
Las relaciones laborales están hoy totalmente revueltas porque la inseguridad jurídica, el pago de impuestos, los costes laborales y la Seguridad Social hace que nadie tenga valentía para crear una empresa y lo que es peor, tras la pandemia estamos acudiendo a cierres de empresas que por causas no imputables a ellas se ven obligadas a cerrar sus puertas. En España han desaparecido más de 129.000 empresas en el 2024 y están condenadas a dar pérdidas más de 480.000 empresas, pymes y micropymes. Para mayor desgaste del tejido empresarial, el Ministerio de Trabajo sin contar con la CEOE sube el SMI, el cual es un detonante para muchas causas y sin criticar la necesidad de cobrar más porque los impuestos están también acabando con la clase media y trabajadora, resulta que la Sra. Ministra no conocía que hay que aplicar unos tramos de IRPF y en resumen, un gran número de trabajadores van a tener “lo comido por lo servido”. Es decir, van a aumentar su base de ingresos para paga a la Hacienda Publica casi un 30% de lo que cobran, sin contar con la cascada de convenios colectivos provinciales, nacionales y de empresas, que se ponen en el tramo del SMI, lo que a buen entendedor es como obligar a que las empresas de su dinero paguen más, es decir, le atraquen a sus beneficios y luego, Hacienda te espera en la esquina con esa subida para pedirte la parte que le corresponde que es automática y pobre de quien no la pague.
Podríamos hablar de la jornada largo y tendido pero esto también conlleva junto con la subida salarial el que existen millones de contratos de trabajo a tiempo parcial, lo cual lleva a un engaño en las altas de la Seguridad Social porque un mismo trabajador para que le llegue su sustento a final de mes, tiene que trabajar en dos y tres sitios, de día y de noche, lo que por un lado, nos engañan con las afiliaciones y por otro, cuanto ganas entra en la dinámica del descuento para pagar impuestos. Es decir, el aumento de contratos de trabajo es mentira porque son todos en precario.
Ahora existen más de 900.000 trabajadores autónomos que tienen que regularizar los ingresos que han tenido y que Hacienda los tiene controlados para elevar como es lógico las cotizaciones al RETA, lo cual es una pérdida más de beneficios que termina como está ocurriendo que a día de hoy han desaparecido en los últimos meses 81.000 autónomos y en el 2024 estos han dado pérdidas en el número de 480.000.
Las pymes arrastran el 99% del tejido empresarial y, por tanto, son las que están más castigadas con una reforma laboral inocua que no ha dado avance en el empleo más que miseria y compañía, porque dicha mini-reforma ha sido una pantomima para garantizarles a algunos su estabilidad laboral, pero la gran mayoría acuden diariamente a regulaciones de empleo, ERES y ERTES porque no hay manera de sostener plantillas con despidos que son peores que en la época franquista y donde la tónica es no contratar y no tener plantilla y, como es lógico, nadie quiere crear empresa porque la vocación nada tiene que ver con la realidad.
La desaparición de empresas no solo está afectando a la calidad del empleo, sino también a los precios de los productos y servicios ya que a menos competencia se traduce en mayores costes para los consumidores y la caída de los autónomos no significa otra cosa que la pérdida de capacidad emprendedora que tiene España, por lo que el dinamismo que existía para crear una empresa va unido a la incertidumbre actual que es una autentica barrera para los nuevos emprendimientos y no digamos la excesiva burocracia que no hay quien la soporte y que encima de todo, las administraciones ralentizan toda clase de aperturas porque entre ayuntamientos, CCAA y Gobierno central es una escala de trabas que no sabemos ni a dónde vamos, ni por dónde andamos.
Una empresa con éxito es la que crea los valientes y decía Peter Drucker, el padre del managment, que allí donde hay una empresa exitosa, alguien tomó alguna vez una decisión valiente, pero esa fortaleza del empleo y de los talentos de nuestro país se lo ha cargado el Ministerio de Trabajo que con el populismo, las discrepancias del Gobierno de coalición que tenemos, la normativa persecutoria que el BOE tiene hacia las empresas y el considerar que los empresarios son presuntos delincuentes engañándonos como siempre con los fijos discontinuos que los esconden para que no se sepa cuántos desempleados tenemos y el descontrol del absentismo que ha tomado cotas y niveles ruinosos para las empresas, sin que se le pongan medios y herramientas para su control, tenemos que decir como el titular de esta columna: “El Ministerio de Trabajo se ha convertido en un tanatorio empresarial” que ni busca soluciones para jóvenes y mujeres para el empleo y, por supuesto, a los que lo tienen los convierte en socios de Hacienda.
De seguir así, ser empresario o profesional que cree empleo será una especie a extinguir, donde todos nos haremos funcionarios públicos y cuando llegue final de mes tendremos el corralito.
Fdo.: José Blas Fernández Sánchez.
Es penoso lo que estamos viviendo, ser empresario o autónomo es prohibitivo porque solo saben pagar impuestos y subida de sueldos, luego va a despedir a un trabajador y todos son derechos y los empresarios a pagar y pagar. Esto es ruinoso y k hay que ser Mercadona para poder subsistir. Muy buena tribuna Sr Blas.
Totalmente de acuerdo con el artículo. Aquí no hay quien emprenda. Todo es pagar y pagar y cada vez más impuestos. El Ministrerio de Trabajo es una maquina de aniquilar autónomos. Una pena lo que estamos viviendo a todos los niveles. No sé hasta cuándo podrémos aguantar.
Totalmente de acuerdo señor Fernandez.
La situación económica actual de las pequeñas y medianas empresas no puede ser más desastrosas.
Pocas, por no decir ningunas, ayudas.
Y de los autónomos, mejor ni hablar.
Han sido siempre los maltratados del mundo laboral.
Pero ¿de qué nos vamos a sorprender?
Esta es, ha sido y será la política económica de los gobiernos socialistas..
¡¡ Demostrado ha quedado a lo largo de su existencia!