Vocación política

         Siempre he tenido la creencia  de que para ejercer una profesión o estar convencido de que un determinado  proyecto de vida podía llevarlo a cabo, era indispensable,  independientemente de los conocimientos en la materia, tener una vocación de todo aquello en lo que uno se involucra, pues sin vocación difícilmente las cosas salen  bien y lógicamente el fracaso puede ser morrocotudo y más aún si ese proyecto de vida conlleva  que por tus manos y tus decisiones tengan que pasar situaciones controvertidas y difíciles de resolver.

         Para tener  una vida consagrada y ejercerla es indispensable tener vocación de servicio y una entrega para  lo que se está convencido que  hay que  llevar a cabo. Es más, para realizar un trabajo,  si la vocación no ha estado ahí permanentemente alerta para impulsarte a ejercerlo, nunca podrás terminarlo  convencido de esa meta, porque éste es el claro ejemplo de una vocación nacida de dentro y que en la universidad de la vida  la has acreditado. Sin  embargo,  en la  política se ha perdido hoy  todo lo que es fruto de la  vocación. Es decir,  se entra en ella porque es una solución  pasajera,  en miles de casos, para tu situación económica  o bien quieres escalar a otros puestos que están movidos por políticos pero que te hace falta estar introducido en ese mundo hoy de tanto laberinto, pues de lo contrario no llegarás al ocaso que pretendes.

         Yo mantengo y siempre lo he dicho, que no es lo mismo ser “un profesional de la política” que “un profesional en la política”. El primero, está  porque quiere mantenerse vivo en unas relaciones  que conllevan escaladas, dinero, popularidad, protagonismo y narcisismo y cuando abandonas esa escuela en la que has entrado,  porque siempre te suelen liquidar, pero con un finiquito en la mano porque te echan otros, te das cuenta de que has estado utilizado y manipulado  y sobretodo, has sido obediente a los mandatos de quien te mantenía en el  puesto, de que a lo mejor has hecho sombra a quien te quita de en medio y que en muchos casos no tienes donde “caerte muerto”, empezando desde ahí una larga carrera pedigüeña para que te coloquen de “asesor” y te mantengan a costa de los  impuestos de los demás,  en partidos políticos, grupos parlamentarios, grupos municipales, etc., pero siempre teniendo la fecha de caducidad de quien te recomendó y te introdujo en esa ruleta donde hoy muchos ya no están y desgraciadamente los años se lo han comido para pasar a un desempleo  o estar alerta siempre de que te coloquen de algo, porque sin ese pasaporte de sumisión   no   vas a llegar a nada. Sin embargo, ser profesional en la política, es aquél que tiene una profesión que ejerce, que vive de ella y que cuando  lo quitan o se marcha de ella sabe que va a volver al lugar vocacional que tenía o al puesto que opositó en su momento, donde la sociedad civil siempre lo esperará,  porque sus conocimientos y profesionalidad nunca serán ensombrecidos  por aquellos titiriteros de la política que te ponen y te quitan en función de lo adherido que estés al líder de turno y más si hay jóvenes cachorros hambrientos que sólo se mueven para servir y chivatear.

         Desde  que  entramos en democracia  hemos visto cómo  en todos aquellos puestos políticos de los primeros 25 años aproximadamente,   han existido personas documentadas, preparadas, con carreras universitarias o profesiones  propias,  que miraban el interés general de la sociedad, eran disciplinados en sus quehaceres y desde luego, responsables hasta el final de todo aquello que se les encomendaba, por lo que la política de los primeros años de la democracia era una política educada, no insultante y donde las personas se anteponían a cualquier otra causa. De hecho, un largo elenco de políticos han pasado por los Parlamentos, Diputaciones, Ayuntamientos, empresas públicas,  etc.,  resolviendo en sus cometidos las funciones que se les dieron, pero todo esto se ha perdido y no estaban precisamente por el dinero, pero  hoy sólo piensa,  la gran mayoría, en tener un escaño de lo que sea o ser asesor de lo primero que venga, con el único fin de tener un sueldo fijo, cotizar a la Seguridad Social por la base máxima o intentar entrar en una empresa pública con contrato blindado y no tener más carrera de futuro que jubilarse en la misma, sin olvidar las  puertas giratorias sobre las que entonces habría que escribir un libro. Eso está ocurriendo en todos los partidos políticos y hay un deseo enorme de liberarse  sindicalmente por una parte o liberarse de la nada para convertirse en un personaje, pues  el curriculum que algunos aportan a la vida pública es tan vergonzoso que no son más que vividores de lo público y catedráticos de codazos, pues eso sí, los profesionales de la política tienen en su carrera  un máster que es “quita a ese para ponerme yo” y claro los codazos,   empujones, chivateos  y artimañas de ese adversario es la mejor asignatura para mantenerse en lo público.

