La sociedad actual está llena de buenas intenciones y mientras tienes una vida activa, rodeada de personas que a diario conviven contigo en el trabajo, en el mundo profesional, en la política y en las diversas actuaciones donde a lo largo de los años transcurre tu vida, se observa que esa amistad, compañerismo y lealtad que ha durado durante el tiempo en el que has convivido, se vuelve tristemente para atrás y no podemos encontrar explicación cómo alguien al que tú le has dado tu apoyo, tu trabajo y le has quitado muchos golpes duros que ha recibido mire para otro lado y lo que es peor, te ignore porque piensa que te fuiste de su entorno y ya no sirves para lo que te usó.
Este ejemplo que curiosamente ocurre en todos los trabajos, observamos cómo quien se jubila y pasa a una vida distinta de la que tenía, le suelen hacer un homenaje de despedida, le hacen regalos y se les dice a todos que “aquí nos tienes para lo que quieras, porque te echaremos mucho de menos y porque tu trabajo durante décadas ha sido un ejemplo para nosotros”. Por tanto, en el brindis de la despedida de tus compañeros y compañeras te suelen decir que tu sitio no lo ocupará nadie, que la nostalgia será muy grande y que cuando quieras vayas a visitarlos que allí estarán con los brazos abiertos, porque siempre tu opinión y tu experiencia les hará revivir esos años en los que se convivió y aquella es tu casa.
Esto que he relatado ocurre lo mismo en la vida pública o política porque has empujado con tu trabajo a sacar con dificultades ese proyecto político en el que te has entregado y mientras que convivías con el resto de todos aquellos miembros que formaron durante años tu camino político, te vuelven a repetir cuando ya no estás en algunas de esas listas en la que aparecías que siempre te tendremos presente y que por supuesto aportamos todo aquello que tú sabes por tu experiencia, porque los mayores son el pilar donde esos nuevos que han entrado se van a basar y te van a premiar todo tu trabajo.
En definitiva, estos claros episodios que he relatado ocurre en asociaciones, corporaciones, sindicatos, patronales, partidos políticos, comunidad de propietarios, etc. Es decir, en todos los lugares donde has dejado una huella , donde te han dado un almuerzo de despedida y donde ya nadie se va a acordar de ti. Por tanto, en la sociedad que vivimos adulterada por la falta de valores y el reconocimiento a las personas que han trabajado dejándose la piel es muy frecuente, por no decir frecuentísimo que cuando sales del lugar donde estabas encapsulado ya hasta el teléfono sobra para ellos. Es frecuente comprobar cómo cuando llamas al móvil de aquellos que se ponían al minuto y que tú eras parte de sus vidas, hoy ni te lo cogen. Te cansas de llamar, repites tus llamadas, pero la frágil memoria no es agradecida y suelen para sí decir “otra vez está aquí este pesado, que qué querrá cuando nada tiene ya que ver con nosotros”.
Esto que es un relato fugaz de la vida, es una moneda de cambio que la sociedad nos paga a todos, unos por la creencia de que cuando llame te van a atender y vas a seguir hablando con tu amigo o amiga y otros porque te dirán que han cambiado de móvil y que tu número se borró o lo que es peor, lo perdieron y no digamos cómo en los grupos de whatsApp, tú empiezas a escribir vivencias que has tenido con ellos o ellas, pero ya tus mensajes y tus acontecimientos de vida no les interesa a ninguno y si no te borran por vergüenza se mantienen en silencio porque aquél jubilado, el que pasó contigo momentos difíciles, el que se entregó para ayudarte y sacarte los palos en la rueda que te ponían ya no es útil y por tanto viene a colación aquél refrán de “el muerto al hoyo y el vivo al bollo”.
He querido dejar estos pensamientos porque todos los vivimos. No te confíes más que en tus seres queridos, los que nunca te dejarán, los que cuando llamas se ponen y se preocupan no sólo por tu estado de ánimo, sino por tu vida y tu salud, pero rara vez, aquellos que convivieron contigo más tiempo que el que dedicaste a tu familia te siguen estimando y la mayoría son como los muñecos de feria que cuando se les dispara se caen al suelo, porque tú ya no significas nada para ellos y como decía al principio, tus llamada de teléfono ya hoy hasta les molesta.
Esta es la sociedad que se ha creado, llena de egoísmo, odio, envidia y anteponiendo el protagonismo de los que llegan después para quedar por encima de todo y en especial, para criticarte si es preciso y hablar de tu trayectoria de vida con ellos como si fuera una charlotada, donde tus pasos difíciles y duros que diste ya no contarán más para nadie.
En resumen, cuando sales del entorno en el que estabas, verás quiénes eran tus amigos y quiénes te apreciaban de verdad. Al resto, bórralo de tu agenda antes de que te borren ellos a ti y no olvidemos si estando aún ellos en el lugar que tú estuviste y te ha llegado la hora de “irte para el otro barrio”, porque seguro que hasta pondrán excusas para no ir al sepelio. Esta es la vida y atento a esta tómbola en la que vivimos, porque casi nunca nos tocará el premio.
Fdo.: José Blas Fernández Sánchez.
Magnífico artículo, es triste pero es la realidad.
En esta sociedad donde muchas personas entienden la hipocresía como algo normal es duro comprobar que algun@s en l@s que les dimos nuestra amistad e incluso nuestro conocimiento profesional nos ignoran.
Por inconsciencia por ignorancia o por mala fe actúan así sin pensar , que está rueda que es la vida también les alcanzará , de eso sabe usted mucho porque lo a sufrido en su persona , pero usted y much@s otros seguimos navegando con buen rumbo y viento en popa los hipócritas tienen tocada la linea de flotación.
Totalmente de acuerdo, es una semblanza tan certera que ha hecho ud una calcomanía de la vida real y de hoy. Los jubilados somos olvidados y solo nos quieren los falsos políticos para pedirnos los votos y las empresas cuando te vas miran para otro lado porque ya no les haces falta . Por último los políticos si no son de la cuerda de quien gobierna en el Partido, hasta te escupen para que no vuelvas. Así nos va y a ellos les pagarán lo mismo aunque no se lo crean.
Magnífica radiografía de la realidad de la jubilacion o de cuando dejas un trabajo y pasas a otro. Somos hipócritas y con buena o mala fe hacemos siempre lo mismo y lo malo es que olvidamos que un día u otro día nos vamos a ver en esa misma situación . Todos vamos a pasar por ahí, por el olvido de nuestros compañeros y a lo mejor será cambiar nosotros mismos para que no nos hagan lo que no queremos sufrir.
Muy acertada opinión a este artículo tan claro y valiente como siempre lo ha sido quien ha luchado y lucha por todo, pero la envidia y la sombra a algunos le salen por debajo de la axilas.
Pocas veces he visto un artículo tan certero y verdadero. Esto ocurre a diario y cada vez mas, pero quien hace esto tendrá su «san Martín» a la larga en la vida.