V. C. Cortés| WeltDeLibros
En abril de este año se presentaba en Cádiz (de manos de la Librería La Ratonera) la obra del autor gaditano David Mancera; La canción de arena. Lo primero que llama la atención es su puesta en escena, ya que es una lectura cortita, con un género algo inusual o que requiere de mucho desarrollo como es el de la fantasía épica, y es precisamente en estas dos particularidades en las que llama la atención el libro, además destacar la preciosa maquetación por parte de la editorial.
Para comenzar, la novela se ubica en un mundo imaginario iluminado con dos soles, hecho que provoca un paisaje bastante desértico y particular mientras que, por otro lado, el autor ha creado una silogía entre su estructura geo-política y la de la antigua Roma, siendo Tiria su homóloga. De esta forma, el lector puede ubicarse fácilmente en el contexto de la historia, sin necesidad de hacer una extensa explicación de cómo está estructurado este nuevo mundo que se nos presenta.
El otro gran distintivo que ofrece este nuevo mundo es que sus océanos no son de agua, sino de arena. Una vasta masa desértica que es navegable gracias a un artilugio que licua la arena y permite su navegación a través de insuflar aire a la misma. Un método similar al que usan las enormes serpientes de arena que en estos mares moran, y que son desde tiempos inmemoriales víctimas, pero también sustentos de quienes le dan caza.
Con todas estas premisas, la verdadera historia comienza con Nilo, una joven ayudante de cazadora que será testigo de la muerte de su padre, que es arrastrado a las profundidades de los océanos a causa de un encuentro con una colosal, y raro espécimen, serpiente blanca. Este hecho le hará partir a la capital del imperio, para denunciarlo a su patrón.
Ya en el camino conocerá a Iuvio Frontelio un peculiar pasajero del navío, y que no será la primera vez que el destino los cruce. En la capital, la ausencia de su patrón le hará entablar conversación y algo de amistad con la hija de éste, Marnelia, una joven con el don de los sueños, así como a dos habitantes de tierras lejanas que están como invitados en la morada del patrón.
Pronto, estos personajes se verán inmersos e implicados en una conjura política con su punto álgido en la celebración de unos espectáculos donde en un recinto cerrado se dan caza a las serpientes, y donde los prisioneros son usados cual gladiadores para derrotar a los temibles monstruos.
En esta ocasión, sin embargo, las lanzas no irán solamente dirigidas a las serpientes, sino que un ataque al máximo dirigente del imperio pondrá en jaque el devenir de éste y de sus guerras. Las cuales solo buscan una nueva justificación para seguir expandiendo a Tiria en detrimento de sus jóvenes.
David Mancera ha creado una historia equilibrada pero compleja, donde incluso con la pequeña extensión de su libro es capaz de tocar temas que en nuestra sociedad también son de actualidad. Destacando la historia de las serpientes de arena que es, en lo que para mí respecta, un canto a favor de los derechos animales.