Entrevista a Carlos Naza

Carlos Naza es un pseudónimo que surge allá por el siglo pasado, cuando conecté a través de Internet con una comunidad de escritores que se llamaba Grupo Búho. Por entonces se utilizaban nicks para identificarse. Yo utilicé el de Nazarí (por la zona en la que vivo). Después, con el contacto diario, ese nick de Nazarí se redujo, como ocurre cuando hay un trato más familiar, en Naza. Fue  a raíz de publicar mi primer libro que le añadí mi nombre, el de Carlos para formar  el nombre con el que firmo mis libros.

Hice Formación Profesional Rama Administrativo en la Universidad Laboral de Málaga. Entré a trabajar bien pronto, con 14 años, y mi formación interna fue la que me sirvió para crecer dentro de mi empresa, hasta ocupar puestos de responsabilidad dentro de la misma. Luego, hice el acceso a la universidad para mayores de 25 años y me matriculé en Historia, aunque no la terminé.

Si se trata de escribir, te diría que tarde, quizás con 40 años y fue un impulso. Una noche habíamos quedado con unos amigos para picar algo en casa y jugar una partida de trivial. No sé qué pasó, pero la velada se suspendió. Como todo estaba preparado, tomé la libreta y el bolígrafo y me puse a tontear. Escribí un relato y no le di más importancia. Al día siguiente, cuando leí lo que había escrito me sorprendió. Parecía como si ese texto no fuera mío. Estaba bien bonito. Esa sensación aún la tengo cuando acabo un trabajo literario.

Aunque sí que es verdad que siempre he sido un contador de historias. Soy extremadamente fantasioso. 

Hay un libro al que tengo un especial cariño; La guerra del fin del mundo, de Mario Vargas Llosa. Quizás sea el libro que más haya releído. Cien años de soledad, de García Márquez, es otra novela que tengo por referencia. Pero siempre ando a la búsqueda de un libro que me sorprenda. Lo último; El Don apacible, de Sholojov.

No sé si soy el más adecuado para responder a esta pregunta. Soy muy anárquico y someto al nacimiento de una historia  a la intuición, algo que muchos verán como lo contrario a lo que se debe hacer en este arte de la escritura. Ahora, también es verdad que hay que ser disciplinado. Ser fiel a tu estilo (aunque lo trabajes para perfeccionarlo), y ser muy respetuoso contigo mismo. No todo lo que se escribe es para enseñarlo al mundo. Tenemos que ser nuestros mejores críticos. Y por último, a pesar de tener tu manuscrito terminado, trabájalo con esmero, puliendo y perfeccionando la historia. Verás cómo queda mejor que al inicio.

Sí, lo digo siempre; soy escritor de relatos. Es un género que me apasiona. Me parece fascinante escribir una historia en tan poca extensión. Acumulé tantos relatos que en ese año 2014 hice una recopilación y saqué ese libro; Lo que la arena oculta, donde se cuenta en cincuenta y cuatro relatos cortos, historias de muy distintas temáticas, con el  propósito de animar al público a leer. En ese libro llevo al lector a bailar un tango en la Avenida Corrientes. Visitaremos Macondo con el último de los Buendía. Soportaremos el ataque del ejército rojo en la estepa cosaca. Veremos los siniestros ojos de Mister Brown. O descubriremos el destinatario de un hacha dubitativa. Viajaremos en un ascensor que nos cambiará la vida. O conoceremos a la bella Helena antes del desastre de Troya.

De verdad, que me emociono con ese libro de relatos. Algún día lo tendré que reeditar porque ahora no se puede conseguir.

Me encanta esa pregunta. ¿Cómo surgen las historias? Ninguno de mis libros han sido planificados. Ni sé de lo que voy a escribir cuando pongo la primera letra, ni sé por donde me llevará la trama. Simplemente me dejo llevar. No hay nada organizado. Es fascinante terminar un capítulo y quedar entusiasmado por lo que se acaba de escribir. Nunca sé lo que vendrá después.

Escribir un libro es como desenredar un ovillo que está enmarañado. Si sabes tirar del hilo correcto, consigues plasmar la trama.

Es más, estoy convencido que son los personajes los que acuden para narrar su parte de la historia. Yo me limito a poner lo que me dicen.

Pero respondiendo a tu pregunta, Al final, un cuento chino, nace de un momento muy delicado para todos; la pandemia nos tenía recluidos en casa. Comenzó como un juego, yo escribía un personaje y mi mujer, Carmen, tenía que adivinar de quién se trataba,  siempre en nuestro círculo de amistades. Cuando confeccioné varios de ellos, me dije: ¿Y si ahora los agrupo en una historia? Ese fue el germen de esa novela.

