V. C. Cortes| WeltDeLibros
Partiendo de que el género romántico no es a priori mi primera opción a la hora de elegir una lectura, sí que quería dar una nueva perspectiva a las lecturas de temática LGTB+ del mes de junio. Y la elección de Decir adiós no es olvidarte, ha sido sin duda un buen broche para las lecturas del mes pasado.
La obra se nos plantea no como la típica novela romántica sino como un supuesto completamente opuesto, y es que los protagonistas Alejandro y David empiezan la historia cuando ya han terminado su relación. No obstante, ambos tienen hechos en el pasado que a pesar del tiempo y del dolor que infligieron siguen tejiendo lazos de convergencia entre ambos.
Es así como nos adentraremos en la turbulenta relación de ambos protagonistas, pero para ello también es necesario conocer los orígenes y comprender que una historia de amor que acaba de forma abrupta no significa que en su nacimiento no rebosara de amor y complicidad.
Amor romántico, lo hay, es ahí donde veremos cómo bocetos en un cuaderno de dibujo esas escenas románticas del primer encuentro, el primer beso etc… unos momentos donde el amor no piensa en el olvido, sino en el presente y un futuro esperanzador.
Estas escenas, que se sucederán entre reproches y rencores de un amor caduco y presente, nos ayudarán a conocer mejor el trasfondo de la trama, además de comprender y empatizar con los protagonistas.
Y es que ese futuro esperanzador que pretendían para su historia parece diluirse o más bien truncarse en algún momento, y que termina con el presente narrador de la novela. En esta lectura veremos además un ingrediente que está en muchas, o en la mayoría de las ocasiones presentes en una relación amorosa, el dolor. Un dolor que los protagonistas canalizarán de forma diferente e incluso generando aún más dolor, cual espiral de aflicción.
Yago se mueve a gusto entre los párrafos de una historia de lectura ágil y absorbente, con una trama bien estructurada, y unos personajes bien desarrollados. Y con una particularidad que llama la atención del lector por su originalidad, y es que cada capítulo empieza con un correo-e.
Una conmovedora historia con un componente taciturno algo abrumador, pero que nos muestra las dos caras del amor, el dulce y el amargo, pues, aunque el dolor llegue a una relación, el amor y los sentimientos que desarrollamos por la otra persona no se evapora de un día a otro. El amor perdura, aunque duela, aunque como personas no seamos capaces emocionalmente de olvidar a un ritmo más veloz de lo que nuestros corazones marcan.
Y es precisamente lo que vemos en esta historia de desamor, el proceso de desmantelamiento de una historia que pudo ser y no fue. De una historia truncada por los vaivenes de la vida y que encogerá el corazón del lector. De una historia que dice adiós, pero no olvida.