V. C. Cortes| WeltDeLibros
La lectura para el mes de abril en el Club de Lectura “Castle Rock” de libros de King, me dejaba este libro de tan solo 811 páginas. Que a Stephen King le gusta escribir, todos lo sabemos, pero si además se junta con otro autor de su calibre pues da como resultado una obra de fantasía extraordinaria, pero también muy extensa.
Es quizás, desde mi punto de vista, el pro y el contra de una obra de este calibre. Dada su extensión la descripción y desarrollo de la trama es detenidamente buena. Puedes conocer y empatizar con todos sus personajes, y el crear una historia como la del Talismán te transporta a un mundo donde todo se asemeja al nuestro, pero todo es diferente.
Es su gran baza, como decía, pero también su gran debilidad, en una obra tan extensa es fácil caer en la rutina y el tedio, quita fuerza a pasajes que podrían ser referentes para cualquier obra, pero que en un libro de más de 800 páginas pasan más desapercibidas.
La obra cuenta con una estructura muy bien delimitada, iniciamos por supuesto con una presentación de los personajes, sobre todo del principal, Jack Sawyer, un joven de 12 años que pasa unas intranquilas vacaciones con su madre, en el Hotel Alhambra de la costa este de EEUU.
Ahí descubrirá cierta anomalía de su destino, y es que gracias a una poción que le da un nuevo amigo, ésta le hará saltar a un mundo paralelo. Un mundo que le reporta una paz espiritual inesperada, pero también es un mundo salvaje y lleno de peligros que acechan bajo el látigo de humanoides que parecen estar mezclados de varios animales.
La obra toma un cariz fantástico en este tramo, y Jack, al que se le encomienda el hallazgo de un talismán al otro lado de los territorios que conforman el nuevo mundo, podrá ir saltando entre este y el nuestro. Eso sí, deberá pagar un alto precio, y en el camino de la búsqueda perderá amigos en el sacrificio por lograr llegar al final de su recorrido.
Con un final, algo más lovecraniano, la obra llega a un tortuoso desenlace con la sensación agridulce del devenir de los personajes. Quizás es la interacción de los dos autores que dejan impronta en la prosa, pero a veces es perceptible el cambio de punto de vista de los mismos. La amistad entre Jack y su amigo Richard (otro de los personajes que nos acompañan en esta obra) parece un tiovivo de sensaciones. Ora mejores amigos, ora estoy dispuesto a sacrificar tu vida.
Este sucesivo cambio de sensaciones es lo que peor he llevado de la lectura, y uniéndose a la excesiva extensión de la misma, hace que la lectura pueda tomar un tono de pesadez y hastío.
Con todo logramos entrever la grandeza de dos autores, y la trama que se nos presenta bien podría ser el argumento de una buena serie de televisión. Mejorable en algunos aspectos, pero óptima en muchos otros.
Como siempre una obra que no deja indiferente, tanto para seguidores como para detractores del Gran maestro de Maine.