Pedro Padilla
Philippe Sands alcanzó un considerable prestigio literario con la publicación de Calle este-oeste (pegar). Ruta de Escape se mueve por unas aguas similares. Sin llegar a alcanzar su brillo, ni poder ser considerada su segunda parte, debe a ésta su existencia. En el proceso de génesis de Calle este-oeste Sands llegó a entrevistarse con Niklas Frank, hijo de Hans Frank, el conocido carnicero de Polonia. Niklas Frank se desmarcaba de la sombra de su progenitor. Consideraba que la pena capital que se le aplicó a su padre era lo correcto. Niklas Frank presentó a su vez a Sands a Horst Wächter, hijo también de un jerarca nazi, Otto Wächter, quien fuera gobernador de Cracovia y bajo cuyo mandato se realizó el exterminio de los judíos de la ciudad. A diferencia del hijo de Hans Frank, Horst Wächter defiende la inocencia de su padre. Hizo lo que tuvo que hacer por el cargo que ostentaba. A pesar de ello, trató hacer la vida más fácil a los judíos dentro de sus posibilidades. Es la defensa de su hijo.
Philippe Sands desentierra el pasado, como ya hiciese en Calle este-oeste, en un intento de aproximación a la verdad histórica. A diferencia de ésta, en la que en cierto modo es una obra coral, centrándose en Leon, el abuelo de Sands, los juristas que modelaron los conceptos jurídicos de crímenes contra la humanidad y Genocidio, y el propio carnicero de Polonia, Ruta de Escape centra su foco en exclusiva en Otto Wächter. Desde su juventud sigue su pista en el tumultuoso principio de siglo XX, pasando por el Anschluss, su incorporación al partido nazi y su ejercicio de poder en Polonia para llegar hasta Roma, donde fallece en extrañas circunstancias. A caballo entre la biografía y la novela de espías, Ruta de Escape crece al albor de Calle este-oeste, convirtiéndose en un complemento idóneo.
Considero por lo tanto que aunque inferior en nivel, es aconsejable su lectura después de su predecesora. No se lee por su aportación literaria. Su valor es histórico, memorístico, de pretensión de subsanación de las víctimas del régimen nazi. Pese a ello, hay que reconocer el enorme mérito que tiene el narrador por facilitar la labor al lector. No es necesario contar con un conocimiento previo de historia o de derecho en los casos en que se aproxima a conceptos jurídicos. Ruta de Escape puede ser una lectura muy interesante a la par que no exigente.