La profesión liberal es la más sacrificada

José Blas Fernández Sánchez

Desde hace varias generaciones, en nuestro país, tener  un título parecía para algunos como una patente de corso que le transportaba a una esfera de la sociedad donde muy pocos alcanzaban ese estatus, pero con el tiempo al llenarse las universidades de alumnos y triplicarse las mismas hasta con estudios que no tienen salida alguna, se ha ido rebajando el nivel de esa titulitis porque en definitiva, son pocos los que verdaderamente ejercen libremente  una profesión que aquél título inicial para su ejercicio diario y hoy vemos cómo la formación profesional está  tomando protagonismo.

Los gobiernos de la democracia se iniciaron  poniendo en sus listas a personas que ejercían una profesión, que tenían una experiencia como catedrático o profesor,  o bien,  eran funcionarios de reconocido prestigio que se ausentaban de sus funciones el tiempo indispensable para ejercer la vida pública, algo que se ha ido destruyendo y los distintos  mandatarios  de los diversos partidos políticos han ido acogiendo en sus filas a muchos inútiles, huecos de trabajo y sin haber ejercicio nada, pero para darle una capa de barniz,  lo adornan con ese título obtenido y que nunca ejercerán para darle contenido aparente a las funciones que van a desempeñar como políticos o como asesores.

Hoy, en nuestro país,  el número de cargos electos no es significativo, pues  no todos los concejales cobran por su actividad y muchos ni siquiera perciben dietas, ya que en la mayoría de los pequeños pueblos distribuidos por España se trata de personas elegidas desempeñando esos cargos de forma altruista o por vocación de servicio. Distintos son los cargos de confianza o los denominados funcionarios eventuales que en aplicación del artículo 12 de la Ley 7/2007, de 12 de abril, que aprueba el Estatuto Básico del Empleado Público y el 104 de la Ley 7/1985, de 2 de abril, reguladora de las Bases del Régimen Local, colocan en esos puestos de asesores a amigos y amiguetes que cuestan aproximadamente entre  nómina y cotización a la seguridad social unos 53.000,00 euros al año, lo que hace que entre cargos de confianza, personal de libre designación, funcionarios asignados y demás puestos de representación remunerados, tengamos oficialmente  más de 445.000 personas viviendo de la olla grande.  Eso hace que quien entra hoy en política tiene no sólo la posible carrera que le espera remunerada, sino que luego en función de quienes mandan en los partidos se coloquen tras las puertas giratorias en sitios  relevantes de la vida política española y que entre los 42.000 políticos contratados como cargos de confianza en la administración, 130.000 colocados de libre designación en empresas públicas, que es una administración paralela controlada por los partidos, estamos ante  un desmadre y si a eso le unimos  la interminable lista de instituciones, fundaciones, observatorios, organismos, cámaras de comercio, parques tecnológicos, mancomunidades, oficinas diplomáticas, consejos asesores y  66.000 liberados sindicales, más 32.000 representantes de las distintas patronales, con generosos sueldos y dietas, esto  se hace interminable y ruinoso.  A ello, no sólo se le da esos sueldos y asignaciones que todos pagamos, hay que aumentarles las tareas improductivas y prescindibles que hacen, lo que  contabilizamos,  por tanto un gasto público que es traumático.

España no puede seguir con unos dirigentes que maltratan la economía y que lo peor es que sus salarios mensuales  y abultados salen de nuestros impuestos, lo que demuestra que cada vez más nos asusta la situación que tenemos, ya que el actual gobierno cuenta con 1.200 asesores contratados a dedo, la mayor cifra de la democracia, lo que lógicamente nos lleva a una inflación tan espectacular que no conocemos cuál será el final de todo ello.

