Marisol Cabrales Sánchez
La novela que nos ocupa en esta ocasión es el nuevo trabajo de Benito Olmo, consagrado autor de novela negra que, en esta ocasión, ha dejado aparcado a su famoso Manuel Bianquetti para crear nuevos personajes, localizaciones y misterios.
La literatura y, en especial, los libros como objeto de coleccionismo tienen un papel central en esta historia. Con una protagonista como Greta, sagaz investigadora de libros raros y valiosos, los amantes de la literatura tenemos disfrute para rato.
Tras un patinazo en su carrera que deja su reputación y su cartera tocadas, Greta no podrá negarse a un nuevo encargo: descubrir qué fue de una biblioteca privada familiar perdida durante la II Guerra Mundial. Dicha investigación le llevará a viajar por varias ciudades europeas, con especial protagonismo de Berlín, donde descubrirá que los nazis perpetraron el mayor robo de libros de la Historia.
Página a página se va haciendo cada vez más evidente que se trata de la novela más ambiciosa del Benito Olmo: el nivel de documentación es altísimo, el ritmo que sigue la trama está medido al milímetro y las transiciones entre lugares llevadas de forma magistral. A destacar los personajes, impredecibles y que encandilan tanto para lo bueno como para lo malo.
Su trama no deja respiro sin caer en lo fácil: los giros que tiene, aun siendo inesperados y espectaculares, son coherentes.
Recomendable tanto para el lector neófito como para los más experimentados en novela negra y policíaca. Una novela de calidad, adictiva y que cuenta con multitud de guiños literarios, destacando un precioso homenaje a cierto autor español de novela gótica europea cuyas siglas son CRZ y que también expresó su amor por los libros en una inolvidable tetralogía.
Planta:
Pino piñonero (Pinus pinea): aunque el árbol arde con mucha facilidad, sus semillas, paradójicamente, son pirófilas. No sólo aguantan el fuego, sino que necesitan de él para abrirse y generar nueva vida.