La obra es un mosaico sobre la mente humana y la salud mental
Juliana Echeverri nació y se crio en una de las ciudades más peligrosas del mundo, la Medellín de los 80 y 90. Eso forjó su carácter y seguramente la hizo más sensible a las cosas hermosas de la vida, a obras de arte como el Guernica de Picasso, que evoca destrucción y esperanza a partes iguales y que sirve como trasfondo de la primera novela de esta escritora colombiana.
El viaje al interior de la mente humana es un poco como contemplar un cuadro lleno de personajes, porque cada uno de ellos nos cuenta una historia. Sucede algo muy parecido a lo que afirma Juliana Echeverri del Guernica de Piccasso, que tiene «tantos significados como espectadores», un efecto que bien pudiera apreciarse si fuéramos capaces de contemplar, como si de un prisma se tratase, todas las aristas que encierra nuestra imaginación.
Desde luego, una composición parecida ha tratado de darle a su primera novela, Los grises sobre el lienzo, una obra que habla sobre la salud mental y temas sociales como el abuso, las adicciones o la discriminación. En palabras de la propia autora, un puzle donde cada personaje es una pieza fundamental: «El narrador omnisciente me permitió explorar los demás personajes en profundidad. Como novelista, he entendido que cada uno de ellos es como un iceberg del que la historia solo le muestra a la audiencia la puntita que asoma, pero no por eso el autor debe desconocer todo lo que esconde. Tengo tanta información de cada personaje que cada uno de ellos te podría contar una versión real completamente diferente (oxímoron) de una misma historia. Esto ha hecho que yo sienta curiosidad por seguir ampliando la saga, no necesariamente en términos de tiempo, sino de perspectivas».
La protagonista es Violeta Aubad, una joven colombiana que vive en Madrid, y cuya vida queda marcada por dos cosas fundamentales: un accidente que le ha provocado una amnesia selectiva y su profunda fascinación por el Guernica. El tema de la salud mental es ya una realidad en los medios en general, también en la literatura, donde quizá encontró su primer refugio, y esto es una buena noticia, porque un primer paso para sanar es, seguramente, sentir que uno no está solo, que otros ya pasaron por aquello que nos aflige y nos dejaron por escrito su experiencia, en la que poder refugiarnos cuando lo necesitemos. Juliana Echeverri se muestra satisfecha de su contribución a la materia: «Creo que mi principal aporte es iniciar la conversación. Hacerlo a través de la ficción y de personajes inventados, pero que perfectamente pudieran ser reales, facilita mucho más este proceso», asegura.
Sobre el otro gran tema de Los grises sobre el lienzo, el amor a la obra inmortal de Pablo Picasso, hay que decir que no es algo exclusivo de la ficción. Echeverri reconoce sentir una fascinación especial desde muy joven por tan icónica pieza: «Para mí, esta obra es como la voz de la conciencia. No hay verdades absolutas ni puntos de vista únicos. Refleja, además, la vida y la muerte, la destrucción y la esperanza. Para mí, el Guernica es la humanidad entera. Representa la historia, el pasado, el presente y el futuro».
Juliana Echeverri vive hoy dedicada a la docencia, en Medellín, la misma ciudad en la que nació y se crio, si bien muy distinta de la de aquella época. Los 80 y 90 fueron tiempos duros en aquella ciudad, que se convirtió en una de las más peligrosas del mundo. Esta escritora colombiana trata con su labor diaria de concienciar a sus alumnos sobre aquellos tiempos duros para que no se repitan nunca, si bien, como ella misma asegura, las nuevas generaciones tienen sus propios retos por delante: «Un chico o una chica que no vivieron la época de Pablo Escobar o de sus milicias colaterales jamás van a aprobar que les esté tocando más fácil. Sin embargo, su perspectiva de la guerra está delimitada de forma muy distinta. Eso es bueno, porque pensaría uno que no van a permitir los atropellos que vivimos otras generaciones, pero la falta de empatía que tienen hacia los demás los aleja mucho de cómo sabemos por experiencia que pueden resultar las cosas».