Maleficio | Stephen King

V. C. Cortes| WeltDeLibros

La lectura elegida para el mes de marzo del Club “Castle Rock” fue Maleficio, un libro que King
publicó en 1984 bajo el pseudónimo de Richard Bachman. Una lectura que vuelve al estilo King
de asociar ciertos “poderes” que la raza humana podría considerar “paranormal” o al menos
inexplicables. Hablamos en esta ocasión, como el propio título del libro indica, de los
maleficios.

La trama en si no me ha parecido tan interesante, al menos el inicio, no obstante, hay que
reconocer el mérito del autor para crear intriga en base a una historia que podría considerarse
floja.

Stephen King traslada las leyendas de las maldiciones gitanas europeas, y el misterio que se
crea entorno a estas, a una localización estadounidense. Este misterio procede sobre todo por
provenir de un pueblo errante que se desperdigaba por el viejo continente dejando una estela
de misticismo allá por donde pasaban.

Sin embargo, en la historia de maleficio nos encontramos con un grupo de gitano que “hacen
su agosto” en la costa este de los Estados Unidos, y que en invierno asientan su residencia en
algún lugar del sur. Esto diluye ese halo de mística que evoca los gitanos europeos. Sin
embargo, el maleficio lanzado a un estadounidense blanco pone sobre la palestra la lucha
eterna entre creer y no creer en los maleficios.

El protagonista, William “Billy” Halleck, recibe este maleficio de la forma más inesperada,
después de haber incurrido el mismo en el atropello y asesinato involuntario de una mujer
gitana. “Más delgado”, sencillas palabras recitadas por un viejo gitano y que atormentarán a
Billy hasta el borde de la muerte.

Creer o no creer en maleficios parece no tener importancia, pues Billy empezará a perder peso
descontroladamente a pesar de engullir cantidades ingentes de comida. Inexplicable para los
médicos, Billy se aferrará entonces a la idea de que ha sido maldecido, aunque nadie más le
crea.

Comienza así una carrera a contrarreloj que llevará a Billy a perseguir al grupo de gitanos para
intentar evitar un final que parece estar ya escrito.

Entre la mezcla de leyendas, creencias, y el traslado de estas del viejo al nuevo mundo, se
desarrolla una historia que como comentaba no termina de convencer, pero si de enganchar,
pues conforme pasas las páginas el lector se ve abocado a resolver de una vez por todas el
misterio que atormenta al protagonista.

De nuevo Stephen King sabe usar su buena prosa y estructura de lectura fluida y ágil para que
una trama a priori poco atractiva se convierta en una lectura adictiva desde la primera a la
última línea.

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