Mis Lecturicas
Rafael Álvarez Ochoa, es el autor del libro “El círculo de cristal”, una novela cargada de misterio, sobre un escritor que si quiere que la editorial publique su historia, deberá cambiar el final, pero… ¿Cómo afectará eso al libro? ¿y al propio autor?, además, está protagonizada por un cuerpo de bomberos, algo que es muy poco visto, y que, sin duda, hará que cualquier lector se acerque a este colectivo y lo conozca “desde dentro” entre las calles de Barcelona.
Hoy, Rafa, se acerca hasta “La Alternativa”, para darnos a conocer su obra de arte, y también para que lo conozcamos un poquito a él.
Antes de comenzar, cuéntanos quién es Rafael Álvarez
Soy barcelonés desde la nevada del 62, hijo de sorianos y enamorado de la vida y de los pequeños detalles que nos da a menudo. De los grandes también, por supuesto, pero son los primeros los que acaban dándole sentido. Hay un par de poesías de Mario Benedetti que leí hace años, “Testamento del miércoles” y “Piedritas en la ventana”, que me parecieron geniales porque ponen en valor esas pequeñas cosas que nos rodean. La felicidad está más cerca de lo que a menudo creemos y aparece con frecuencia en las cosas cotidianas.
¿Qué supone para ti escribir? ¿Cómo te sientes cuando lo haces?
Hasta que empecé a escribir “El círculo de cristal” mis escritos, poemas y pequeños relatos, estaban destinados a sentirme bien al escribirlos, sin más ambición que esa y con la idea de explicarme cosas a mí mismo. Yo era mi único lector y la escritura estaba orientada a favorecer mi estado de ánimo. Con la novela todo ha sido diferente…
¿Cómo son tus momentos de escritura? ¿Tienes algún ritual? ¿Alguna manía?
Esos escritos breves a los que me refería requerían momentos de silencio y tranquilidad a mi alrededor, pero con la novela no han sido necesarios porque tenía muy claro qué era lo que quería contar. He escrito en casa, en bares, en transporte público… Afortunadamente tengo facilidad de concentración y puedo abstraerme fácilmente del entorno. En resumen: cero rituales y cero manías. Creo que es una suerte.
Antes de empezar a hablar de tu libro, preséntanoslo “a tu manera” (¡shhhh, no desveles nada!!)
“El círculo de cristal” es sobre todo una novela de bomberos.
Contiene dos historias, una albergada en la otra, como ocurre con las muñecas rusas. A diferencia de esas “matrioshkas”, que están adornadas con vivos colores, estas dos historias están decoradas con los rincones de Barcelona, las relaciones humanas y el cuerpo de bomberos de la ciudad. A pesar de tratarse de una ficción, no todos los parecidos con la realidad son necesariamente una casualidad: hay situaciones y personajes inspirados en hechos y personas reales, y otros son ficciones necesarias para poder narrar la historia.
Esta novela tiene también esparcidas por sus páginas letras de algunas canciones de Serrat y permite vivir un servicio de bomberos desde dentro, descubrir a la persona que hay detrás de un uniforme, con sus valores y sus dudas, y reflexionar sobre cómo el azar abre y cierra ventanas de oportunidades de forma a veces caprichosa difuminando el límite que existe entre la vida y la muerte.
¿Cómo surgió la idea de la trama de “El círculo de cristal”?
Yo trabajo en Bomberos de Barcelona desde 1999. Lógicamente he vivido situaciones de un fuerte impacto emocional, servicios en los que todo sale como esperabas y servicios en los que no. El objetivo de los cuerpos de bomberos es siempre salvar vidas y bienes, y me planteé una situación en la que las cosas no salieran bien y nos pudieran cuestionar nuestra intervención: éxito versus fracaso, fortaleza versus debilidad, seguridad versus duda, vida versus muerte.
La historia está ambientada dentro de un contexto muy “bomberil”, ¿cómo ha sido para ti escribir sobre ese “mundo” que tanto dominas?
El hecho de que esté ambientada en ese contexto se debe a que el relato surge de ahí, de ese mundo que es necesario para poder explicar la historia, porque en otro no se habría dado. No se trata de un relato explicado en ese contexto, sino de un relato que únicamente puede surgir en ese mundo. Eso ha hecho que me resultara fácil encajar situaciones, personajes y emociones.
Un compañero me comentó que le había gustado mucho en la novela el enfoque de conocer un cuerpo de bomberos entrando a través de la sala de gestión, una parte invisible para los ciudadanos, y llegar a la descripción del trabajo de bombero a través de la persona que hay detrás del uniforme. También me dijo que deberían leerlo todas las personas que en algún momento habían querido ser bomberos y que lo haría obligatoria en las academias de preparación al cuerpo. No negaré que me encantó oírlo.
Hace unas semanas recibí un correo de un sargento de bomberos del Ayuntamiento de Madrid, que me dijo que había leído la novela y que iba a regalar un ejemplar del libro a todos los bomberos de tu turno (¡gracias, Sebas!). La historia transcurre en Barcelona pero podría desarrollarse en cualquier otra población en la que hubiera un parque de bomberos.
Siguiendo el patrón de que no queremos desvelar nada del libro, pero: si te ocurriese lo mismo que a tu protagonista, ¿qué harías?
De entrada intentar digerir la situación. Para ello es básico reafirmarse en los principios y valores de los servicios de bomberos, saber gestionar las emociones y buscar el apoyo de los compañeros. Desde que escribí la novela hemos vivido servicios de la misma tipología que el que aparece como eje de la novela, e inevitablemente vienen a la cabeza muchas cosas.
