España padece una diarrea legislativa

José Blas Fernández Sánchez

         Los que  somos operadores jurídicos y hemos estudiado las distintas ramas del Derecho, tenemos que recordar  cómo nuestros profesores y catedráticos nos inculcaban el significado de las leyes, el orden jerárquico de las normas y cómo  el Parlamento construía  las distintas facetas de los proyectos de ley y los hacía realidad tras esos largos debates, incluyendo las enmiendas y adiciones de los distintos grupos políticos que se elevaban a las Cámaras  y terminaban en el BOE  con el respaldo de todo un proceso, con distintos dictámenes e informes vinculantes o no y que  hacían realidad  el que el ciudadano cumpliese esa ley y supiese su origen como consecuencia  de todo el trámite llevado a cabo.

         Hoy, las Cortes Generales están prácticamente anestesiadas,  porque  el legislador,   que es la figura que los juristas tomamos   como referencia para describir quién ha tramitado  y estudiado  una ley o un Real Decreto-ley,  se ha hecho anónimo y  desde la pandemia  nos hemos acostumbrado a recibir decenas de reales decretos-leyes donde  el Gobierno ha suplantado al legislador, los ha publicado en el BOE y muchos de ellos sin ningún informe y posteriormente  los ha hecho realidad en la convalidación torticera de los mismos. Hay quien dice que el arma más importante de un Gobierno es el Boletín Oficial porque es cierto que  una vez publicado cuanto el Gobierno ha querido enviar a la ciudadanía  lo ha hecho por este medio y así podemos enumerar  cuanta normativa sin sentido, con falta de conocimiento y tipo dictadura, nos la han metido con un calzador y como el papel todo lo admite, así está hoy el campo de batalla jurídico e interpretativo que tenemos todos los españoles, pero que desespera aún más a quienes tenemos que interpretar las normas y no digamos a los jueces y magistrados.

         En la última legislatura y lo que ya ha recorrido la presente,  nos asusta levantarnos por las mañanas, leer ese Boletín Oficial que vomita todo aquello que considera y que con leyes muchas veces contrapuestas, se creen que el país así puede funcionar. No hay día que no nos sorprendan con un nuevo espantapájaros del mal denominado legislador, porque  es más, el propio legislador que se encuentra en su escaño esperando debatir y tramitar una ley, se le pone cara de tonto cuando ve que se le puentea y sólo sirve para estar en el Parlamento  realizando mociones y proyectos insulsos  que no valen para nada  y que en definitiva, ese no es el papel de quien representa a la soberanía popular. Es decir, está la legitimada figura del parlamentario por debajo del propio Gobierno y de quienes  llenan los boletines a su buen criterio y sin conocer la inseguridad jurídica que están provocando.

         Esto que hoy tenemos es una mala  praxis  que se hace a criterio de un Gobierno de coalición, donde cada uno mete la espita de su parecer y  ni es congruente, ni  serio y ofende a los profesionales del Derecho,  ya que al legislador lo orillan para tantos proyectos de ley que luego lo transforman en real decreto-ley y sólo valen los votos de las mayorías y  no recoge el sentir del verdadero legislador y lo que es más, a la hora de ponerse en práctica, son los jueces  y tribunales los que tienen que corregir e interpretar las autenticas barbaridades de quien construye ese bodrio  llamado real decreto-ley y, para colmo, en solitario. Es decir, el Gobierno planea  una norma, la pasa por  el Consejo de Ministros, le da la figura de Real Decreto-ley y la manda el boletín oficial. Eso es como en España hoy se está produciendo  esta diarrea legislativa que no tiene precedentes, casi ni en las dictaduras, porque las dictaduras tienen partidos aparentes que dicen sí a todo lo que el dictador les impone y luego, el boletín oficial recoge el espíritu y pensamiento de quien la ha dictado, pero  este Gobierno que dice ser democrático y suplanta al legislador ni es Gobierno, ni es nada.

         Toda esta enjundia que estamos viviendo, hace que la ciudadanía vaya por un sitio  y los gobernantes por otro, porque se está llegando a extremos  donde  los españoles vivimos cada vez  más de espaldas a quienes tienen que legislar y a quienes imponen estos reales decretos-leyes, por lo que de seguir así es tal el desprecio hacia tanta normativa  que no  puede  cumplirse y  que todo termina en un desastre.

         En estos momentos no existe credibilidad en nada. Se vive de espaldas a los acontecimientos y los pilares que sostienen una estado de derecho están prácticamente fracturados  y vivimos  de un día para otro con una total falta de credibilidad en la vida pública y política y  el desprecio  por el BOE se hace cada vez mayor, porque todos sabemos que quien gobierna está suplantando la personalidad y el papel del verdadero legislador.

         En resumen,  o esto toma otros derroteros, o  los españoles pasaremos  de todo para sólo creer en nuestras propias decisiones y entonces será tarde para reconstruir todo aquello que debe tener el interés general  y no el interés  y la imposición de unos pocos, porque hasta el propio Tribunal Constitucional que podría corregir todo este desaguisado, también está falto de credibilidad y parece como si el Gobierno fuera el que ha acaparado todos los poderes y está haciendo a la ciudadanía  analfabeta de las normas y procedimientos.

         Por último, los que practicamos a diario visionar el BOE, invitamos al resto de la ciudadanía a que lo visiten diariamente y se darán cuenta que más que un boletín es una olla a presión  que cualquier día explota.

Fdo.: José Blas Fernández Sánchez.

3 Respuestas a “España padece una diarrea legislativa”

  1. Muy cierto y ya hoy en día la ciudadanía desprende hastío. Vamos a terminar yendo cada uno a lo nuestro e intentando esquivar esos decretazos que nos imponen a diario.

  2. Estoy y comparto cuanto dice este autor y columnista, España ha desaparecido del contesto natural jurídico para convertirse en una dictadura de un Sr que saltándose todas las puertas previstas en nuestro ordenamiento jurídico, hace lo que le da la gana y los parlamentarios no son mas que unos muñecos que permiten que se haga todo por parte de un dictador a base de Reales Decretos Leyes, cosa que no hacia ni Franco.
    Hay que plantase desde el Congreso y Senado para no permitir esto por mas horas y que las Instituciones no sigan por ese camino que ha marcado el dictador. Srs Diputados y Parlamentarios basta ya y promover una desobediencia a estas situaciones que marca este sujeto llamado Pedro Sánchez.

  3. Pedro I, el Mentiroso, cómo algunos lo llaman, no solo está propiciando el no respeto a las instituciones, sino que ha desacreditado al Parlamento. Se hace todo por sus «santos coj.. » (perdón) pero es así y así me sale. Es lo peor que nos hemos echado a la cara y encima con un descaro de campeonato y NO PASA NADA!! Que es lo triste. Buen artículo y muy acertado Sr. Fernández. No sé qué se podría hacer, pero por Dios algo habrá que se pueda hacer.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *