Entrevistamos a Joseph B. Macgregor

Entrevista al maestro de primaria y escritor José Antonio Delgado Miranda, que escribe bajo el pseudónimo de Joseph B. Macgregor.

Es un seudónimo que nació en los años en los que estudiaba BUP y COU y por el cual me conocen todos mis amigos o conocidos de aquella época estudiantil. Lo utilizaba para firmar mis escritos, que leían estos, y todos en el colegio empezaron a llamarme Joseph o Bronko que es lo significa la B. Por un lado, es un homenaje que hago al director de cine Cecil B. de Mile, director de “Los diez mandamientos”, entre otros films clásicos. Por otro, tiene relación con Bronko Macgregor, uno de los personajes de una de mis novelas de juventud, “La saga de los Macgregor”, una novela del oeste, que se hizo muy popular en el cole y en la que los personajes estaban inspirados en amigos/as, compañeros/as y profesores/as del colegio. 

Joseph B Macgregor representa además algunos aspectos de mi personalidad: el hombre sensible, sentimental, que no tiene miedo de expresar ni reflejar lo que piensa, lo que siente; también, el hombre creativo; y además, es mi forma particular de desarrollar y explotar mi lado femenino, algo que descubrí que tenía hace años, y que me interesa mucho explotar como creador.

Entre los años 2017/2019 formé parte de un taller de narrativa creativa impartido en la UCA por la escritora María Alcantarilla. Durante el periodo del confinamiento, me apunté a dos talleres on line, uno de poesía de verso libre y otro de técnicas narrativas, impartidos por el escritor y poeta gaditano Paco Ramos, a quien considero mi maestro, humano y cercano, y con el que aprendí mucho. Todos los talleres, tanto los de María como los de Paco, me ayudaron a ensayar técnicas narrativas o puntos de vista muy variados. También coincidí con grandes escritoras y poetas, alumnas de estos talleres, de España e Iberoamérica y de las que aprendí y me enriquecí mucho. Gran parte de los textos de estos cursos de formación han formado parte de los dos libros que he publicado hasta la fecha: “Universos paralelos” (Kaizen Editores) y “Adiós, Alicia y otros espejismos” (Aliar Ediciones).

Te diría que escribo desde que tengo uso de razón. Ya con ocho años creaba comics o tebeos, sobre un folio blanco, con textos y dibujos creados por mí, y protagonizados por personajes tales como Pepón Pérez, el soñador, y su amigo Negrillus o El naufrágo y su perro, entre otros. 

Mis primeras poesías datan de los años 80, cuando tenía 12/13 años. Mis novelas, también, aunque las escribí un poco más mayorcito, con 15/16 años con una Olivetti de color blanco, tecleando sobre pequeñas hojas cuadriculadas. Aún las conservo y son alrededor de 30, con muchos errores, situaciones inverosímiles y mucha ingenuidad, pero ahí están. Creo que de aquellos primeros años aún permanece esa capacidad de fluir y de escribir todo lo que se me viene a la mente sin autocensuras y sin miedo al qué dirán o pensarán.

Se trata de una recopilación de relatos, escritos inicialmente en los años 90, y publicados en una primera versión en la web “Anika entre libros” (Proyecto Versiones). Tras mi participación y formación en el taller de María Alcantarilla, decidí rescatarlos el verano del 2019 para someterlos así a una labor de corrección y modificación con idea de publicarlos con posterioridad. Tardé un año en enviarlo a la editorial. 

Aparte de los cuentos de los años 90, se incluyen otros textos más recientes, escritos originalmente, entre los años 2018/2019, para el taller de la UCA.

Son treinta textos en los que ensayo la mezcla de géneros. Algunos, más realistas; otros, se mueven en el terreno de lo fantástico, lo absurdo, lo grotesco o lo surrealista. En general, son relatos en lo que cuál todos estos elementos abstractos, extraños o anómalos están integrados dentro de un entorno cotidiano. 

De igual modo, el tono de cada uno es diferente: humor, trágico, lírico, grotesco, amoroso, sentimental, surrealista, etc. Intento provocar en el lector todo tipo de sensaciones o sentimientos durante la lectura y que cada lector encuentre su cuento o sus cuentos.

En narrativa, los libros que salvaría para llevarme a una isla desierta serían Cartas a un joven poeta de Rilke, La dama del perrito y otros cuentos de Chejov, Cuentos completos de Cortázar, Pedro Páramo de Juan Rulfo, Carta de una desconocida de Zweig, Cuentos Completos de Silvina Ocampo, El Aleph de Borges, La metamorfosis de Kafka, etc.

