Desde que en 1963 aparece la Ley de Bases de Seguridad Social, cuyo objetivo fue la implantación de un modelo unitario e integrado en la protección social, se plasmaron sucesivamente y año tras año las bases y tipo de cotización por el que debían de regirse las distintas categorías profesionales del mundo del trabajo. Estas categorías se marcaban con unos mínimos y unos máximos en función de cada grupo, pero si bien han ido creciendo a lo largo del tiempo, no es menos cierto que esas categorías ya hoy no se ajustan a la realidad.
Efectivamente, en los distintos convenios colectivos siguen apareciendo titulaciones académicas que ya hoy han desaparecido. De hecho, el Grado ha venido a borrar tanto el tiempo de duración de una carrera universitaria, como su denominación, por lo que la Seguridad Social debió adaptar estas categorías profesionales a lo que la reforma universitaria ha ido aflorando en su mercado. No tiene sentido que aún, por poner unos ejemplos, aparezca como grupo de cotización el número 1 y correspondiente a Ingenieros y Licenciados, cuando ya éstos han dejado de existir, pues si bien es cierto que aquél título habilita para este ejercicio, hoy no existe más que el Graduado en las distintas modalidades en que cada Facultad le otorga el mismo, por lo que se debe añadir a Ingenieros y Licenciados, el de Grado, como ocurre con el grupo de cotización nº 2, donde los Ingenieros Técnicos, Peritos y Ayudantes Titulados aún permanecen en esas bases y, sin embargo, por la unificación de la titulación del Grado ya ello no tiene sentido, puesto que el tiempo de la carrera obedecía a tres años en la Universidad y hoy el Grado los convierte en 4 años; cosa que habría que erradicar y adaptar esas bases a lo que realmente existe dentro del marco universitario, como el licenciado que tenía 5 años de carrera ha pasado a 4 años y se ha convertidos en Grado, salvo la excepción en medicina y arquitectura.
Se daría la paradoja de que posiblemente hubiese un cambio en las bases mínimas de cotización, puesto que las máximas están topadas, pero precisamente al subirse las mínimas también puede existir una mayor recaudación, por lo que urge que la Seguridad Social unifique el nomenclátor de las categorías, en especial las universitarias, ya que posiblemente miles de grupos que están hoy encuadrados en el grupo 2 de cotización pasarían automáticamente al grupo 1, ya que sus competencias profesionales y estudios son los mismas y por tanto, en esa igualdad se debe mover esa nueva estructura que día a día o mes a mes se viene cotizando por parte de las empresas y trabajadores.
José Blas Fernández Sánchez
Presidente del Consejo Andaluz de Colegios Oficiales de Graduados Sociales
@Jblasfernandez