Así lo ha avanzado a Efe el ministro de Cultura, Miquel Iceta, que espera que antes de acabar el año puedan estar aprobadas la mayoría de las reformas que se están preparando para dotar de un marco jurídico estable al sector artístico y cultural.
El Estatuto del Artista que están elaborando hasta siete ministerios y cuyo borrador está previsto para finales de este mes permitirá, entre otras medidas, compatibilizar el cobro de derechos de autor y de pensiones no contributivas.
Iceta ha recordado que, pese a que el cobro de los derechos de autor y de las pensiones se ha resuelto ya en determinados casos, «en el de las pensiones no contributivas seguía existiendo esa contradicción o esa imposibilidad» de cobrar esos derechos, lo que se pretende resolver con esta reforma.
«Esta es una de las cosas que es un poco sangrante», ha dicho Iceta, que entiende que «el derecho de un autor sobre su creación no caduca y puede ser perfectamente compatible con la percepción de una pensión de jubilación o de una pensión no contributiva».
El ministro de Cultura espera que antes de que acabe el mes de enero «tengamos ya sobre la mesa una propuesta de reforma de la normativa laboral que afecta a los sectores culturales».
Con el Estatuto del Artista, se pretende que la legislación laboral, de la Seguridad Social, las enseñanzas artísticas y la fiscalidad se ajusten a un sector que «no se mueve por las mismas reglas que otras actividades económicas más continuadas y más regladas».
«Nuestra idea -ha añadido Iceta- es que en el primer cuatrimestre se produzcan las propuestas, el diálogo con los sectores y que podamos llevarlo al Congreso de los Diputados, de tal forma que antes de que acabe el año la mayoría de estas reformas estén ya aprobadas».
El Estatuto del Artista se está elaborando cuando se ha aprobado una reforma laboral muy dirigida a combatir la temporalidad, «pero eso no quiere decir que no pueda atender las necesidades de temporalidad de un sector como el cultural», puntualiza Iceta.
«No estamos hablando de evitar la estacionalidad de determinadas orquestas que trabajan mucho más en verano que en otros momentos, sino de la acumulación de contratos que duran tres días», aclara el ministro, que subraya que son «fenómenos absolutamente diferentes y la reforma laboral tendrá que incorporar también estos criterios para asegurar que no perjudica a la actividad del mundo cultural».