Desde hace años, la juventud que cursa diversas disciplinas en las distintas facultades que compone el embrión de la universidad, viene teniendo un nivel en los estudios universitarios, los cuales están apuntalado, en su mayoría, sólo para obtener el título correspondiente y lanzarse al largo sistema de oposiciones que ofrecen las distintas administraciones públicas.
Tras la pandemia ha crecido aún más la falta de vocación por una profesión y el deseo de la gran mayoría es obtener el correspondiente pasaporte o título para prepararse cualquiera de las miles oposiciones que se ofrecen, lo que pone de manifiesto que el empleo público ha crecido 2,3 puntos porcentuales más que el del sector privado, con respecto al comienzo del 2019, lo que pone se traduce en que el sector privado, por las muchas carencias económicas que tiene y la rigurosidad de normativas laborales ya no es competitivo para ejercer una actividad o profesión. Por ello, el número de funcionarios alcanzó en mayo el hito de superar los 3 millones de afiliados a la Seguridad Social con un crecimiento interanual del 3,3%, sin olvidar la conversión en indefinidos que se viene haciendo a miles de interinos, mientras el Gobierno sigue preparando una nueva oferta pública que superará más de 40.000 nuevos puestos de trabajo público. Esta situación, donde los más de 3 millones de empleados públicos se encuentran dispersos en las distintas plantillas de las Comunidades Autónomas, donde ha subido un 4,43% están muy concentrados en las más importantes Comunidades, como son Andalucía, Madrid, Cataluña y Comunidad Valenciana, seguidas del resto de las existentes, sin olvidar que los Ayuntamientos ya tienen a más de 742.000 empleados públicos que representan casi el 25% del total de los afiliados en dicho sector.
Esto no puede seguir así, pues el sector publico vive de los impuestos, es decir, el que mayoritariamente están pagando las empresas privadas y ocupar el mercado laboral con empleo público y ver su crecimiento tras el COVID supone una debilidad en las relaciones laborales donde los derechos que se adquieren en la administración, la estabilidad y la falta de despidos por cualquier causa, es el atractivo del estudiante para no entrar en lo privado y tener asegurada su vida con más o menos ilusión en una administración que la pagamos todos.
El mercado de trabajo no puede estar con las puertas abiertas en el sector público porque eso no conduce a nada, sin embargo la austeridad entre los años 2011 y 2013 que adelgazaron al sector público dio lugar a una subida en lo privado que es donde realmente está la auténtica competitividad y sobreponiéndose internacionalmente al verdadero mercado laboral. Es más, hasta la formación profesional no crece como debiera porque ha dejado de ser atractiva por las causas expuestas.
Todo esto está perjudicando al empleo juvenil, al de las mujeres y al crecimiento de las pymes y no digamos de los autónomos, donde desaparecen diariamente centenares de estas empresas, pues el tener más afiliados en la Seguridad Social no significa que tengamos un mercado potente y con conocimiento en el sector privado que es de donde realmente salen los auténticos progenitores y la creación de nuevas empresas.
El empleo publico está adormeciendo a gran parte de la población porque quien acude a él sabe de su estabilidad, de cómo se languidece en el mismo y de cómo se asciende y se promociona, cosa que en el privado es muy distinto y ya con estos números, España empieza a tener que tirar de la migración y muchos talentos están saliendo al exterior porque aquí no encuentran el reconocimiento que les han hecho valedores de ser auténticos trabajadores y conocedores de su materia.
En resumen, se estudia por estudiar y la única meta es obtener el “pasaporte” para hacer oposiciones, sin olvidar el número de parados y de pensionistas que también están pagados con dinero público, lo que está llevando a España a una situación insostenible.
Ya, en este 2024, la vocación se ha perdido y el único aliciente es tener un empleo fijo en alguna de las administraciones públicas existentes.
Fdo.: José Blas Fernández Sánchez.
La situación es tal cual, a pesar del engordamiento de las administraciones públicas el servicio a los administrados es cada vez peor. Los jóvenes en gral buscan lo cómodo.
La administración pública no se puede convertir en el motor industrial del país , la verdadera industria es la que mantiene todos los servicios públicos osea la privada , mediana y pequeña empresas y por supuesto las grandes .
El empleo público está lleno de gente válida y responsable, pero hay una mayoría de gente que viven de ello sin dar un golpe al agua, la responsabilidad es nula en las administraciones y luego enchufados o puestos de confianza están llenos de amigotes y gente de los partidos políticos. Estoy de acuerdo con esta tribuna pues todos quieren vivir de lo público ya que en lo privado hay que trabajar y aquí entre días “ moscosos”, bajas incontroladas, acuerdos reguladores de vergüenza y jornadas donde no se hace nada, es un chollo.
Desde luego el artículo dice una verdad absoluta. Este país se está convirtiendo en una bolsa de funcionarios. Todos quieren cobrar y trabajar lo justo, pero estar seguros de que nadie los despedira aunque no hagan nada. Es cierto que hay funcionarios muy válidos y profesionales, pero también es cierto que los hay cobrando de lo público y que ni siquieran aparecen porque son puestos a dedo. Lo triste, que las empresas y autónomos que crean empleo están cada vez más aisladas del mercado laboral y no tienen capacidad de crecer y el empleo desaparece y España será un cementerio con funcionarios!