«El silencio del fraile», de B. S. Pérez, el thriller que pone en el mapa a Jumilla. Dicen los japoneses que una crisis es también una oportunidad, y, desde ahora, B. S. Pérez podrá decir que hay veces en que una amenaza es también la mejor forma de apoyarlo a uno en sus proyectos, pues su carrera literaria comenzó con un ultimátum de su esposa. Además de esta curiosidad, puede presumir de haber puesto en valor a su localidad natal, Jumilla, en Murcia, y formar parte de ese selecto grupo de escritores que están cambiando el panorama nacional del thriller.
«O escribes un libro, o esto se acaba aquí». Con esa frase, tal vez y sin que él mismo lo supiera, arrancó la carrera literaria del jumillano B. S. Pérez, seudónimo tras el que se esconde el creador de El silencio del fraile, un thriller que narra las peripecias de dos arqueólogos tras encontrar un misterioso monolito en las inmediaciones del poblado íbero de Coimbra (no la de Portugal, sino la que está junto a Jumilla, en Murcia) y desatar una serie de muertes que conmocionan la región.
Toda esta sinuosa aventura, como el propio autor reconoce, no habría sido posible sin ese ultimátum de parte de su esposa: «Tenía esa cariñosa amenaza de mi mujer pendiente de cumplir desde hacía 17 años, así que, a los pocos días de pasar horas encerrado entre cuatro paredes, esquivando objetos voladores en forma de coches y peluches que iban directos a mi cabeza, lanzados con toda la inocente malicia del mundo por una niña de un año, se debió de reactivar esa tarea que tenía pendiente durante tanto tiempo y decidí que había llegado el momento. El silencio del fraile nació en una de las salidas permitidas para hacer ejercicio.
Recuerdo que, subiendo al castillo de Jumilla con mi mujer, empezaron a llegarme ideas, preguntas, respuestas a esas preguntas, recuerdos de historias que había escuchado; y, para mi sorpresa, todo empezó a encajar…», rememora hoy. Uno de los atractivos más destacables de esta obra es algo que venimos observando en muchos títulos del género últimamente, y es que el autor elige ambientar la trama en su localidad natal, con lo que se contribuye a situar en el mapa o poner en valor rincones de nuestra geografía que no son tan conocidos. En el caso de El silencio del fraile, B. S. Pérez sitúa la acción en la localidad murciana de Jumilla. «En mi caso, y creo que muchos escritores compartirán mi punto de vista, lo que yo busqué a la hora de decidirme por mi localidad fue crear algo auténtico, algo que sintiese como mío, de lo que me sintiese orgulloso, y Jumilla lo es», asegura. «La riqueza histórica, arqueológica, y mágica también, que tiene la ciudad, unida a la imaginación del escritor, hacen que crear una historia sea un poquito más fácil, y más cuando un trocito de ti forma parte de esa historia. Con esta premisa, el género es lo de menos, aunque no he de negar que, gustándome la novela negra, me lo haya pasado en
grande imaginando formas de matar mientras recorría distintos lugares de la ciudad. Quiero que Jumilla sea algo más que una palabra para el lector, que cuando tenga la novela en sus manos sea capaz de sumergirse en la historia, en la ciudad».
Con todos estos ingredientes, hay que decir que la acogida del público ha sido más que satisfactoria, tanto que el escritor murciano ya prepara la siguiente entrega de lo que planea que sea una trilogía. No obstante, asegura que todavía le queda mucho que disfrutar de la promoción de El silencio del fraile, de seguir viendo cómo va calando entre los lectores, del diálogo con estos acerca de lo que les va transmitiendo; más adelante, habrá tiempo para secuelas: «Llevo unas 100 páginas, pero, aunque tenía clara la historia desde el primer momento, decidí pausar la escritura, pues entendía que debía dedicarle un poco más de tiempo a El silencio del fraile. Quería centrar mis esfuerzos en su promoción, en llegar al mayor número de lectores posible, y se requiere mucho tiempo para ello. De todas formas, mi pobre almohada aguanta cada noche mis vueltas, suspiros y respingos mientras le doy forma a esta segunda entrega. No quiero adelantarme, pero esa frase de “segundas partes nunca fueron buenas” no saldrá de ninguno de mis lectores. A mí, me está encantando», confiesa B. S. Pérez.