Se ha ido la luz

José Blas Fernández Sánchez

         En mi larga trayectoria de la vida me viene a la mente recuerdos  de cuando existían  apagones intermitentes  que nos cambiaban la vida en cada momento. Los que ya peinamos canas,   recordamos  cómo el ir subido a un tranvía,   de pronto  había un corte de electricidad  y era costumbre y habitual esperar unos minutos  y en vista de que la luz no llegaba, pues andandito a casa y hacer buen ejercicio de piernas. También recuerdo como cuántas veces por no decir decenas de veces íbamos al cine y sin respetar sesiones infantiles o de adultos, la luz se apagaba y nos quedábamos sin ver   aquella película de interés que teníamos padres o hijos, o bien, te acercabas a comprar en cualquier establecimiento y como la luz no avisaba de su marcha, pues entrábamos en ellos con una decena de velas encendidas, pero sin miedo a las máquinas registradoras porque ni se pagaba con tarjeta y el cajón del dinero solía estar debajo del mostrador donde todo era manual. Es decir,   que  en los años 60 y 70 vivíamos pendientes de las linternas y era habitual tener velas  bien acumuladas en las casas y en los negocios para que en un salto inesperado pudiéramos  tener una luz  en las viviendas porque con el carbón y el petróleo y posteriormente el gas butano, no nos inutilizaban la comida   habitual del día.

Sin embargo, tras creernos que eso pasó a la historia  y que ya Europa   no volvería a tener vaivenes,  nos llegó el gran apagón del día 28 de abril, del cual se está corriendo mucha tinta porque  los técnicos  que deben decir lo que pasó no lo dicen y todo queda en  un “problema de inestabilidad en la red”. Está claro que  hoy se descubre que no tenemos sistemas de control  y de estabilidad y que por supuesto, antes de la caída del sistema, el 60% de la energía producida era fotovoltaica , lo que ahora resulta de que tanto  como se ha vendido este tipo de energía, ésta no es segura y que hay que revisar todos los sistemas que tenemos. Unos hablan de que zonas cercanas como las fronteras francesas y marroquíes  han tenido mejor suerte, pero lo que no cabe duda es que unos por otros la situación ha sido caótica y desprestigia tanto a un país tal circunstancia que no tenemos  recato a   echarnos la culpa unos a otros y valorar por CCAA  los millones de pérdidas que ha tenido el apagón sufrido y que puede volver a ocurrir  lo que acabamos de padecer. A todo esto, el Gobierno y por parte de la Vicepresidenta 3ª y Ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Sara Aagesen, (hasta el nombre del Ministerio dice bien poco) sale a respaldar  a una Presidenta de la Red Eléctrica y escondida   durante 48 horas, Beatriz Corredor, la cual dice que tiene todas las medidas de seguridad  funcionando y que desde Red Eléctrica  han operado el sistema en condiciones, pero no dice que gana al año 546.000 euros y solo se limita a manifestar esta ex ministra y vividora del sistema que a día de hoy “esto no va a volver a ocurrir”.

Todo cuanto se está escribiendo sobre el apagón tiene a nuestro país totalmente  indefenso. Hemos visto el caos ferroviario, con más de 50.000 personas sin poder llegar a sus destinos  y atrapadas en trenes lejos de las estaciones, o miles  y miles de personas atrapadas en los metros, ascensores y con miedo a perder hasta el oxigeno que les daba vida. Todo porque en un primer análisis de esta vicepresidenta y ministra dice que la desconexión masiva superó los corta-fuegos previstos  y agrega que está trabajando en el “diagnóstico” porque se produjo una pérdida de generación de suministro ya que  ha existido una gran oscilación, pero claro,  aquí no dimite nadie ni nadie se hace cargo de nada. La vicepresidenta primera se alarma porque la derecha está escandalizando este apagón y por supuesto, nadie es culpable de nada.

A la hora de escribir esta tribuna,  seguimos con el miedo en el cuerpo. No sabemos qué puede ocurrir en  cualquier momento y eso que los españoles han sido solidarios y colaboradores  con todos los perjudicados, pero  ni se sabe dónde reclamar ni hay  plataformas para las ayudas y lo que está ocurriendo  hace que el resto de Europa,  en su gran mayoría, nos vea como un país tercermundista. Es más, los distintos países africanos nos dicen que estamos como ellos, es decir, se va la luz  un día sí y otro no, pero claro África no es Europa   ni los hospitales que tenemos pueden resistir lo que han  resistido el día 28  pasado y  alguien debe dejar de crear comisiones porque nunca funcionan, coger el toro por los cuernos y decirnos la verdad de lo que ha ocurrido y de lo que nos espera, porque en este 2025 no es como en aquellos años 60 que con decir “se ha ido la luz” era suficiente. Aquí hay que responder, dimitir y dejarse de tantos “enchufes” como tienen todas las administraciones, porque en eso sí que la “corriente” les llega a todos los políticos.

En definitiva, las pérdidas han sido millonarias, los correos electrónicos  han perdido  su validez y los sistemas telemáticos se quedaron inservibles, lo que pone de manifiesto que nos convertimos en un país vulnerable, donde  ya aparecieron oportunistas que sabían que los negocios no tenían seguridad  y aún estamos a la espera de saber las secuelas de ese día 28, que seguro nos la ocultarán, pero como nadie    informa verazmente, terminaremos de seguir con este Gobierno, en que nos comunicaremos por señales de humo.

  Fdo.: José Blas Fernández Sánchez.

3 Respuestas a “Se ha ido la luz”

  1. Seguimos sin saber la verdad de este apagón. Esto es una vergüenza y encima la que tiene que dar la cara escondida 48 horas y cobrando 546.000 euros/año. Estamos peir que en Sierra Morena.

  2. Se fue la luz, pero es que estamos en tinieblas desde que Sánchez llego al poder. Qué nos quedará por ver y vivir!!! Una pandemia, un volcán, una Dana, una apagón…..corrupción a tuti-plen y no pasa nada….nadie dice nada, nadie se responsabiliza de nada y seguiremos en las tinieblas. Felicito al autor por su grandilocuencia.

  3. Magnífico,como siempre, es verdaderamente triste ver el peligroso camino que lleva nuestra España, por eso es muy importante que se diga alto y claro, como estás haciendo tú
    Un abrazo

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