenta que el paro juvenil en España es el mayor de toda la Unión Europea y que Andalucía se sitúa en la parte alta de las autonomías en esta deshonrosa clasificación, no parece la mejor de las ideas confiar todo a un efecto multiplicador del gasto público que puede no llegar nunca.

En las circunstancias actuales, es razonable pensar que habrá que salir de esta crisis con políticas expansivas aunque se pueda llegar a perder de vista el rigor económico. Es como cuando un defensa central pega un pelotazo buscando que los delanteros luchen por ese balón dividido (aunque esa no deba ser la tónica habitual del equipo…) pero ¿tenemos alguien que sepa bajar el balón al suelo y que oriente el juego del equipo a las estrategias practicadas en los entrenamientos? ¿Es normal que el gobierno que acaba con el monopolio del PSOE-A realice una política expansiva más propia de socialdemócratas que de liberales? ¿Por qué no mejorar las condiciones de los autónomos aplicando en ejercicio de la autonomía andaluza lo que está defendiendo Casado en Madrid que básicamente consiste en no pagar la cuota de autónomos si no tienen ingresos o dar una contraprestación pública en caso de pérdida del 40% de los ingresos y no del 75%? Otra idea razonable podría ser una nueva rebaja del IRPF como está haciendo la presidenta Ayuso en la Comunidad de Madrid o incluso rebajar los impuestos al ahorro a condición de que sean reinvertidos en Andalucía.

Es cierto que la pandemia ha trastocado los planes de todos, pero a simple vista, pareciera también que hubiera cambiado al gobierno del cambio. A mí como votante me deja un poco aturdido. Es como cuando la afición no comprende a que juega su equipo, y eso es peligroso a medio plazo. Si hemos dicho que es razonable una política expansiva aunque el endeudamiento nos lleve a incumplir la regla de déficit, este gobierno andaluz debe tener claro cuales han de ser sus prioridades, y estas, deberían ir más allá de tratar de hacer eficiente la agenda ideológica del PSOE-A y tener su agenda propia o más pronto que tarde, en cuanto tengan un candidato que goce de mayor aceptación en las encuestas, van a volver a San Telmo.


Fdo. Antonio Luis Rivas Rodríguez
Graduado en Derecho y Economía
Actualmente cursando un Máster sobre Unión Europea y opositando a alto funcionario europeo.

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