Entre los libros de poesía que más me han impactado estarían Paseo de los tristes de Javier Egea, todos los poemarios de Marina Casado y de Paco Ramos, «Ítaca” mi poema favorito de Kavafis, los poemas de Safo de Lesbos, La canción de Bilitis de Pierre Louÿs y todos los poemarios de la joven poeta extremeña Ángela Sayago Martínez (Arabyhela) y de la poeta canaria Sonia Martínez. También me encanta Leopoldo María Panero por lo que tiene de transgresor y provocador. De los clásicos, Machado, Lorca y Neruda conforman una terna maravillosa. Poeta en Nueva York, por ejemplo, es uno de los mejores poemarios que se han escrito en el mundo y nadie ha escrito sobre el amor mejor que Neruda en “20 poemas de amor y una canción desesperada”. De Machado me quedo con “Soledades, galerías y otros poemas”, la mejor mezcla entre lírica y filosofía que se ha hecho jamás.

“Adiós, Alicia y otros espejismos” está formado por una serie de cuentos cuyos títulos están inspirados o hacen referencia a personajes o situaciones de los dos libros de Alicia. Así, que todo el libro gira en torno al concepto de la perdida de la inocencia y de la nostalgia de la infancia no recuperada u olvidada, presentando una serie de personajes superados por los conflictos a los que deben enfrentarse y que optan, quizá, por la solución menos aconsejable o por la más terrible. Pero ¿por qué y de qué huyen? ¿por qué optan por tan drásticas soluciones? ¿Por qué no hay el más leve rayo de esperanza o de redención para la mayoría de los protagonistas de las historias?

Hace unos días vi en Instagram un fragmento de una entrevista televisiva a Ernesto Sábato y me siento muy identificado con sus palabras. Decía Sábato: “Yo creo que el sufrimiento es más didáctico que la felicidad. Sufrir enseña mucho. Enseña también a comprender y a ser compasivo con los otros. Y un escritor que no es capaz de sentir compasión por sus criaturas, yo no creo mucho en eso.” En ese sentido, me gustan los perdedores, la gente que sufre, hombres y mujeres invisibles, de los que no se habla o en los que nadie se fija. En ese mundo de Instagram y Tik Tok donde las personas parecen ser todas tan guapas, tan felices y listas, yo me centro en las otras, en las que no salen en los Reels ni publican selfis en las redes, porque se sienten feas, torpes, tontas o infelices. 

Creo que hay personas que huyen, que no se enfrentan a sus problemas, o que para no sufrir optan por soluciones extremas y terribles. Personas que no viven con plenitud el amor, por ejemplo, que fracasan en sus vidas o que sienten que estas los son, aunque quizá (es muy posible) no lo sean. Huyen porque no saben hacer otra cosa y ni cómo escapar del conflicto emocional o sentimental en el que se encuentran atrapados.

Pienso que habrá de todo, pero mi experiencia hasta el momento tanto con Kaizen Editores como con Aliar Ediciones ha sido o está siendo muy positiva. De mi primera editorial no tengo más que agradecerles que confiarán en mí desde el primer momento, y de manera instantánea, y que siempre me apoyarán en todo. Con la segunda, hasta ahora, parece que van cumpliendo bastante bien en su labor de promoción y difusión del libro. En ambas, el proceso previo a la publicación fue impecable y quedé muy contento con el resultado final.

Sobre las editoriales como concepto, quizá lo que llevo peor es el tener que alternar mi vocación como escritor con la de vendedor. Cada vez me gustan menos las redes sociales, aunque son necesarias inevitablemente y cada vez me resulta más difícil “vender” mi obra a un auditorio o la gente que, amablemente, acude a las presentaciones de los libros. La semana antes de las presentaciones me cuesta descansar y dormir por las noches de puro nervio y angustia. 

Me gustaría publicar un poemario, alrededor de un concepto (Amor, Eros y Filosofía), ya que tengo muchos poemas escritos y quizá me atreva a hacer una antología con las que considere mejores con objeto de intentar publicarlos en alguna editorial especializada en poesía.

También le estoy dando la vuelta a un nuevo libro de cuentos, “Daliniana”. Al igual que sucede con el último libro, los textos estarían relacionados con títulos de obras de Salvador Dalí.

En las más importantes: 

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