Es difícil comprender cómo se puede llegar a este grado de depravación moral…
En septiembre de 2021 una erupción volcánica en la isla de La Palma, atrajo la atención durante ochenta días de toda la opinión pública nacional e internacional. La naturaleza se manifestó con todo su esplendor y dramatismo desde las entrañas de la tierra, mientras las lenguas de lava arrasaban pueblos y plantaciones hasta volcar en el mar todo el río de su fuego abrasador.
Casi año y medio después, la erupción de otro volcán ha vuelto a sacudir las Islas Canarias. En esta ocasión no ha sido la naturaleza sino la mano del hombre que está causando una colada sucia y escabrosa, que escandaliza a los isleños y a todos los españoles de bien. España, una vez más, se siente avergonzada y humillada ante las indecentes e inmorales conductas de políticos, funcionarios y empresarios, implicados en una nueva trama de corrupción.
Las perniciosas imágenes de las orgías narcosexuales que recorren los medios de comunicación son como una lava de suciedad que arrasa la dignidad del ser humano como persona. La explotación sexual de la mujer, acompañada del consumo de cocaína, no se compadece con los diputados/as del grupo parlamentario socialista que han votado a favor de la eliminación de la prostitución ni con el fundamentalismo feminista de la izquierda progresista que guarda un vergonzante silencio, precisamente a las puertas de la conmemoración del dia de la Mujer el próximo día ocho de marzo.
Ya no se trata de etiquetar la corrupción y la indecencia con uno u otro color político, se trata de comprender cómo se puede llegar a este grado de depravación moral. Cada día nos parecemos más a las corrompidas costumbres de antiguas civilizaciones como las de Egipto, Grecia o Roma donde el poder y el sexo alcanzaron un grado de descomposición tal que las arrastraron hacia su más ignominiosa desaparición.
Decía Cicerón que “servirse de un cargo público para enriquecimiento personal resulta no ya inmoral, sino criminal y abominable”. ¿Qué diría este gran orador y escritor político desde la tribuna del Congreso de los Diputados si fuera el candidato de un partido político para encabezar una moción de censura al actual presidente de gobierno ? No es difícil imaginar que le responsabilizaría de corromper el poder haciendo uso del mismo para su interés personal y del pésimo ejemplo que da a sus propios diputados abusando de los servicios, de las personas y de los bienes que se ponen a su disposición para desempeñar las funciones públicas.
Este es precisamente el caldo de cultivo de la corrupción. No parece que las impúdicas imágenes y la criminal conducta de Luis Roldán o las numerosas condenas penales de altos cargos socialistas en Andalucía por el asunto de los ERES hayan hecho mella en el partido socialista.“Quien vota a los corruptos los legitima, los justifica y es tan responsable como ellos”. Sabia reflexión de Julio Anguita para el futuro electoral que se avecina.