Jon Fitzgerald Kennedy dijo: “Amar la lectura es trocar horas de hastío por horas de inefable y deliciosa compañía”. Cuanta razón tenía.
Ya hace más de dos años que un virus vino para quedarse y con él, los viajes se cancelaron, las aventuras fueron olvidadas y nuestra vida social cayó como castillo de naipes. No se vosotros, supongo que, al igual que yo, esto supuso un antes y un después en nuestra vida. La pregunta que surgió entonces fue: ¿qué hago con todo este tiempo?
Permitirme que os cuente mi experiencia.
He de reconocer que de pequeña los libros y yo no éramos buenos amigos. ¿Perder mi tiempo leyendo mientras podría estar en la calle o viendo la TV? No señor. No fue hasta mi adolescencia que cambié de opinión, y con ello, mi manera de ver la vida.
Como buena adolescente, Crepúsculo fue mi punto de inflexión. Creo que toda muchacha cayó en las garras de Edward Cullen y Bella Swan. Pero el tiempo pasó, y mis gustos variaron, lógicamente.
Fue el famoso escritor barcelonés, Carlos Ruiz Zafón, el que me guió por las famosas calles de Barcelona, me enseñó el lugar secreto de El Cementerio de los Libros Olvidados y me presentó a la familia Sempere y a su librería. Gracias a ellos pude evadirme y madurar emocional y psicológicamente.
Cuando el Covid-19 asoló nuestro país, tuve la intrínseca necesidad de volver a ellos y gracias a eso, superé el sentimiento de claustrofobia que corría por mis venas.
¿De qué trata? Os dejo a continuación la sinopsis:
Un amanecer de 1945, un muchacho es conducido por su padre a un misterioso lugar oculto en el corazón de la ciudad vieja: el Cementerio de los Libros Olvidados. Allí, Daniel Sempere encuentra un libro maldito que cambia el rumbo de su vida y le arrastra a un laberinto de intrigas y secretos enterrados en el alma oscura de la ciudad.
La saga la componen un total de cuatro libros, “La sombra del viento”, “El juego del Ángel”, “El prisionero del cielo” y “El laberinto de los espíritus”. Cada uno mejor que el anterior, aunque si tuviera que elegir, sería el primero el que ganó mi corazón.
La historia se entrelaza entre todas las novelas, con la única variante del tiempo. Conoceremos principalmente a un Daniel joven, ilusionado con la vida, inocente y persistente en descubrir los secretos de aquel lugar inhóspito relleno de libros. A medida que se suceden las obras, este atrevido muchacho ira creciendo y se enfrentara a nuevos retos y problemas.
La pluma de Zafón es simplemente espectacular, única y perfecta. Si no habéis tenido la oportunidad de intimar con sus novelas, os animo a que lo hagáis y que, como Fitzgerald dijo, cambiéis las horas de aburrimiento por precioso tiempo en deliciosa compañía.
Aitana entre libros.
@aitanaentrelibros