Que tus personajes resulten naturales y creíbles es algo que obsesiona a muchos escritores, da igual que sean noveles o superventas. Y no es extraño, pues es la base para que una historia sea capaz de cautivar a los lectores. A Erik Jacobs no le preocupa demasiado, ya que sabe de sobra que sus personajes son tan naturales como la vida misma y que ha conseguido que la historia de su saga de Englandom transcurra con fluidez.
Tenemos tan cerca aún el escenario del Brexit que no nos cuesta nada empatizar con una Gran Bretaña que se asoma a un abismo de caos y desorden. Hay todavía muchos aspectos de la vida cotidiana que no está muy claro cómo se van a gestionar, desde el abastecimiento de mercados hasta el mero trámite de entrar o salir del país, la condición que pasarán a tener aquellos ciudadanos extranjeros, aunque oriundos de la Unión Europea, que viven y trabajan en el Reino Unido.
No es, por tanto, descabellada la premisa de Erik Jacobs en su saga de Englandom, esto es, básicamente, que todo vaya muy a peor. Sus libros no parten desde este punto en concreto del Brexit, pero sí que pintan un escenario en el que la población que vive en Londres ha retrocedido décadas en cuanto a derechos y libertades. No es, como vemos, algo con lo que nos vaya a costar trabajo empatizar, si bien el autor se muestra mucho más positivo de lo que pueda parecer a tenor de este argumento: «Una frase que yo repito con frecuencia es “La realidad es la mejor fuente de inspiración”. La cuestión es si lo que vemos en la realidad nos inspira para suscitar un cambio que conlleve un avance hacia algo mejor. Como expresión de mi naturaleza optimista, yo tiendo a considerar estos momentos de prueba tan duros como el que estamos viviendo como una oportunidad para aprender, para mejorar y avanzar en la dirección correcta, como individuos y como sociedad. Aparte de entretener al lector, creo que una de las funciones principales de la literatura —y en este caso en particular las distopías— es mostrar un posible mundo terrible, indeseable, al que se ha llegado como consecuencia de seguir el camino errado. Una especie de llamada de atención, o alerta, que pudiese contribuir en menor o mayor medida a evitar que el mundo desemboque en una realidad como la descrita en Englandom. Así que no, no creo que la situación actual acabe desembocando en una realidad distópica».
La saga Englandom, que comenzó con Héroes de Englandom y que ya tiene continuación en Furia de Englandom, nos traslada a un Londres postapocalíptico en el que la sociedad está segregada en función de su grado de lealtad a la patria. Las ejecuciones de traidores son retransmitidas en directo por la televisión para gloria y deleite de los Crowley, la familia de tiranos que gobierna el país. En este contexto, el joven Derin Dark, que experimenta la caída desde el escalón de servidores del país al de traidores, deberá erigirse en líder de la rebelión. Y aquí llega otro de los puntos fuertes de esta historia, porque ni Derin, ni Dylan, su pareja, tienen nada que ver con el estereotipo del héroe de acción. «Hoy en día ya no resulta extraña, atrevida o vanguardista la visibilidad que se da a personajes LGBTI en la literatura (o en el mundo del entretenimiento, si queremos ampliar aún más el rango)», reflexiona Jacobs. «Lo que no me parece, y esta es mi opinión muy personal, es que en muchos casos todavía se insista en presentar estos personajes cargados con los exagerados y trilladísimos clichés que ya todos conocemos y que solo contribuyen a encasillar a un individuo o a un grupo de individuos dentro de un marco muy estrecho de características físicas y/o de personalidad, que, por lo general, tienden a ser caricaturescas. Tampoco estoy de acuerdo en esa tendencia de, por pretender parecer superinclusivo, introducir casi a la fuerza personajes LGBTI con cualidades, de nuevo, muy repetitivas e incluso ridículas. En fin, cuanto más auténtica y natural sea la visibilidad de estos personajes, mejor».
La saga pronto se convertirá en trilogía, y los personajes de este autor latinoamericano seguirán viviendo multitud de aventuras, con la naturalidad de saber que su diversidad es auténtica y nunca forzada, ya que a Erik Jacobs, en definitiva, siempre lo ha movido un objetivo primordial: «Siento una enorme satisfacción cuando alguien me cuenta que no ha podido dejar de leer el libro, que se ha encariñado con los personajes y que no se aguanta por leer la continuación de la historia», confiesa.