Luis Rodríguez Guerrero
En nuestra Sala de interrogatorio: Susana Martín Gijón.
Encuentro digital con acento andaluz. En esta ocasión nos acompaña una invitada de excepción, la sevillana Susana Martín Gijón; una autora que ha fraguado su talento literario en los altos hornos de la literatura universal, algo que lleva cultivando desde la más tierna infancia.
Su desempeño como guionista ha fortalecido, por si fuera poco, el calado de una obra de lo más prolífica. Algo que la ha llevado a catapultarse como uno de los referentes nacionales del género negro.
Si el dicho popular reza que “todos tenemos un muerto en el armario”, en el caso de Martin Gijón hallamos la honrosa excepción; dado que su armario está repleto de una amalgama interminable de personajes que sazonan con acierto sus historias. Los truculentos casos de la inspectora Camino Vargas la han copado como todo un fenómeno de masas.
Agatha Christie es su autora fetiche, y aunque la finalidad de esta sala de interrogatorio es enfundarnos el traje de Miss Marple, trataremos que nuestra distinguida invitada se sienta lo más cómoda posible…
El thriller y la novela negra son dos géneros independientes que, muy a menudo, tendemos a mezclar, usted ¿con cuál de ellos se siente más cómoda o se identifica más?
Diría que con la novela negra, puesto que uno de sus componentes esenciales es el retrato con fines de denuncia social de situaciones de nuestro entorno. Esto está muy presente en cada una de mis novelas, y especialmente en las sagas de Annika Kaunda y Camino Vargas, pero también en otras obras como Náufragos.
El “Estilo rico, estilo pobre” de Luis Mangriyà ha ayudado a esclarecer —y a pulir—muchos textos. Leyéndola, uno puede darse cuenta de que su estilo es muy directo; prueba de ello es que logra conectar de manera ágil con el lector, imagino que no debe ser fácil. Si fuese fácil todos lo harían, ¿no cree?
Hay quien se siente más cómodo con una prosa mucho más elaborada y unas descripciones más extensas. Para mí, la fluidez, los buenos diálogos y la conexión con el lector o lectora es fundamental. Y afortunadamente me surge de forma espontánea.
En algunas de sus entrevistas, relata como aquellas novelas de Agatha Christie que devoraba en la infancia, han sido germen y fuente de inspiración de su obra. Dentro de esas influencias, Christie es una autora que, como rasgo característico, expone una cantidad importante de personajes durante el desarrollo de la trama. ¿A usted también le gusta este recurso?, ¿no?
Sí, supongo que tanta lectura de Christie a una edad tan temprana ejerció algunos efectos en mí. Por ejemplo, me apasiona el reto entre autora y lectora a la hora de tratar de averiguar quién es el culpable (tanto si estoy en un lado como en el otro).
También es cierto que suelen aparecer bastantes personajes en mis obras, pero nunca había pensado que fuera una influencia suya. Puede que sí.
Siguiendo con Agatha, en la actualidad existe un porcentaje elevado de lectoras y lectores que no logran conectar con la obra de Christie. ¿Por qué cree que ocurre eso? ¿Será una cuestión de gustos o es que los tiempos han cambiado?
Qué curioso, yo en cambio me sigo encontrando mucho devoto de esta autora. Pero es cierto que sus realidades están muy alejadas de las nuestras, y también que para ella no era esencial la denuncia social. Supongo que muchos lectores, como yo misma, valoran ese ingrediente dentro de una buena novela.
No hace demasiado, el libro “Diez negritos” vio modificado su título por un frígido “Eran diez”. Oiga… ¿no cree que la cosa se está yendo de madre con los límites de la censura? Mal haríamos al juzgar el pasado con los ojos del presente. ¿Qué piensa Susana Martín Gijón al respecto?
Si solo fuera el pasado… juzgamos demasiado en general. Pero sí, creo que habría que trabajar mucho más la empatía, el respeto y por supuesto saber contextualizar dónde nos estamos moviendo. Dicho lo cual, es maravilloso encontrar a artistas de otras épocas que tuvieron la sensibilidad suficiente para no herir a otros y créame, por suerte hay bastantes.
«… la fluidez, los buenos diálogos y la conexión con el lector o lectora es fundamental. Y afortunadamente me surge de forma espontánea»
¿Qué tres títulos no pueden faltar en su estantería?
¿Tengo que quedarme con tres? ¿En serio? Hace poco hice mudanza y tuve que pensar muy bien cuáles se venían conmigo. Te aseguro que fueron muchos, muchos más. Pero está bien, juguemos. Los cuentos completos de Cortázar, seguro. Los diarios de Alejandra Pizarnik también. Y uno más actual, pero del que estoy enamorada, El clamor de los bosques, de Richard Powers.
Ahora que está tan de moda, ¿veremos algún día a la inspectora Camino Vargas dar el salto a la gran pantalla? A propósito de esto, ¿es usted de las que piensa que el libro siempre supera a la adaptación cinematográfica? Hay casos que se han dado a la inversa, incluso más recientes de lo que parece.
Una productora tiene comprados los derechos y está trabajando en esa adaptación audiovisual, así que tengo esperanzas en ello. En cuanto a qué es mejor, pues sí, creo que hay ejemplos de todo tipo. Te doy uno que a mí me sorprendió: El curioso caso de Benjamin Button. El relato es estupendo, pero creo que la adaptación a la gran pantalla logró sacarle muchísimo partido.
Acérquenos a la Susana más personal, ¿con qué hobbies y/o aficiones ocupa parte del día?
Lectura (qué sorpresa, ¿verdad?), cine y teatro siempre que puedo y que no falte algo de deporte diario.
Andalucía continúa emergiendo como enclave de grandes historias, parece que vamos huyendo de viejos clichés…
Afortunadamente. Cuesta mucho desprenderse de algunos lastres, y los prejuicios son bastante pesados.
Hay finales que se escriben desde el principio, díganos uno que le haya marcado y sorprendido a partes iguales.
El de Mi año de descanso y relajación, de Ottesa Moshfegh. Lo leí hace unos meses y me pareció magistral.
Muchas gracias por su tiempo y muchos éxitos en sus próximos proyectos.
A vosotros.