Por Nicolás Salas Ramos,
Licenciado en Filología Hispánica
y máster en Enseñanza de Español como Lengua Extranjera
Reseña de ‘Sueño de lava a orillas del mar’, de Erika Cipré
Como era un palmo más alta que él, además, cuando lo miraba tenía la sensación de que podía proteger sus pensamientos
(Refiriéndose a la relación entre Beatriz y Rafa, pág. 15)
Ésta es la historia de Rafa, un chico de doce años que vive con su madre y con su tía, y sobre todo de su grupo de clase de sexto de primaria, y de cómo se enfrenta con su creatividad a la excitante aventura de crecer y de afrontar los cambios de su entorno.
Erika Cipré es educadora infantil y actualmente se dedica a la corrección de textos y a la escritura. Sevillana de nacimiento, ha vivido en Barcelona y en Granada, donde forma parte de distintos colectivos culturales. Otras obras publicadas: ‘La ley de las entrañas’, ‘Sintomatología de la perdición’.
La comunicación y la imaginación serán las herramientas que Rafa utilizará para afrontar el importante cambio producido en su hogar tras la marcha de su tía a la otra punta del mundo. Las charlas por videoconferencia con ella se valdrán de la creatividad para hacer más llevadera su marcha a su sobrino Rafa y para que éste pueda com-prender mejor en qué consiste el trabajo de ella.
Una creatividad que Rafa no duda en poner en valor en las clases de lengua y literatura. Las compuertas de su mundo interior se abren de par en par, y pasa de ser considerado como introvertido y reservado, a ser todo lo contrario. Si hasta entonces sólo conseguía compartir sus creaciones de mundos y seres imaginarios con su amiga Beatriz, a partir de ahora encontrará más compañeras a las que hacer partícipes de su creatividad. Pronto, con la ayuda del profesor y de la locutora de la emisora local de radio, formará un buen equipo con quienes construir y compartir nuevas historias.
Los personajes de la novela no dejan de ser adolescentes y de tener los problemas, inseguridades y sueños de las personas de su edad. Y con la misma naturalidad conocemos que, por ejemplo, Rafa tiene que utilizar audífonos; o que una de las compañeras del grupo, Alicia, tiene dislexia. De la misma manera, y desde las primeras páginas, Rafa pregunta a su tía si su marcha se debe a que le gustan más las chicas de allí.
Esta novela aborda tanto la diversidad funcional como la diversidad afectivo-sexual de sus personajes sin considerarla problemática y sin que conlleve necesariamente una forma distinta de narrarnos los hechos y de darnos a conocer a los personajes. Es de agradecer que se dé visibilidad a esta diversidad sin caer en tópicos ni en problematizar esta realidad, como a menudo suele suceder en otros textos.
Cabe señalar también que se utiliza la forma femenina plural como forma genérica a la hora de referirse a grupos de personas o a colec-tivos.
Aunque es una novela que interesará a lectoras de todas las edades, gustará especialmente a adolescentes y jóvenes. No se anda por las ramas y nos permite conocer y escuchar a sus personajes sin filtros. Las miradas desde distintas perspectivas del mundo de las adultas y de las más jóvenes permite diferentes planos de lectura que enriquecen la recepción de la novela.
Se disfrutan especialmente las situaciones de complicidad entre Beatriz y Rafa, en las que ella parece conocerlo mejor que él mismo. Y además si la lectora de este libro es madre le servirá para no sentirse tan perdida ante la imaginación desbordante de sus hijas.