V. C. Cortes| WeltDeLibros
Volviendo al tema de la novela negra gaditana, y a la prolífica creación que tenemos en esta zona del sur andaluz. Hugo de Andrés nos trae una historia tétrica en un paisaje que bien podría ser escenario de las peores historias de terror.
La ubicación, hablamos, es el parque natural de Los Toruños, un enclave paisajístico y natural que se abre a la bahía de Cádiz con una flora y fauna muy particular y de robusta belleza. Sin embargo, en sus caminos transitados se esconde un terrible mal, un violador y asesino que pondrá en jaque a todo el personal del parque y las instituciones policiacas de la ciudad.
Victor, el protagonista de esta historia, se aferra a su profesionalidad y buena gestión, para tomarse como una afronta personal los crímenes del parque, si bien desata a un monstruo interno que parecía dormitar entre burocracia y actividades para toda la familia en el enclave natural.
El autor nos deja, una historia muy bien descrita, y esto en algunas ocasiones podría suponer un hándicap, ya que, al menos según mi opinión, la trama se pierde un poco en la detallada descripción de pasajes que poco o nada aportan a la historia, lo cual puede hacer que el lector pierda la concentración de la trama y, por ende, pierda interés.
Independientemente de esa detallada descripción de todos los pasajes, la trama es una constante búsqueda del auténtico monstruo del Parque, aquel que parece balancearse entre las posibilidades que se nos ofrecen como posibles asesinos. Sin embargo, algo ajeno a la voluntad de Víctor sucede, y esto cambia para siempre el sino de la historia del asesino del Parque.
Comienza aquí la auténtica investigación, la policial y la personal por parte de Víctor. Esta búsqueda personal del protagonista y paralelamente del equipo policial, llevará al lector a una constante sospecha de quien es o fue el asesino.
Llegados el final, sin embargo, me pareció algo previsible, además de que ciertas tramas no están completamente cerradas, lo cual sabiendo que es una trilogía se puede entrever. No obstante, creo que la clausura de esas tramas paralelas podría haber ayudado a una mejor y acertada resolución del misterio del asesino.
Con todo ello, la historia en general está muy bien relatada, la prosa es muy correcta en términos explicativos y el desarrollo se hace intenso conforme se pasan las páginas. De Andrés consigue conectar con el lector a través de unos crímenes que bien podrían suceder en la vida real, ya que hablamos de un entorno cercano y donde este tipo de sucesos podrían hundirse en el fango de las riberas del río San Pedro.