Libro físico vs libro electrónico

Aitana Larrinaga

Entrar a una librería, sea antigua o moderna. Coger un ejemplar, abrirlo y meter la nariz en él. Ese olor a papel, a tinta recién impresa, a historias por contar, a una vida, una aventura, un amor.

Como buena amante de los libros, adoro pasar las tardes en una biblioteca o librería y perder mis horas allí, entre personajes y nuevos mundos. ¿Cuál es el problema? Que no se vosotros, mis queridos lectores, pero mi sueldo no me da para comprarme todos los que quiero.

Llega entonces la tan sonada batalla. ¿Libro en físico o digital? Estas son mis opciones.

🡪Físico: como he dicho antes, amo el olor a libro nuevo. Pero también cuando compro uno antiguo, de segunda mano pensando en todas las personas que habrán disfrutado con él antes. 

Tengo una lista. Cada mes, busco las novedades literarias que no me quiero perder, aquellas que sé que volveré a coger no una, sino dos y tres veces. Esos son los ejemplares que acabarán en mi librería en físico. 

No solo es por que sea una novedad, sino que soy muy maniática. Adoro coger con los dedos lo que me queda por leer, y pensar si me dará tiempo antes de ir a trabajar o meterme a la cama. ¿Quién no ha dicho alguna vez: “un capítulo más y lo dejo”? ¿Y cuántas veces ocurre eso? Dejarme decíroslo. NUNCA. 

🡪Electrónico: cuanto más extenso sea el libro, mejor. Y si es una bilogía o trilogía o saga, pues más que mejor. ¿El problema? El peso. 

Puedo llevar uno en el bolso cuando voy a coger el metro, no me importa. Pero cargar con un ejemplar de 700 páginas no es bueno para mi espalda, ni para la de ninguno.

Ya no hablamos si nos vamos de vacaciones. 

En mi caso, leo bastante rápido. No es raro que lea 10 libros en un mes. Y si hay alguno al que le tengo muchas ganas, no será la primera vez que lo devore en una tarde. Entonces, cuando nos vamos de vacaciones ¿Qué hacemos? ¿Llevamos una maleta solo con libros? Imposible. 

Es entonces cuando, gracias a un pequeño e-book, puedo llevar conmigo más de 200 libros. Por ejemplo, el noviembre pasado mi pareja y yo organizamos un viaje mochilero, por ende, las maletas no entraban en nuestros planes. No pensaba llevar nada para leer, pero con tanto vuelo…¿Qué iba a hacer con las horas muertas? Decidí comprarme un libro electrónico. Me había resistido siempre, pero cuando el primer día, ante las 4 horas de vuelo que tenía delante, saqué el aparato (que además no pesa nada) y abrí una nueva lectura, simplemente, perfecto. 

Huelga decir que los precios son muchos menores, así que por lo que vale uno en papel, puedo comprar 3 o 4 libros en electrónico.

En conclusión, no creo que haya que decantarse por una opción. Físico o electrónico. ¿Qué más da? Cada ocasión tiene su opción, mientras disfrutemos de una buena lectura da igual cual escojamos. 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *