Cuando Rosario, la hermana de 86 años de Elena Lorenzo, se cayó en medio de la noche en su casa en la región de Galicia del norte de España y su esposo luchó por ayudarla, supieron que era hora de consigue ayuda. Pero un hogar de ancianos estaba fuera de discusión.
“Hubo Hablamos de un hogar de ancianos, pero eso fue antes de COVID ”, dijo Lorenzo, recordando la caída de su hermana hace unas semanas.
“Un cuidador en el hogar no te pondrá en riesgo, además tú te quedas en tu casa: tienes tus pantuflas, tu cama, tus decoraciones”.
El negocio está en auge para las empresas españolas que ofrecen atención a personas mayores en el hogar, ya que las familias evitan los hogares de ancianos después de que se convirtieron en puntos calientes de COVID-19 en la primera ola de la pandemia.
El proveedor español de atención domiciliaria Cuideo vio su base de clientes aumentar a 25,000 este año desde 9,000 el año pasado, y sus 90,000 empleados son casi el doble de los 50,000 de 2019, dijo el CEO Roberto Valdés.
YoCuido, otra empresa con sede en España cuyo motor de búsqueda filtra a los cuidadores por ubicación, capacidad y compatibilidad de horarios, dijo que los anuncios de familias que buscan cuidadores en el hogar desde marzo eran un 35% más altos que antes de la pandemia.
“Mucha gente todavía tiene miedo (a los asilos de ancianos), y más aún a las guarderías, por el riesgo de contagio que representa el transporte”, dijo Ignacio Fernández, presidente de la Federación Española de la Dependencia, un grupo de defensa.
La ayuda estatal para hogares de ancianos perdió 15,522 beneficiarios entre diciembre y septiembre, dijo el Instituto de Servicios Sociales y Ancianos, una caída del 9% que refleja las muertes por COVID y la ansiedad generalizada.
Más de 20.000 personas murieron por COVID-19 o sospecha de COVID-19 en residencias de ancianos en España durante la primera ola de coronavirus, según datos oficiales preliminares publicados por el diario El País y la emisora RTVE. El Ministerio de Salud declinó hacer comentarios.
“Tuve una experiencia horrible y de pesadilla con los asilos de ancianos”, dijo la profesora de inglés Luisa Lamuno, cuya madre estaba en un asilo de ancianos antes de ser llevada a cuidados intensivos en un hospital donde murió, oficialmente de una enfermedad respiratoria. .
Dijo que lamentaba no poder costear el cuidado de su madre en casa antes de que la pandemia golpeara. Muchos otros tampoco tienen los medios.
Los subsidios estatales promedio solo cubren un par de horas a la semana de atención en el hogar, dijo José Manuel Ramírez, presidente de la Asociación para la Defensa del Servicio Social, respaldada por el estado.
Para tratar de abordar estos problemas, el gobierno destinó 600 millones de euros a la cobertura de dependencia en su presupuesto 2021, rompiendo con la política que dejaba dicha financiación en manos de las Comunidades Autónomas.
Más de 1 millón de españoles mayores requieren cuidados, con la Red Europea de Envejecimiento, que representa tanto a cuidadores individuales como a empresas, proyectando que esa cifra alcance los 2,1 millones en 2030. Solo 400.000 están en residencias de ancianos, dejando una gran brecha de empresas privadas para llenar.
“Donde hay necesidad, hay oportunidad de negocio”, dijo Ramírez.
Los ejecutivos de los grupos de atención domiciliaria Depencare, Cuideo y YoCuido dijeron a Reuters que en un mercado fragmentado poblado en gran parte por empresas familiares, esperan una ola de consolidación en los próximos meses a medida que circulan los fondos de inversión.
Cuideo, que se expandió recientemente a París, cerró una ronda de capital riesgo de 1,6 millones de euros en julio.
Un sector que está creciendo en España es donde los cuidadores vienen y viven en el hogar de una persona mayor, dijo el CEO de Depencare, David González, y agregó: “aproximadamente siete de cada 10 solicitudes que recibimos son para servicios internos”.