DE NUEVO LOS MAYORES EN EL PUNTO DE MIRA

En estos días, expertos y el propio Ministro Escrivá están debatiendo sobre alargar la edad de jubilación e introducir mecanismos para que hasta los 75 años tengamos una vida laboral intensa. Es decir, extender lo más posible una situación activa de las personas y en definitiva, hacer que los mayores rindan todo lo que puedan  hasta su ocaso laboral y así las pensiones tendrían un respiro  por la falta de cotizantes  y de este modo aguantar del déficit público que está suponiendo  el quebranto de las arcas del Estado.

         No deja de ser un problema el coste de las jubilaciones, pues a nadie se le escapa que en España el paro está desbordado y, por tanto, la aportación que se haga para la tercera edad carece de fondos propios, por lo que una vez más, estamos creando una sociedad sustentada en los valores y el trabajo de las personas mayores. Si con 75 años de edad se piensa que la jubilación puede ser la idónea, se olvida de la figura que hoy mantiene  esa persona mayor en la familia. Aquí, en este ámbito de los 75 años está una figura fundamental cuales son los abuelos, porque en la familia esos abuelos han estado soportando,  con sus pensiones,  no sólo la situación vivida de la pandemia, sino que en muchos casos y eso es notorio, los hijos y nietos han vivido de una pensión de  los jubilados que ha hecho posible salir de la encrucijada en la que se ha vivido y se vive actualmente. Por lo visto, la mejor solución que encuentran no es buscar trabajo para el desempleado, es arrollar aún más al mayor para que con su trabajo y su edad soporte las principales claves para el bienestar del resto de las personas, olvidando que esos mayores son el modelo a seguir  que ha llevado a las familias españolas adelante, pues la relación nieto-abuelo ha sido un ejemplo de protección y cuidado fundamental que cuando los menores crecen siempre llevan a gala las vivencias  con sus abuelos.

         El gobierno debería dejar de amedrantar a esas personas mayores y homenajear el papel fundamental que tienen en la familia, no ya solo el papel que ejercen sobre sus nietos los 365 días del año, sino  que son los verdaderos formadores de esos niños,  que asomándose a la vida reciben  esa liturgia  de la experiencia, de la historieta y del consejo bien dado. En resumen son los que transmiten los valores y tradiciones, así como las costumbres que nos vienen de nuestros antepasados, es decir el puente existente entre unos y otros para que prevalezca una familia de nuevos tiempos,  pero suplidos  por esos mayores que aunque ya dieron su vida en su juventud  y en la edad madura, no se les puede ahora pedir que se entreguen hasta la jubilación de 75 años con lo que eso conlleva.

         La pandemia nos ha dado un antes  y un después, pero los auténticos sufridores de ella, los que se fueron antes y los que murieron solos  en su gran mayoría han sido los mayores. Han estado alejados de sus seres queridos donde miles de residencias de ancianos los acogía casi invisiblemente para los demás, pues mientras ellos morían en la soledad y fueron los primeros  en caer en esta pandemia, ni siquiera se les dejaba ver más que por una videoconferencia y lo que es peor,  ni tan siquiera velar su cadáver porque eran como anónimos, perdidos en la lejanía del horizonte donde ni la despedida, ni un  beso de calor pudieron recibir en tan duros momentos. Por eso,  en el propio Senado de España,  se ha tratado ante la ponencia de estudios sobre el proceso de envejecimiento en nuestro país, la discriminación hacia estos mayores porque  se piensa que ya a su edad deben abandonarnos  para dar paso, como alguna Diputada Canaria manifestó vilmente de que el tiempo transcurrido para ellos se había cumplido, olvidando cómo nuestros mayores son el germen y semilla de nuestra sociedad.

         Creo que hay que trabajar  duramente tras esta pandemia para poner a cada uno en su sitio, donde se reflejen  los distintos espacios de las edades y donde no se ataque tan frívolamente a los más débiles por su longevidad  y si es deseo de muchos, como así ocurre, tener una vida activa hasta cuando lo consideren, bienvenido sea, pues la edad real no es la que marca el DNI, es la que se ha vivido y se vive, por lo que quienes quieran continuar un periplo de su vida más trabajando,  que lo hagan, pero siempre voluntariamente y no obligándoles a tener que explotar sus fuerzas hasta cuando quiera el Ministro de turno, ya que debería haber puesto todo su buen saber y entender en buscar cotizantes para esas pensiones. Es decir, localizar las fuentes del trabajo donde incluir a tanto desempleado y lo que es más, debería haber medido en su propia casa la eliminación de tantos Ministerios inútiles como  hoy el Gobierno posee, pues más de 20 Ministerios con unos presupuestos desorbitados y llenos de asesores amigos y compinches, es lo que precisamente sobra en España, pues calculando esos presupuestos engordados para mantener a estómagos agradecidos y cubrir las necesidades políticas de algún que otro  amigo no posee más que el desprecio de la sociedad que hoy observa las injusticias que se están cometiendo, ya que tanto derroche y regalos para sueldos sin ningún cometido solo termina  con el quebranto de una sociedad como la nuestra que no tiene más horizonte que la ineptitud de quienes gobiernan.

Fdo.: José Blas Fernández Sánchez.

3 Respuestas a “DE NUEVO LOS MAYORES EN EL PUNTO DE MIRA”

  1. El señor Ministro Escrivá ,se empeña en decir una chorrada tras otra cuando tendría que preocuparse de buscar los mecanismos para crear empleo y no cargar todo sobre los pensionistas, que bastante estamos soportando,.

  2. Los mayores los más sufridores y ahora el gobierno quiere que una vez se jubilen con 75 años se mueran seguidamente ¿no? . Desde luego comparto lo que dice este autor de cómo derrochan el dinero y luego quieren ahorrar con los jubilados. Es una vergüenza lo que dicen estos Srs del gobierno social/ comunista. !!! Marcharos ya oportunistas!!!!

  3. De este Gobierno ya nos esperamos cualquier cosa y ahora pues nos ponen a trabajar hasta los 75 años y ellos a vivir del cuento. Total, siempre nos quedarán los abuelos!!! Que barbaridad!!!!

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