Perro que no ladra |Blanca Cabañas

Inquietante y oscuro thriller, esta novela negra nos ubica en el sur de Andalucía, en la costa gaditana y más concreto en una barriada rural de Chiclana de la Frontera (de donde es oriunda la autora). Y es que a pesar de que Chiclana es conocida por su luz argentina, por sus playas de ensueño, sus bosques de pinares y su buen clima, Blanca ha sabido transformar ese entorno paradisiaco en un escenario tétrico y lúgubre aprovechando la consecución de días grises que a veces tenemos por estas latitudes.

Lara, protagonista de esta novela es una joven veinteañera que, tras años alejada de su Chiclana natal y su familia por ciertas desavenencias, vuelve al hogar que tuvo que dejar a los 14 años para reencontrarse con su enigmática madre, su hermana, así como con sus amigas de antaño, que para nada la han olvidado.

Contada en dos espacios temporales (adolescencia y presente de Lara) la vuelta al hogar no trae tranquilidad para la protagonista sino un aumento del resquemor que todavía la separa de su madre, y una serie de enigmáticos sucesos que ponen en alerta a Lara que comienza a entrelazarlos con otros sucesos que acaecieron en su adolescencia y que terminaron de forma abrupta con la desaparición de una de sus amigas.

La “inestabilidad emocional” del personaje y de aquellos que la rodean, hacen de esta novela una lectura bastante perfilada en cuanto a profundidad de los caracteres. En ella vemos la importancia de cerrar las heridas, de no anclarnos en el pasado, pero tampoco olvidarlos, y cada uno de sus párrafos se nota la mano profesional de la autora. El tema de la “conciliación familiar” está también muy presente en esta novela donde vemos distintos casos de familias desestructuradas, y es que nada es idílico en esta vida de poses de Instagram. 

Blanca sabe además crear una ambientación única, un ambiente denso, donde nadie es quien parece ser y donde los secretos familiares se esconden en el más profundo de los sótanos o entre la arboleda de un bosque de pinares, todo ello con una prosa sencilla, liviana y que invita al lector a inmiscuirse en la vida de unos personajes que parecen guardar infinidad de misterios.

Los giros de trama no defraudan, pues el lector ve recompensada sus sospechas con un final apoteósico y vertiginoso donde todas las tramas se unen y donde cada personaje muestra su verdadera cara, cada cual en el lugar que le corresponde en todo el entramado criminal y terrorífico que se esconde entre los pinares de una barriada rural de Chiclana.

Destacar la estupenda pluma de la autora, la buena estructura de la historia, con capítulos cortos, pero de mucha intensidad, personajes bien definidos con desarrollos complejos que dan veracidad a la historia, y en la que lector siente el desasosiego constante de pensar que algo así podría suceder en su vecindario. 

La elección del título merece una mención aparte pues personalmente me parece de un macabro exquisito.  Una lectura adictiva de principio a fin.  

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