Viva el Rey

Cuentan algunos de mis informantes, muchos de ellos muy puestos al día en esto de los sumideros de los partidos políticos, que durante una reunión Podemera, algunos de los cargos de confianza del camarada Pablo Iglesias, preguntaron por toda aquella información que estaba saliendo sobre empresas fantasma, tapaderas de blanqueo de dinero, concubinas, etc
En aquella reunión, la reacción del líder supremo no se hizo esperar, y mientras arqueaba las cejas, concentrado, mirando hacia delante, como si estuviera preparado para decir algo que sacaría de su acomodado sitio a los camaradas, pronunció: «Camaradas, el rumbo de España, irremediablemente, es el de luchar por instaurar una República».

Algunos aplaudieron, otros vitorearon ante la respuesta del camarada Iglesias, pero la emoción les embargó a partes iguales. Y todo culminó con un himno, a saber cual, no me interesa, cantado con el puño en alto.

Es usual en este tipo de partidos solucionar las crisis a base de sentimentalismo y nostalgia, canciones de cantautores que nunca vivieron en la dictadura, o poemas de escritores que viven de lo público desde que descubrieron que no servirían para doblar el lomo. Hay mucho de mitología en torno a esta nueva izquierda que se ha creado como si fuera una religión pagana.

Parte de este dogma ha acabado por absorber el Partido Socialista Obrero Español, que de ese nombre ya se podría quedar solo con Partido, porque de socialista y obrero tiene poco. Y de español, desde que el líder le dio el pésame a la ETA, tiene más bien poco.

Y mientras tanto el país se hunde en la miseria, hemos pasado por el abecedario completo. Primero la recuperación sería en V, después en K, y a saber en qué letra de algún alfabeto extraterrestre acabaremos.

Esto sería, más o menos, entiéndanme que uno está aquí de escritor dominguero y no es un sesudo analista comprado por algún partido, lo que ha llevado al Rey a mostrarse incomodo por no «poder» asistir al acto de los jueces en Barcelona. Y digamos que poder, podía, pero los camaradas no lo querían. Mira que rima.

Todos se han llevado las manos a la cabeza porque les parecía un acto antidemocrático esta queja del rey. Anda, que bien, como si no fuera antidemocrático convertir este país en el primero en muertos por millón de habitantes. Así y todo, el rey que no me lo echen por Dios, que es lo único que parece tener decencia en este Estado fallido.

Así y todo ¡Viva el Rey!

Galerín
Periodista Sanluqueño

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