Francisco Chaparro nos sumerge en la lectura ligera, adictiva y a su vez perturbadora. ¿La fórmula? Combina a la perfección trazas de realidad junto a elementos de un más allá tan cercano como tangible.
La voz narrativa que encarna cada una de las historias que componen este recopilatorio de relatos de terror se desenvuelve con un lenguaje efectista que, a veces podría resultar rayano con lo arriesgado, aunque el autor lo resuelve con éxito, debido al uso y dominio de una adjetivación profusa que adquiere una dimensión muy visual de aquello que Chaparro nos está contando.
Este aspecto nos recuerda a los grandes contadores de historias y leyendas que tod@s hemos conocido en alguna ocasión en el clásico campamento de verano, o durante una inquietante noche de Halloween.
El escritor vuelve sobre sus pasos…
La singladura Chaparro en el relato de terror se podría denominar una carrera de fondo. Durante muchos años, ha bebido de voces autorizadas del género. Algo que le ha permitido cultivarse como lector y formarse como escritor hasta llegar a obtener una voz propia muy reconocible. Gracias a ello, exhibe un dominio notable del género, sustanciándolo en aquello que nos rodea. Logrando crear escenarios que implican hábilmente al lector: consigue despertar el miedo acercándonos a los límites más mundanos y terrenales de la propia razón, incluyendo elementos sobrenaturales.
En definitiva, “Un extraño caso de Diógenes” constituye una apuesta ganadora para aquellos que buscan pasarlo contradictoriamente bien y mal, de la mano de un puñado de relatos contados con destreza y mucho gusto por lo aterrador. Ténganlo claro, si ven este libro en cualquier estantería o escaparate, no lo duden…háganse con él. No se arrepentirán. Eso sí: deben de estar dispuestos a pasar mucho miedo.