La historia parte de que tu protagonista quiere publicar su libro y está en busca de editorial, salgámonos de la historia, y cuéntanos cómo ha sido para ti publicar con una editorial, en este caso con la Ed. Maluma, ¿Cómo fue su búsqueda, y cómo te decidiste que era con ellos?
En realidad el protagonista que quiere publicar la novela es Ánder Urretxu, novelista y uno de los protagonistas. El otro protagonista es David Garray, bombero, que es uno de los personajes de la novela de Ánder, ya que como he dicho antes se trata de una historia contenida en otra.
Cuando terminé de escribir el manuscrito lo registré como propiedad intelectual y lo mandé a seis grandes editoriales, que me indicaron que si en unos 6 meses no me contestaban no estaban interesadas en el manuscrito. Mi primera intención fue esperar esos meses antes de buscar editoriales más pequeñas, pero una de mis virtudes/defectos es el realismo, así que en un acto de tocar con los pies en el suelo busqué editoriales más pequeñas sin esperar esos meses. Conocía Editorial Maluma porque un compañero de trabajo tiene una bellísima novela publicada en esta editorial, “Libros rayados”, novela que recomiendo sin ninguna duda. Editorial Maluma apuesta por escritores noveles, y viví en primera persona lo que vive Ánder cuando recibí la llamada de mi editora. Si existiera una palabra que combinara “alegría” y “subidón” sería la ideal para describir lo que sentí. En otro ataque de realismo anterior ya había pedido presupuesto para hacer una autoedición de la obra, pero afortunadamente no fue necesario. Estoy muy agradecido a Marga y Lupe, las editoras de Editorial Maluma y, por tanto, “mis editoras”. ¡Qué bien me suena eso! Además me permitieron hacer el diseño de la portada y la contraportada.
Una pregunta que siempre hago, ¿cómo se siente un escritor cuando ve en sus manos, por primera vez, su libro en físico?
En la novela hay un capítulo titulado “El peso de las cosas”, en el que se narra la sensación que tiene Ánder al tener su libro publicado en las manos, y una de las cosas a las que hace referencia es al peso del libro: todas la palabras, las ideas, los sentimientos que durante tanto tiempo ha estado describiendo y elaborando se convierten de pronto en algo físico y tangible que cabe en la mano. Como a él me encantó pasar la mano por el lomo del libro. A esta sensación tan agradable se sumó otra que fue la del pudor, ya que apareció una especie de vergüenza por exponer públicamente algo que hasta ese momento era sólo mío. Pensar que personas que conocía, y que no, iban a adentrarse en la trama y tendrían su propia opinión de los personajes y de la historia. Me resultaba extraño. Aún hoy, 10 meses después de la publicación, tengo esa misma sensación.
Mientras lo escribías, ¿le mostrabas a alguien la historia, o fue “top secret” hasta que decidiste que había acabado?
Había comentado a un grupo muy reducido de personas, amigos y familia, la trama de la novela y había dejado leer las primeras 30 o 40 páginas cuando las estaba escribiendo. A partir de ahí básicamente se ha tratado de una vivencia personal. He compartido la historia pero no el manuscrito. De hecho hay 5 personajes inspirados en personas reales a los que he mantenido el nombre como homenaje a su calidad humana y profesional dentro de bomberos, que no lo supieron hasta que les invité a la presentación del libro. Me gustó hacerles ese homenaje y me gustó mucho más la forma en que lo recibieron.
¿Cuánto tiempo pasó entre que escribiste la última palabra, hasta que decidiste que era el final?
En un principio hice una lista con las cosas que quería explicar, lo que me llevó a una segunda con las cosas que debían ocurrir y a otra tercera con los personajes que debían aparecer en ella. Durante el largo proceso de la escritura he ido readaptando dos de las listas, ajustándose a la primera. Tenía muy claro cómo debía empezar, con un capítulo titulado “El final”, y cómo debía acabar, con un capítulo titulado “El principio”. Tenía muy claro también en qué momento acabaría, exactamente igual que un peregrino sabe que la Plaza del Obradoiro es el final de su camino.
Ahora sí, haznos spoiler, ¿habrá más libros de Rafael Álvarez Ochoa?
Creo que sí. Estoy trabajando en perfilar aún qué es lo que quiero contar. Creo que el punto fuerte de “El círculo de cristal” es el mensaje del relato. Estoy estructurando uno sobre la despoblación de las Tierras Altas de Soria y la España vaciada. Y la posibilidad de una secuela de mi primera novela siempre está latente.
Dale un consejo a todas esas personas que le gusta escribir, pero no se animan a hacer el sueño realidad de ver sus composiciones en manos de los lectores.
Un poco en la línea de lo que he comentado durante la entrevista creo que el sueño debe ser el de escribir, y ver lo que has escrito en manos de lectores acabaría siendo una consecuencia. Vuelvo a la idea de saber disfrutar del camino más que de la llegada a Santiago. Y cumplido el sueño de haber escrito lo que querías explicar buscar cómo darle forma.
Por último, dinos tu cita favorita del mundo, esa frase que llevas por bandera
“Let the river run”, o lo que es lo mismo, “deja que el río fluya”.
Creo que las autoimposiciones y la autoexigencia están demasiado presentes en nuestra forma de vida, y a veces nos cuesta reducir de marcha y filtrar las cosas importantes. El río debe fluir al ritmo que nuestro estado de ánimo necesite. Hacerlo no es una garantía de felicidad, pero ayuda bastante.