         Todo esto viene a demostrar que la vocación se ha perdido, que el profesional de la política no tiene vocación ni tiene espíritu de servicio, solo horarios como si fueran funcionarios de esa administración en la que se encuentran y desde que son jóvenes y en esas juventudes de partidos se están formando y su único deseo y aspiración es perpetuarse de lo que sea, ser un maestro liendres en la política y seguro que aquél que viene con vocación y es profesional en la política terminará aburrido  y será para él una triste experiencia el haber estado trabajando para algo que la única meta existente es  vivir de un sueldo, ya sea en la oposición como en el gobierno, pero calentito que tener un buen sueldo a final de mes supone tranquilidad y no se es ese trabajador que echa horas extraordinarias,  que lucha por un puesto de trabajo o que es un autónomo  sin horario ni fecha en el calendario, sin olvidar a tantos funcionarios que también están entregados en su vida  funcionarial,   rindiendo al máximo y siempre esperanzados en que su trabajo es en definitiva la vocación  y el deber cumplido.

         Hoy, ser político es no tener credibilidad   para la sociedad en general, el concepto es de ser un estómago agradecido de terceros, no teniendo personalidad y pobre si en las funciones de tu cargo llevas a cabo algunas declaraciones públicas sin consultar con tu “mandatario”, pues te orillaran con la expresión que lo que has dicho no es “correctamente político” y te darán sin piedad la famosa carta de “carretera y manta”.

         En resumen, la política actual ha perdido la esencia de la seriedad y el trabajo bien hecho y pasarás por un escalafón mediocre que o haces lo que te dicen o  el “cortijo” será de unos pocos, teniendo que volverte atrás o hacerte un camaleón político, salvo que seas un profesional en la política y tu profesión o actividad te sitúe en el lugar  que nunca  abandonaste por tus convicciones y tu trayectoria profesional.

 Fdo.: José Blas Fernández Sánchez.

9 Respuestas a “Vocación política”

  1. 👏👏👏👏 Magnífico análisis. Verdades como puños. Se puede decir más fuerte pero no más claro. Sin pelos en la lengua. Es la libertad de “ser un profesional en” !!! Enhorabuena!! Un abrazo

  2. Completamente de acuerdo, añadiría, si es que fuera necesario, que falta honradez y no sólo profesional también personal, no existe la preparación personal , mucho menos la “adecuada” Preparación cultural, en la mayoría de los casos en la actualidad y como ya se ha dicho , “se jactan de no haber leído un libro en su vida”. Me produce una profunda tristeza , la degeneración que estamos sufriendo.

  3. Se puede decir más alto pero no más claro Sr Fernández, creo que la vida pública está partida y sin valor, hay que echar a tantos y tantas oportunistas de fotos para que los vean del mapa político y elegir a personas serias y no vividoras. Una tribuna muy valiente y sin pelos en la lengua,

  4. Muy buen análisis y acertado. No pasa solo en la política, también en otros ámbitos de poder nos olvidamos de la vocación y solo miramos nuestro ombligo. Ojalá no perdamos la esencia del ser humano, que no es otra que «ser para los demás «

  5. Enhorabuena por ese certero análisis de la actual política, se nota claro que eres un profesional y vocacional dedicado a la política, confiemos que está degeneración política que estamos padeciendo,tenga un pronto final, por el bien de España, de nuestros hijos y nietos que se van a encontrar a un País en ruina, moral y económico. Gracias

  6. Desde luego es un retrato fiel de nuestra realidad política, por desgracia. La mayoría de los políticos actuales anteponen su propio interés al de los demás y así se han ganado la falta de credibilidad. Lo que es peor es que no tiene visos de cambio y así nos va, pues son más los garbanzos negros. Enhorabuena por el artículo y porque no tiene miedo a decir la verdad y eso es porque ha sido un verdadero profesional en la política. Ojala hubiera muchos más así.

  7. Enhorabuena, Don José por este magnífico articulo. Yo que tuve la fortuna de conocerte(política y profesionalmente, es para mí un orgullo tenerte como amigo) como político es triste saber que quedan muy pocos como usted, y como persona muy poquitos

  8. Este artículo independientemente de ser valiente por el autor, pone de manifiesto la mediocridad que hay hoy en la política, ya nadie quiere ocupar un puesto de nada, por el mal concepto que se tiene de los políticos y porque solo hay jóvenes que quieren estar en la política para tener un sueldo y vivir del cuento. Es la pura realidad de lo que vivimos y con darse un paseo por cualquier Ayuntamiento, es suficiente.

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