Decía el diputado del PSC José Zaragoza, a tenor del debate sobre la eutanasia (esos debates laterales que de vez en cuando abre el PSOE cada vez que se le viene encima un escándalo, con la intención de desviar en lo posible la atención de él), que la aprobación de la eutanasia no obliga a uno a recibirla, igual que la ley de divorcio no obliga a uno a divorciarse, o la ley de matrimonio homosexual no obliga a uno a casarse con alguien de su mismo sexo.
Tiene razón, pero resulta curioso (como eufemismo de hipócrita) que lo diga el partido que más atenta contra la libertad individual. ¿Acaso si se deroga la prohibición de no poder contratar por debajo de un salario mínimo obliga a uno a aceptar un salario bajo? ¿Acaso una ley de gestación subrogada obligaría a una mujer a gestar a un hijo para otros? ¿Acaso la prostitución o el porno (la diputada socialista Andrea Fernández se ha mostrado públicamente “abolicionista” de ambas cosas) obliga a prostituirse o hacer/ver porno? ¿Acaso las casas de apuesta obligan a la gente a apostar? O el caso aún caliente del pin parental de Murcia, ¿acaso que un padre impida que se ofrezca a su hijo determinada actividad extra-escolar impide a los demás que sus hijos no realicen determinada actividad?
Claro que no. El individuo sólo puede elegir cuando ellos deciden que pueden elegir. Es la arrogancia consustancial del socialista de que puede vivir nuestra vida mejor que nosotros mismos. En el mejor de los casos es paternalismo, pero como cuando se habla del PSOE siempre hay que ponerse en lo peor, deberíamos pensar que pertenecemos al Partido.
José Luis Tivi
Escritor
@eltivipata