España está convulsa

Nadie podrá discutir que existen momentos en la historia por los que sus habitantes y sus dirigentes pasan debilidades y explosionan en un estado lamentable donde la discordia, el odio, la revancha y la envidia son los verdaderos artífices y a veces, con unos enfrentamientos de tal calado que hacen muy difícil el desarrollo de la vida política y social, como es el caso que nos ocupa.

Desde la moción de censura que sufrió el presidente Mariano Rajoy, las distintas fuerzas políticas que se aglutinaron para alejar a un gobierno democrático no han producido más que situaciones encontradas, pues ni las minorías aglutinadas que hacen mayoría, ni la oposición minoritaria que también busca su hueco, están produciendo tal descontento entre la ciudadanía que ya se roza la desgana, el descrédito y la falta de optimismo para seguir adelante, pues hoy las Cortes Generales se parecen más al espectáculo del “bombero torero” que a la soberanía popular. No cabe duda que la pandemia tiene tales secuelas que nos ha dejado mermados de todo y por todo, pues la pérdida del empleo, las muertes habidas que sobrepasan los 100.000 conciudadanos y el efecto de esas pérdidas han producido una irritabilidad y un desconcierto que ahora que parece que empieza a verse el ojo del túnel en el que estábamos, surgen por personalismos y la voluntad de algunos ególatras, situaciones aisladas pero múltiples que están ocasionado una grave situación en nuestra querida España.

La vacuna ha sido un flotador para salvar el pesimismo entre tanto desastre e improvisación y de hecho, estamos viendo una vez vacunados cómo el mecanismo oxidado y obsoleto de la vida empieza a engrasarse y a querer vivir, pero sin aun haber levantado cabeza y quedando muchos millones de españoles por adquirir su vacuna, la cual, por cierto, también es controvertida, pues ya sea una marca u otra, por el interés mercantilista de estas también ha creado otra desolación imperdonable, la situación sigue inestable. Pero dicho ello, nos enfrentamos a un desempleo nunca visto, a un enfrentamiento entre los agentes sociales para ver hasta cuándo las empresas pueden subsistir con los ERTES y cómo la Seguridad Social está sin dinero y la deuda o el déficit de esta es claramente llamativo, por lo que ante la falta de trabajo y muchos en edad de prejubilación o jubilación próxima, están huyendo haciendo adelante para cobrar esa prestación y tener algo seguro. Las entidades financieras están requiriendo el pago de hipotecas a muchas familias sin recursos, las separaciones conyugales crecen por la falta de armonía y de ese trabajo y dinero necesario para subsistir y, más aún, cuando muchos mayores han fallecido por el covid-19 y las ayudas de los abuelos jubilados ya no llegan.

Las administraciones se han descontrolado; millones de funcionarios acogidos a un teletrabajo donde la actividad de éstas ha caído en más de un 50%, pues entre las citas previas y la falta de organización, todo ha sido un desastre y no digamos cómo hasta para sacar dinero de una entidad financiera la gente guarda cola en la calle, haciendo inviable a los más mayores la formalización por sistemas telemáticos para poder sacar la pensión de subsistencia, es decir, una economía rota en todos los aspectos y un futuro de dinero externo por el turismo totalmente incierto y en bancarrota y un Banco de España que nos viene avisando de que de seguir así, el desastre no hay quien lo pare y más aún cuando no tenemos definido para dónde va a ir el dinero que Europa nos presta, pues del montante que esperamos, el 50% hay que devolverlo. A todo esto le sumamos el conflicto de Marruecos, donde nuestros compatriotas ceutíes han vivido y están viviendo la represalia de un país vecino que nos ha coaccionado para advertirnos inclusive que lo que hemos tenido es simplemente un aviso y donde la ciudad autónoma de Ceuta ha padecido injustamente el que las relaciones diplomáticas han llevado tan mala dirección con Marruecos que todavía no sabemos cómo esto puede terminar, pues hasta para acoger a un enfermo del Frente Polisario se ha mentido en su identificación y de ahí sus consecuencias.

Como colofón tenemos ahora una fuente convulsiva que está provocando desarreglos en la convivencia, porque por mantenerse algunos en el poder y otros vivir de la mamandurria, quieren indultar a quienes han cometido delitos contra nuestra Constitución y, encima, quienes pueden ser indultados ni piensan arrepentirse y volverán a repetir otras vez los delitos por los que han sido condenados; algo insólito donde hasta el Tribunal Supremo con legitimidad y siendo un pilar importante del Estado de Derecho ha dicho que esa medida no procede y para mayor abundamiento ahora no solamente vendrá la división en Cataluña de pareceres, sino que es España entera la que puede entrar en una rueda de desaciertos que nunca nos lo vamos a perdonar. España pasa por momentos difíciles y de todo orden y eso lo sabemos, lo vivimos y lo palpamos, pero con estas perspectivas y este horizonte tan negro, no solamente no veremos el ojo del túnel, sino que corremos el riesgo de que el túnel se hunda. Por tanto, ¿cómo se arregla esto?. Creo que algunos deben marcharse, propiciar elecciones anticipadas y recomponer el Estado de Derecho y como un puzle afianzar sus figuras para que con la Jefatura del Estado a la cabeza y, por supuesto, con el Rey, sacar del atolladero tantas cosas como hoy nos azotan y nos tienen en una auténtica convulsión.

Fdo.: José Blas Fernández Sánchez.