A los que, miembros del Gobierno y sus lamebotas -tanto los que usan su lengua con ánimo de lucro como los que lo hacen por devoción-, llaman burlonamente “capitanes a posteriori”, ya advertían mucho antes del 8M de la gravedad de esta nueva epidemia vírica. Desde luego sorprende que, quienes cargan con más de 2.300 muertos a sus espaldas, no hayan perdido el sentido del humor.
La realidad, por supuesto siempre ajena a esta manga de farsantes, es que sí se sabía. Al menos, un artículo de BBC llamado “el coronavirus de China se propaga antes de que aparezcan los síntomas” nos advertía, ya el día 26 de enero, que el nuevo virus se contagiaba antes de que apareciesen los síntomas, como bien dice su descriptivo título. El Ministerio de Sanidad, justo un mes más tarde, el 26 de febrero, y con el virus propagándose ya a un ritmo alarmante por Italia, informó a través de su cuenta de Twitter que al llegar de una zona de riesgo podíamos hacer una vida normal, y, sólo si tenías síntomas, debíamos tomar medidas.
Lo peor, es que ni siquiera se trataba de ineptitud, como demuestra el hecho de que el Gobierno, tan sólo 24 horas después de la manifestación del 8M, aconsejara evitar reuniones multitudinarias. El objetivo era claro; había que salvar su manifestación progubernamental, a riesgo de desencadenar un peligro de fatales consecuencias, como, finalmente, acabó sucediendo. Eso convierte la ineptitud en responsabilidad criminal.
Lejos de asumir responsabilidades -cosa que un servidor no esperaba- han comenzado una campaña de burlas de todos aquellos que los critican, igual que se burlaban antes de las mismas personas con chistes tan ocurrentes como que “es más
probable que mueras atropellado porque la mascarilla te impide ver que por coronavirus” (autoría de Antonio Maestre).
Pero lo más curioso es el llamado a la “lealtad con el Gobierno en estos momentos de crisis”. Sí, “ahora toca olvidar la política y remar en la misma dirección”. Eso piden a la oposición al tiempo que han iniciado una campaña para culpabilizar al PP desde ya achacando las muertes por el virus a “sus recortes sanitarios”. Lo que significa que, como es habitual, lo que la izquierda dice jamás se corresponde con lo que quiere decir; no quiere que nos olvidemos por ahora de la política para aunar esfuerzos en la lucha contra el virus -ya que ellos están haciendo justamente eso desde el minuto cero-, sino prohibir cualquier criticar al Gobierno.
El escenario de posguerra va tomando forma aun antes de que la guerra acabe; para entonces, toda la maquinaria mediática del PSOE pasará por encima de la oposición como un rodillo, hasta conseguir que buena parte de la población crea que, realmente, fueron ellos los responsables del desastre, pese a que ni gobernaban. La derecha, boba como siempre, se limitará a cruzar los dedos y esperar que esta crisis les permita ganar las próximas elecciones, aunque sea con un margen ajustado. Se avecinan malos tiempos para la libertad.
José Luis Tivi
Escritor
@eltivipata