Pues bien, este ejercito de asesores que existen por todas partes y que mangonean a la sociedad, ya  hoy es más productivo que ser político,   porque  en este país existen otras alternativas claras, o te metes en esa política de amigotes para estar en ella toda una vida,  también de  interino, entrando por  la puerta falsa o hacer oposiciones que la gran mayoría las realizan por su seguridad eterna,  o bien, no te queda más remedio que trabajar por cuenta ajena o propia y con muchos sacrificios en tantas y tantas pymes y micropymes  que tienen que inventarse cada día  los trabajos a realizar y patearse la calle para luego poder vivir a lo justo. Y claro, aquí nos encontramos con el profesional liberal, ese que no tiene horario ni fecha de calendario, ese que trabaja 18 horas diarias, sin días libres, sin permisos ni vacaciones y que  realiza un servicio a la sociedad que  no puede permitirse ni siquiera estar de baja por enfermedad, el que no tiene honorarios profesionales por no estar regulados y cobra al capricho del cliente y de la competencia  desleal que tienen. Es decir, lo que vulgarmente también se denomina autónomo y para estos sólo existen pagos de seguridad social, hacienda (la cual es su mejor socio), impuestos municipales, gastos generales, subida de la gasolina, subida de la electricidad y encima ni siquiera puede conciliar la vida familiar y laboral y que no se les ocurra aplicar el 9,8% del IPC habido porque se quedan solos, pero para la compra  y el consumo sí que  están vinculados a la inflación del momento. Este es el ejemplo de  la España trabajadora, de los que viven del cuento y de los que viven de su trabajo; dos parcelas distintas, donde una se levanta  todos los días  para mantener a la otra y lógicamente con un gobierno de coalición de 23 Ministerios  y tantos políticos aventajados y cobrando no hay quien  pueda soportarlo, pues a ello le tenemos que añadir cómo desde  principios del año 2000 que fue cuando se realizaron de golpe más de dos mil transferencias del Estado a las Autonomías, se ha multiplicado por casi tres el número de este personal en la Administración central. Con estos mimbres, quienes trabajan a diario de sol a sol y quienes no les llega lo que cobra a final de mes, así como aquéllos que nos engañaron en la Puerta del Sol para volver a España como un calcetín en el ahorro y en el despilfarro, han demostrado ser los mismos que sólo venían para echar algunos y ponerse ellos, pero claro, la ignorancia  y el desconocimiento hoy se vuelve al revés y la sociedad civil le queda muy poquito que aguantar  y cualquier día explota.         

Fdo.: José Blas Fernández Sánchez.

6 Respuestas a “La profesión liberal es la más sacrificada”

  1. Tristemente exacto
    Muy claro explicado, pero de difícil arreglo, porque se encargarán de dejarlo todo blindado.
    Gracias

  2. Los asesores y enchufados están haciendo un daño terrible, la gente no quieren más que vivir cómoda y sin responsabilidades , lo que termina en que políticos de raza no los hay porque esta gentuza que mandan a golpe de unirse los vividores, echan a los que valen y no quieren que los que no necesitan la política para vivir, se hagan cargo de los partidos políticos. Hoy esta desprestigiada la vida política y estar en ella es la tarjeta de visita de flojos/as y familiares y amigotes de esos vagos. Muy bien este artículo Sr Blas, le felicito y de verdad.

  3. Muy buen artículo Sñr Pepe Blas, también muy acertado el Sñr Espelta en su comentario. He tenido la suerte de conocer a grandes hombres de la politica , como el Sr Don José Blas también la mala suerte de conocer la chusma mediocre ambiciosa y dañina de los nuevos politiquillos. Individuos expertos en el arte del peloteo más servil y denigrante .

  4. Esto de lo asesores se deberían de prohibir, es más muchos políticos tienen a sus amantes dados de alta como asesor o asesora y así llevan años cobrando por la misma cara. Buena tribuna y muy valiente pues así se dicen las cosas y más por una persona que nunca se lucró e nada de estas sinvergonzonerias.

  5. Muy certero el articulo, un baño de realidad. Desgraciadamente en política entra salvo honrosas excepciones aquellos que no han sido capaces de desenvolverse en la vida privada. Una pena..

  6. De nuevo el autor nos brinda un artículo lleno de verdad y describe a la perfección cómo la política está desprestigiada por estar llena de individuos que lo que menos quieren es servir a los demás, servirse ellos mismos a costa de todos. Los políticos de verdad van desapareciendo porque los mediocres les temen porque les hacen sombra. Ya no hay política, hay politiquilla de inútiles. España va por mal camino dirigida por gente así y lo que es peor es que esto ha venido para quedarse.

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