Fue la casualidad lo que llevó a Juan Francisco Marín (Lorca, Murcia, 1978) a dedicarse a la literatura. Años atrás, había dejado olvidados en un cajón algunos de sus antiguos escritos. Hace no mucho, volvió a tropezar con ellos y tomó la decisión de convertirlos en libros.
¿Qué te ha motivado a recuperar tus viejos escritos tanto tiempo después?
Hace años empecé a escribir textos y relatos para mí mismo o para blogs. Con el tiempo, me vi capaz de continuar y pensé que por qué no darles forma de libro. Fue un reto.
¿Te sientes más cómodo escribiendo relatos o novelas?
Por ahora, relatos cortos. Me siento más cómodo que con las novelas, pero en el futuro nunca se sabe.
Me llama la atención el humor esperpéntico que destilan tus historias, ¿quiénes son tus referentes?
Tengo referentes como Valle Inclán, Eduardo Mendoza o incluso cómics clásicos españoles como los de Ibáñez.
¿Cómo se consigue que a uno lo prologue nada menos que Hughes?
Le pedí el favor de que leyese el borrador y, si lo veía apropiado, realizara el prólogo. Y aceptó de manera desinteresada. Desde aquí le doy las gracias. Fue muy amable.
Podríamos decir que Relatos cortos, reflexiones, desvaríos y Relatos, falsos poemas, cosas son dos cajones de sastre, ¿te gusta aunar historias, como tú mismo dices, sin pies ni cabeza?
Me gusta escribir libros que se puedan leer de forma desordenada, que no tengan un género definido, que combinen relatos, pensamientos o incluso poemas. Quiero que hagan pensar y emocionen al lector.
¿Qué peso tiene para ti el nihilismo en el mundo?
Creo que mis libros poseen una especie de falso nihilismo, ya que tratan de exagerar lo negativo y pesimista para desembocar en un resultado esperanzador.
¿Qué opinas de la autopublicación?
Es una forma más de publicar. Da plena libertad, pero existe después el difícil reto de promocionar tú mismo tu obra con pocos medios y que llegue a la gente.
¿Qué te gustaría que dijeran de ti los lectores?
Que mis libros los han sorprendido, emocionado, hecho reír…
Juan F. Marín sabe bucear en el alma , captar los sentimientos más profundos y expresarlos con sensibilidad y total precisión del lenguaje en sus reflexiones y falsos poemas. A la vez derrocha imaginación , ironía o sarcasmo incluso en muchos de sus relatos cortos.