V. C. Cortes| WeltDeLibros
Si algo no le falta al maestro de Maine son recursos literarios a la hora de crear historias, unas veces más acertados y otras menos, pero siempre derrochante de imaginación y dejando al lector con un pensamiento de si esa nueva lectura, como muchos de sus otros libros, tiene algún tipo de conexión con otras.
Es un poco el caso de la lectura actual, donde el protagonista posee ciertas dotes (que nos traen recuerdos de otros personajes del autor) desarrolladas o bien amplificadas a raíz de pasar cuatro años en coma. Stephen King entra de nuevo en la temática de los caminos infinitos de la psicología, neurología y los fenómenos como la telequinesia, telepatía o este caso la clarividencia.
He de confesar que cuando compré el libro, su título me inducía a pensar en otro tipo de historia, más oscura, más terrorífica. Pero, aunque el terror tenga muchas variedades, y King parece saber desarrollarlas todas ellas, este libro no es el clásico libro de terror, sino que nos inmiscuye en una historia que roza lo paranormal y que de otro lado se centra en la política y en las terribles consecuencias de la llegada de una persona mala al poder.
El libro está separado en dos partes, pero casi de forma innecesaria pues ambas se entrelazan sin necesidad de dividir la historia. Tiene unos personajes interesantes, sobre todo el personaje principal Johnny que llega a crear vinculo y empatía con el lector. A su alrededor girará la trama del libro, y paralelamente otros personajes bien desarrollados y que serán importante para cada uno de los hechos que acaecen en la historia.
De un lado tenemos por tanto una buena temática, interesante y que da para crear una historia y de otra, personajes bien desarrollados y que incentivan al lector a continuar la historia. Y hasta ahí bien, pero, como no podía ser todo perfecto o al menos desde mi opinión, este libro se excede bastante en su extensión. Y es que no pude dejar de tener durante toda la lectura, la sensación de pesadez y de relleno de muchos de sus capítulos. Algo que no me es ajeno como lector recurrente de King, pero que me hace recular en mi buena puntuación del libro.
En este caso pienso que al libro le sobra unos cientos de páginas, de esta forma se le daría más intensidad a la historia y más consistencia y creando quizás una mejor historia en términos generales. Los elementos están ahí, pero como ya dije se excede en su longitud.
Con todo, y aunque no es tan entretenida como otras de sus obras, si me gustaría decir que el final me ha parecido bastante emotivo y bien hecho, quizás uno de los mejores cierres de trama que he leído de King. Y es que el maestro del terror no suele dejar indiferente con sus libros, para bien o para mal y con su prolífica obra, el autor nos lega una infinita obra donde escoger nuestras historias preferidas.