Vivir con misofonía

La Misofonía es, por duro que suene decirlo, un trastorno mental psiquiátrico.

Por supuesto, no es tan grave, o “importante” como otros trastornos mentales, por lo que también es denominado como Síndrome, más concretamente “Síndrome de Sensibilidad Selectiva al Sonido”.

Es algo nuevo, y poco conocido, ya que pocas personas lo sufren (me vais a permitir que hable en primera persona, así que os diré, “pocas personas lo sufrimos”). El término Misofonía, es relativamente nuevo, puesto que fue acuñado a principios de este siglo, por los médicos otorrinos estadounidenses Pawel Jastreboff y Margaret Jastreboff que lo definieron como “disminución de la tolerancia a determinados sonidos”.

Sin entrar en más términos y definiciones científicas, os voy a contar que es la Misofonía desde mi perspectiva y experiencia, no sin antes aclarar, que lo que os relataré es lo que yo “padezco” y como lo siento; como sabéis cada persona es un mundo, y cada uno lo vivimos de una forma, además hay diversos niveles en este trastorno (del 1 al 10), los cuáles os los nombraré más tarde.

La Misofonía, para mí, es la fobia irracional hacia ciertos sonidos/ruidos derivada de que me resulta totalmente imposible tolerarlos, hasta el punto de empujarme a huir del lugar donde se están produciendo (o dónde creo que van a ocurrir), tratar de evitar situaciones en las que probablemente ese tipo de sonidos se manifiesten, creando en mí situaciones de pánico y ansiedad, necesidad de llorar, e incluso en ocasiones, de llevar a cabo actitudes violentas (por ejemplo, golpear un mueble, el suelo, pellizcarme, y el más “violento” que he experimentado, dar un codazo a la persona que causaba los ruidos creyendo que así se disiparía dicho sonido)

Pero diréis… ¿de qué tipos de sonidos está hablando?, pues os cuento: los que provienen o son producidos, de forma general, por el cuerpo humano y las interacciones de las personas (respecto a animales, no tengo ningún tipo de “intolerancia”, para mí esos ruidos, como ladridos, jadeo, respiración del animal, etc., no resultan molestos). Aquí os pongo ejemplos:

Sonidos orales
Ruido resultante del “chasquido” de la lengua con los dientes
Sonidos producidos al mascar/tragar
La mayoría de los ruidos producidos con la boca/nariz
Sonidos continuos (que se repiten continuamente, por ejemplo, de forma seguida durante más de 3 minutos), tanto producidos por personas como otros sonidos (ej: gota de agua cayendo en un recipiente)
Sonido del “repiqueteo” de las llaves (jugueteando con ellas, no simplemente al tocarlas para utilizarlas)
Y otros muchos más, que os aburriría si os los nombrase, así que, a modo de resumen, deciros que, por lo general, todos aquellos sonidos continuados producidos por las personas en interacción consigo mismos o con otros objetos.

Las reacciones que “llevo a cabo”, son incontrolables, es decir, muchas veces no me doy ni cuenta de que lo hago, hasta pasado un rato y me digo “pero ¿qué he hecho? ¡me he pasado tres pueblos!”, sobre todo cuando doy un codazo como os he comentado anteriormente, o cuando “me levanto y salgo corriendo” (literalmente) cuando los escucho, por ejemplo, comiendo.

Me ocurre, y más de una, y de dos, y de tres (…y de diez) veces cada día, y en diferentes momentos, y con diferentes personas (nunca con animales). Por lo general, me ocurre con casi todo el mundo, aunque todos sabemos que hay personas más silenciosas y otras más ruidosas.

Conmigo misma, no me pasa. Es decir, no me molestan mis propios ruidos, aunque puedo decir, que creo que es porque evito al máximo, incluso de forma compulsiva, no producirlos, ya que sólo pensar que puedo despertar los mismos sentimientos y sensaciones que tengo yo ante esos sonidos, en otras personas, me aterra.

Tras haber leído todo esto, que prometo que os he contado de forma muy resumida, pensaréis “que quisquillosa”, “que rara”, “está loca”, “es que no aguantas nada”, “tiene que ser insoportable estar contigo”, etc., que es lo que escucho que me dice mi entorno día a día, cuando (rara vez) pido que traten de evitar producir alguno de esos sonidos (no suelo pedírselo, porque sé que se ofenden y enfadan, y prefiero evitar discusiones por eso). Por lo que sólo os puedo decir, para finalizar, que la misofonía es una incómoda mochila que nos acompaña siempre a los que la cargamos, afecta en grande a nuestras relaciones sociales, y a nuestro tiempo tanto de trabajo, como de descanso e incluso ocio, ya que estamos siempre en alerta. Por ello, si conocéis a alguien que la sufre, no os pido que lo entendáis, ya que comprendo que es complicado, pero si que respetéis esta aparente “rareza” y que tratéis de apoyarle y hacerle sentir bien, porque no es tan fácil como decir “trata de no prestarle atención al ruido y punto” o “aguántate un poquito que no es para tanto”, ni muchísimo menos…

¡Lo olvidaba! Lo prometido es deuda, así que como os comenté más arriba, aquí os pongo los niveles que existen, para que os hagáis una idea, yo estaría en el 9, aunque en ocasiones reaccione como en el nivel 10.

  1. La persona afectada de Misofonía oye un sonido que reconoce, pero no siente ninguna molestia.
  2. La persona afectada es consciente de la presencia de una persona conocida, pero no siente ninguna ansiedad.
  3. Un sonido conocido provoca malestar psíquico: irritación y/o molestia en el paciente. No hay síntomas de pánico o respuesta de lucha o huida.
  4. La persona siente crecientes niveles de malestar psíquico, pero no reacciona de forma violenta.
  5. La persona con Misofonía se involucra en una mínima respuesta física sin confrontaciones o agresiones, tales como pedir a la persona que le molesta que deje de hacer ruido, cubrirse discretamente un oído, o pasar tranquilamente lejos del ruido. No hay pánico o síntomas de pánico.
  6. La persona con Misofonía adopta mecanismos de supervivencia más polémicos, como cubrirse las orejas, imitar a la persona que le causa la molestia o mostrar irritación manifiesta.
  7. La persona con Misofonía experimenta malestar psíquico considerable. Por ejemplo, síntomas de pánico o una respuesta de lucha o huida.
  8. La persona con Misofonía experimenta malestar psíquico considerable. El paciente puede volver a imaginar el sonido que le molesta repetidamente durante semanas, meses o incluso años después del evento.
  9. La persona con Misofonía experimenta malestar psíquico considerable. Aparecen algunas ideas de violencia.
  10. La persona con Misofonía presenta pánico o una reacción de rabia y agresividad. Puede imaginarse el uso de la violencia física sobre un objeto inanimado.
  11. Nivel máximo de Misofonía. Uso real de la violencia física contra una persona o un animal. La violencia puede ser infligida a sí mismo (autodaño).

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