Vicente C. Cortes| WeltDeLibros
Hablar de Stephen King es hablar de uno de los autores más conocidos y prolíficos del s. XX, y es que poco será lo que no haya escrito ya, y sin embargo siempre nos sorprende (para bien o para mal, según los gustos) con una novela y una ambientación que solo el maestro puede dar.
La larga Marcha es la primera novela que escribió y también está entre las que primero publicó. Curiosamente lo hizo bajo el pseudónimo Richard Bachman. Considerada como una novela de terror, destacaría de ella su estilo perturbador, muy característico de King.
La novela narra lo que parece ser una competición a vida o muerte, que será transmitida por televisión (sobre todo su última parte) y que se celebra en unos Estados Unidos aparentemente bajo algún tipo de régimen o dictadura militar. La competición, por su parte, pondrá al límite a todos sus integrantes, jóvenes que se embarcan en una aventura donde solo uno quedará con vida.
No obstante conforme pasa el tiempo de competición vemos como no sólo la condición física, sino también la condición mental empezará a hacer mella en la resistencia de los participantes. King consigue crear así una atmosfera cargada y tensa, un baile de sentimiento que acotarán los últimos momentos de vida de los participantes y que mantiene al lector en una tensión constante.
Es interesante ver también la propia evolución de La Marcha. Mientras que al principio parece interesar poco o nada, conforme empiezan a atravesar pueblos y ciudades serán muchos los que salgan a recibir a los marchadores y acabará con una retransmisión televisiva que encumbró a su vencedor. Es ahí donde vemos así un esbozo de la sociedad y de la mentalidad que empuja a los jóvenes a participar en este tipo de competiciones, que la encubren y que al mismo tiempo saca lo peor de una sociedad decadente y tirana.
Sin embargo, y esto a mi parecer es uno de los grandes puntos débiles del libro, King apenas habla más allá de lo que respecta a La Marcha. No se mienta casi ninguna información del tipo de gobierno que dirige el país y tampoco el origen de la Marcha. En mi opinión como lector creo que hubiera sido un punto decisivo para determinar si hablamos de una novela distópica o no, así como una gran avanzadilla para conocer mejor el entorno temporal y social donde transcurre la trama.
Con todo ello, es un libro que gusta y es odiado casi a partes iguales, en el que King no escatima en escenas puramente macabras o de terror psicológico. Una novela que a pesar de su sencillez y de su lectura rápida mantiene al lector con la intriga y tensión desde la primera página. Una burda y absurda sátira (o crítica) de cómo se sacrifican vidas humanas por el entretenimiento de las masas.