Me gusta probar, adentrarme en géneros desconocidos para mí. No me apetece escribir sobre lo mismo una y otra vez. Experimentar me parece fascinante. La sátira política está olvidada por los autores, que por lo general vamos a escribir por cosas que hemos contado un millón de veces (otro día hablaríamos que se escribe lo que se demanda).

Hace poco leí un artículo en prensa que me dejó cavilando. Hablaba de la realidad y de sus distintas fases; la que vemos, la que parece, la que reconstruimos y la que ignoramos.  Eso da para pensar que la verdad, si la asociamos a la realidad, es una mentira en sí misma.

Respondiendo a tu pregunta, hace poco escribí una entrada en redes sociales, donde la RAE había dicho que la palabra del 2023 fue “POLARIZACIÓN”. Y estoy de acuerdo. Yo tengo mi edad, he vivido muy intensamente la política española desde la Transición. Y me sorprende cómo nos hemos polarizado. Te pongo un ejemplo, la canción que representará a España en Eurovisión 2024 da para que se clasifique a las personas en dos bandos. O te gusta y eres una cosa, o no te gusta y eres otra. Yo digo que habrá un término medio, una opinión distinta sin que se clasifique a las personas en bandos. Eso hecho en falta, la mesura y el sentido común para analizar los asuntos importantes para este país sin llevarlos a un conflicto permanente. ¿De verdad no hay un solo asunto en el que estar todos de acuerdo?

La casa del ruso nace, precisamente, de un relato que se me fue demasiado extenso. Hubo una época en la que participaba en un juego de relatos de no más de cuatrocientas palabras, con varias de ellas de obligado cumplimiento. Una de esas palabras fue ”Profanador”  Me vino una idea para contar una historia  y supe desde ese instante que lo que quería narrar no entraba en un relato. Así que como siempre digo, mi primera novela fue un relato que se me fue largo, como un mal pase.

Una historia que nace en un pueblo inventado de la Inglaterra rural, un lugar tranquilo donde aparecen dos nichos profanados. Eso alarma a la población que se sorprende todavía más, cuando un joven universitario al que todos tenían como un buen vecino, se declara autor de ese macabro suceso.  Él tiene una teoría, lo que hace falta es que la policía lo crea.

Esta saga es una espina que tengo clavada. Aquí hay dieciséis años de trabajo ininterrumpido; todo un trabajo de terapia antiestrés.  Me parece que se cuenta una historia única que no he sabido hacer llegar al público lector. 

Nos situamos en un lugar en mitad de un gran océano, donde hay un archipiélago formado por 13 islas, cada una habitada por una raza distinta las unas de las otras, y donde tienen que vivir con sus diferencias, siempre bajo el dominio de una isla dominante que somete al resto de isleños a su tiranía. Pero eso pronto cambiará cuando llega un pez enorme y colosal que canta los días que faltan para que llegue quién les salvará de esa opresión que sufren.

Como digo, una historia con la que prometo volver y a la que aplicaré todos estos años de experiencia escritora.

Yo me encuentro muy cómodo auto publicando,. No tengo más aspiraciones con la creación de novelas. Hay una frase que acompaña a mis libros; Escribo para no olvidar las historias que me cuento. Y sigo pensando lo mismo. Por eso auto publicar me da todo lo que quiero. No me agobian las ventas ni los números uno. Será lo que tenga que ser. No envío manuscritos a editoriales ni me motiva estar con esa dinámica. Para mí auto publicar es una sensación de pura libertad.

Estoy por publicar de aquí a poco, yo creo que el trabajo más ambicioso hecho hasta ahora. Una novela en la que me he volcado como con ninguna otra. Un género distinto (como tiene que ser), y cuya trama me tiene entusiasmado. No diré eso de que al poner la palabra FIN se me quedó un vacío porque lo di todo en ese texto (me repatea esa frase). Escribir en una aventura apasionante y con esta novela he querido plasmar todo lo aprendido en estos años. Como curiosidad te diré que la he escrito cuatro veces hasta quedarme con la narración que realmente necesitaba esta historia. Otra cosa será lo que digan los lectores, pero contento estoy una jartá.

Me gustan más las distancias cortas, una buena conversación, o un trato más directo, pero entiendo que las redes están para ganar visibilidad. No sabes cuánto admiro a esas personas que se saben vender. A mí  me cuesta tener una presencia activa en redes sociales, pero a pesar de eso, hay que estar. Estas son las dos plataformas en las que me manejo.

  • En Instagram @carlosnaza_
  • En Facebook Carlos Naza

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