El aprendiz es una figura en desuso

José Blas Fernández

Históricamente, en el mundo del trabajo,   la figura del aprendiz obedecía a una categoría profesional que se imputaba siempre a los jóvenes que se iniciaban  en la vida laboral. De hecho, hasta jóvenes de 14 años de edad (hoy derogado) empezaban sus oficios y actividades  con esa categoría que a la postre los harían grandes profesionales en el mundo de las relaciones laborales. Es verdad que los estudios eran mínimos,  la necesidad de trabajar era grande y muchos padres o tutores que tenían a su cargo a estos menores los encauzaban por la vía del aprendizaje para que obtuvieran un porvenir asegurado. El aprendiz era el que se iniciaba en un taller,  un comercio, un restaurante, una oficina o un banco, por poner ejemplos, pero eran muchas las actividades existentes que contemplaban y siguen contemplando la figura del aprendiz.

De hecho puedo mencionar a grandes directores de entidades financieras que entraron de aprendiz-botones en un banco, grandes jefes de talleres y comercios que su aprendizaje les hicieron llegar a la cúspide de las  categorías profesionales, grandes maitres de hoteles que se iniciaron con el aprendizaje adecuado y grandes profesionales de la administración que sus comienzos los hicieron en oficinas y despachos y culminaron su vida profesional con mejores conocimientos de los que con titulación académica se incorporaban más tarde.

Es decir, el aprendiz ha quedado hoy en desuso, obsoleto y lo que es peor, es peyorativo porque la titulitis le ha ganado la batalla, pero desgraciadamente la experiencia del aprendiz, los conocimientos que le inculcaron sus maestros y el día a día reparando y atendiendo con sus propias manos cualquier mecanismo  en cualquier taller, les hicieron saber lo que muchos les llamaban el “manitas” o bien, que su experiencia a lo largo de su aprendizaje y mayor categoría hacían prosperar en todos sus órdenes a las empresas en las que estaban y quién no conoce a grandes expertos y profesionales de cualquier orden que sus comienzos fueron de aprendiz en la empresa.

Hoy, los jóvenes  son los mayores acreedores del desempleo, tienen cientos de cursos, diplomas, talleres y un largo etcétera de pomposos nombres, pero de prácticas no saben nada. Por ello, junto a la  formación profesional tenemos que ir pensando en este mercado de trabajo si la figura del aprendiz, que aún persiste viva en muchos convenios hay que dotarla de lo que verdaderamente es,  de un aprendizaje serio y capaz que haga de esas personas los futuros gestores del mundo del trabajo en todas sus escalas y a la sombra de grandes maestros, porque muchos de los libros que se acompañan a lo que hoy se llama formación, no se leen ni las pastas.

José Blas Fernández Sánchez

Presidente del Consejo Andaluz de Colegios Oficiales de Graduados Sociales
@Jblasfernandez


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