V. C. Cortes| WeltDeLibros
Daniel Fopiani vuelve al mundo de la novela negra con una propuesta atrevida, intrigante y brutal en muchos aspectos. Ya partiendo con la particular localización se sabe que el desarrollo tiene que ser muy detallado y perfeccionista para que la intriga no pierda fuerza. Y es que el autor gaditano nos lleva hasta la solitaria isla de Alborán, un enclave español en medio del Mediterráneo y que apenas supera el medio km de longitud.
Entonces ¿Cómo ubicar ahí una trama de misterios, y crímenes?, pues esa es la magnificencia de Fopiani. Con esbozos que nos recordaran a la gran Agatha Christie, la sargento Julia Cervantes será destinada a esta pequeña isla con un contingente de militares para sustituir de urgencia al destacamento militar allí desplegado, tras encontrarse en el Cementerio de la Isla (que solo tiene tres tumbas) una cabeza humana rodeada de una macabra obra de arte compuesta de gaviotas decapitadas y sustituidas sus cabezas por las de muñecas de porcelana.
Con esta premisa, la obra ya comienza fuerte. Pronto los allí destacados comenzarán a vivir una serie de acontecimientos algo inverosímiles, pero que teniendo en cuenta las circunstancias bien podría helar la sangre al más ávido de los lectores. Paralelamente a esta historia, se desarrolla otra con Doudou, un inmigrante que recorre un
camino de la guerra y de desesperación hasta un norte que lo rechaza por su condición, un norte que se vislumbra en el horizonte pero que con una macabra hipocresía se rodea de una última prueba para los desesperados que se llama Mediterráneo.
Es de destacar en esta parte de la historia, la inmensa empatía que crea el autor con los personajes, la impotencia de ver los abusos sufridos por los inmigrantes, todo por un sueño de sabor agridulce que no compensa la tiranía, el atropello y la opresión sufrida para alcanzarlo. De su parte, la sargento Cervantes pone sobre la palestra un tema también muy actual, como es la inclusión de mujeres militares a nuestros cuerpos de seguridad del Estado y la aceptación de las mismas, modernizando y actualizando lo que hasta hace muy poco había sido un nicho laboral más propio de los hombres. Fopiani, hace todo un despliegue emocional y profesional para mostrarnos que un héroe no tiene género, ni súper poderes, solo hay que saber actuar versada y adecuada y afrontar los retos que se nos ponen por delante por muy tétrico y sombrío que sean.
Con reminiscencias de sus obras anteriores, Fopiani apuesta una vez más por una atmosfera espesa y saturada (más aún si cabe por las características geográficas propias de la isla), una trama bien hilada, con todo lujo de detalles, sin escatimar en escenas sanguinarias, crueles o atroces, que harán que los/as lectores/as aguante la congoja de pasar una página más.
Una novela que engancha desde la primera página y donde el autor derrocha maestría.