El pasado 1 de mayo, con motivo del Día Internacional del Trabajo, hemos visto muchas ciudades con legítimas manifestaciones de los distintos sindicatos españoles, donde curiosamente reivindicaban lo mismo que los Ministros del Gobierno. No conozco una manifestación en el Día del Trabajo donde once Ministros del actual Gobierno, en la segunda fila de la pancarta, aparecieron dando discursos, manifestándose contra la derecha y la ultraderecha y jugando con jornadas reducidas, mayor empleo, mejores contratos y mayores salarios en su conjunto. Es decir, que los aproximadamente 57.000 liberados que existen en España de los principales sindicatos como son UGT y CCOO, que quienes les pagan son las empresas de sus bolsillos y las administraciones de nuestros impuestos y tienen aproximadamente un coste de 1.600 millones de euros al año. Curiosamente, sindicatos que ocultan el número de liberados y que el Gobierno que lo sabe nunca es transparente en decir este número de personas que viven del resto de la sociedad.
Ver a la Ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, agitando masas e insultando a la oposición de este país y versando sobre el fango y la democracia para congraciarse con los sindicatos que se manifestaban es altamente vergonzoso, porque en lugar de buscar soluciones congruentes para abortar casi los cuatro millones de parados que tenemos y no tener al fondo de pensiones en quiebra absoluta, misión que debe evitar precisamente el Gobierno, se fotografían los 11 Ministros reivindicando lo que ellos no arreglan y lo que es peor, mintiendo sobre mejoras socio-laborales cuando ellos no pagan y quienes corren con el gasto son las empresas y autónomos. Estos Ministros que les gusta una pancarta para aparentar y gritar lo que no saben, deberían ser más serios en estas actuaciones y explicar que los sindicatos deberían vivir de sus propias cuotas y de sus afiliados que los mantengan, pero no, viven del dinero que todos pagamos de nuestros impuestos o de esa liberación eterna de algunos, que en su vida han visto un cincel y un martillo, ni se han puesto un mono para trabajar y que año tras año están vegetando en sus cargos y su “único trabajo” es salir el 1 de Mayo dando gritos, reivindicando siempre lo mismo, pero sin dar soluciones a las empresas y colaborar para un mejor empleo.
La situación del día 1 fue francamente bochornosa porque me recordaba aquellos tiempos del sindicato vertical, donde con juegos florales, tablas de gimnasia y otros artilugios se exhibían en muchos estadios para hacer sus pinitos y que los Ministros del ramo les viesen, les aplaudiesen y todo quedaba en un espectáculo circense al igual que hoy, donde tamborileros aperturan las manifestaciones, banderas de plástico de todos los colores, incluyendo la Republicana y acompañados de familiares, parientes y bienhechores rellenan las calles para manifestar que están defendiendo a los trabajadores, los cuales muchos ni conocen y luego discutir sobre el número de manifestantes, donde nunca el engorde que se hace es realidad.
El espectáculo no va en armonía con la realidad. Reivindicar menos trabajo, más empleo y mayor sueldo, así como más derechos laborales es como sacar pecho y tener conquistas laborales, algo incierto porque el desempleo está aumentando, los comedores sociales con grandes colas están sin alimentos y olvidar que sus cotizaciones posiblemente no les sirvan para una pensión el día de mañana, pues el desempleo juvenil aumenta, los jóvenes se marchan de España buscando trabajo y las mujeres desgraciadamente siguen teniendo un techo de cristal para poder colocarse. Pero eso sí, los liberados no dejan sus cargos y prebendas.
Toda esta pantomima que se lleva cabo como las declaraciones de Pepe Álvarez que no le conozco trabajo alguno, es sólo para la foto y para el protagonismo de algunos, ya que tanto hablar de las 35 horas para empleados públicos o una jornada completa de 30 horas sin reducciones de sueldos es todo un brindis al sol, porque los Ministros que lo acompañan son los que deberían dar ejemplo, rebajarse sus sueldos, quitarse asesores y vivir en pisos pagados por ellos, pero si quienes gobernasen fuesen partidos de centro-derecha seguro que el panorama hubiese sido distinto. Todos estos liberados y sus amigos que los acompañan seguro que hubiesen quemados contendores, cortes de calles y gritos contra el Gobierno con cargas policiales, pero claro, a los que tienen que gritarles, pedirles mejores condiciones y que les sigan pagando esos millones que se destinan a las centrales sindicales iban con ellos, chillaban junto a ellos y agitaban contra otros. Así lógicamente es muy fácil manifestarse el 1 de mayo y estar protegidos por quienes tienen obligaciones de apoyar y no agitar a estas 82 manifestaciones que se han celebrado en España.
Desde luego ver a tantos Ministros (la mitad de un Gobierno) gritando como si estuviesen liberados y fuesen ellos los perjudicados, me recordaba con mucha mejor clase y estilo al extinguido Sindicato Vertical, porque ver que tras el periodo de reflexión de Pedro Sánchez el Gobierno ha querido escenificar la unidad llevando a 3 vicepresidentas y 8 Ministros ha sido un auténtico espectáculo circense y ha restado la verdadera credibilidad que tiene el Día Internacional del Trabajo y todo en amor y compañía para meterse con la prensa, hablar de la regeneración política y una cadena de palabras huecas para mantenerse de la olla gorda y vivir de la sopa boba.
Fdo.: José Blas Fernández Sánchez.
Deberían cortarle el grifo a estos sindicatos y vivir de las cuotas de sus afiliados, pero claro los afiliados no pagan ni para pagar la luz. Tienen edificios que tampoco pagan y luego no se meten contra el Gobierno porque viven de nuestros presupuestos. Si se pagasen ellos habrían menos liberados y menos vividores de no hacer nada. Lo de los 11 ministros jaleando las manifestaciones es de bochorno y de gentuza vividora. !!! Que pena de España y cuánto dinero nos cuestan estos parásitos!!!!
Magnífico artículo , hablando claro y diciendo verdades
En una ocasión ya manifesté mi opinión sobre los dirigentes de los dos grandes sindicatos.
Estos representantes de los trabajadores no se les cae la cara de vergüenza es más ellos se consideran como gente importante, se creen que son ministros los ve en televisión con esos aires de prepotencia que da asco .
Si tuvieran que manejarse con las cuotas de los afiliados no quedaría ninguno, pero claro con las subvenciones que les da el gobierno viven a cuerpo de rey y eso les da autoridad para decir y pedir la Luna.
Muy buen articulo, desgranando a la lacra que son los dirigentes sindicales. La pena es que cuando cambie el gobierno el que entre no será capaz y no tendrá los arrestos de cambiar el sistema.
Como no tienen pudor,ni la más mínima honradez, pues mienten con entera impunidad. Gran articulo
. Claro y veraz,como siempre
Buen artículo, claro y contundente. Esto ya es una locura total. Nada está en su sitio y el Gobierno ya no sabe qué le corresponde hacer. No sé dónde llegaremos, pero el camino se ve difícil y desolador. Esto se parece cada vez más a Venezuela!!