
El uruguayo Bill Morel no se convirtió en escritor siguiendo un plan predeterminado, ni era algo que tuviera como un objetivo vital. Simplemente, surgió. Él lo que quería era contarles cuentos a sus hijos antes de que se durmieran. Un buen día, se decidió a ponerlos por escrito, y el resultado fue tan imprevisible que es hoy reconocido como el precursor de la literatura fantástica uruguaya. Sin embargo, él sigue insistiendo en que, sin el apoyo de su familia, nada de este sueño habría sido posible.
Eres considerado el precursor de la literatura fantástica en tu país, Uruguay, ¿qué significa esto para ti?
Bueno, es un logro que no busqué específicamente… Sí tenía claro que prácticamente no había literatura fantástica en Uruguay, y, en ese sentido, sí considero que he hecho un aporte a la literatura de mi país desde ese punto de vista, y eso me enorgullece. Pero no es que yo me haya propuesto alcanzar dicho reconocimiento; de hecho, no era consciente de esta situación y yo me lance a escribir lo que me apasionaba en ese momento sin pensar en las implicaciones que podía tener. Es más…, cuando yo decidí largarme a escribir, ni siquiera pensaba en la posibilidad de publicarlo, era una cosa inocente de un padre que solo desea dejar por escrito aquellos cuentos que contaba a sus hijos para tratar de que se durmieran. Mayor fue mi sorpresa cuando empecé a valorar realmente lo que estaba escribiendo: una historia sólida y atrapante que podía gustarle a alguien más que no fuera yo o mis hijos. Entonces se lo mostré a mi madre, y fue ella quien me animó a recorrer el camino de la publicación.
Pero es una distinción que, naturalmente, valoro. Uno tiende a valorar más y mejor las cosas que logra con su esfuerzo personal y no les da tanta importancia cuando vienen por añadidura.
Me llama la atención el seudónimo que has escogido, ¿tiene algún significado especial?
¡Siempre quise tener un seudónimo! Una identidad secreta… Y como no tuve oportunidad en el club de los superhéroes (Batman ese día estaba de mal humor y no aprobó mi aplicación), no tuve más remedio que empezar una carrera de escritor para conseguirlo… Cuando se empezaron a publicar mis libros en mi país, el editor de ese momento vio que era más conveniente que usara mi nombre verdadero, ya que podía favorecer las ventas en mi círculo de conocidos y me privó de ese sueño, pero ahora que estoy probando mi aventura española, y allí nadie me conoce, ¡no quise perder la oportunidad de ser el gran BILL MORELL!
Tiene un significado especial para mí…, por supuesto, pero, como todo buen superhéroe que se precie, hay secretos que prefiere no revelar. Y como todo buen superhéroe, también tengo superpoderes y también debilidades. Mis superpoderes: la imaginación, la capacidad de transmitir lo que imagino de una forma amena y divertida. Mi kryptonita: un apagón en plena sesión de escritura…
Imagino que a tus hijos les encantará que los hayas convertido en protagonistas, poniendo a los personajes sus nombres, de la saga de los Andaluins.
Muchísimo… Te cuento que en aquella época yo no estaba para nada convencido de hacerlo. Si bien ellos eran realmente quienes inspiraron a los protagonistas de mis historias, cuando surgió la posibilidad real de publicarlos, pensé que lo más conveniente era cambiarles los nombre. No sabía cómo podría afectarles el hecho de convertirse en personajes de un libro… Cuando les comenté mi decisión, se enfurecieron y me encerraron en el baño, haciéndome prometer que no lo iba a hacer como condición para dejarme salir.
Consulté con un psiquiatra amigo para ver si eso podía ser un elemento que los afectara, también lo hablé con mi mujer, mi madre y otras personas, y como nadie vio en ello un problema, accedí a mantener sus nombres. Son ahora muchachos sanos, centrados y orgullosos, por lo que, si los afectó de alguna manera, habrá sido para bien… Pero esa duda aún hoy me sobrevuela.
La saga de los Andaluins es una obra eminentemente dirigida a un público juvenil, y también contiene algunas escenas con cierta carga de violencia. ¿Cómo se tratan esas escenas teniendo en cuenta el tipo de público para el que escribes?
Lamentablemente, en los tiempos que corren, nuestros niños y jóvenes conviven a diario con la violencia desde distintos lugares, la ven por todos lados: en las redes, los informativos, la escuela e incluso en los dibujitos animados de la tele… Eso no quiere decir que uno tenga piedra libre para escribir lo que se le antoje, pero creo que se puede hacer dentro de ciertos parámetros. Porque no podemos escribir «mantos de rosas», eso no existe, no en el mundo real y no creo siquiera que sea sano tratar de abstraerlos de la realidad.
Lamentablemente, y por más que nos pese, vivimos en un mundo violento, y uno, como padre, intenta, naturalmente, demorar lo más posible ese encuentro entre nuestros pequeños, a los que amamos, y el mundo duro del exterior… Pero también como padres, tenemos la obligación de preparar a nuestros hijos para enfrentar ese mundo con el cual no tienen más remedio que interactuar. Por eso creo que, a determinada edad, es hasta sano que los chicos tomen contacto con ese mundo que no tendrán más remedio que enfrentar, siempre bajo determinados parámetros que creo que todos tenemos bastante claros, y que yo traté de respetar.
Mucha gente te escribe para contarte lo mucho que han disfrutado tus libros, imagino que esto es un gran orgullo, ¿qué sientes cuándo lees este tipo de mensajes?
Exactamente eso…, un gran orgullo. El mayor de todos, aunque no lo parezca es cuando se me acerca una persona ya adulta y me dice cuánto disfrutó, o lo que significó para él leer la saga de los Andaluins cuando era pequeño. Porque a los niños es fácil entusiasmarlos con una buena aventura, pero cuando el recuerdo perdura en el tiempo y te retrotrae al pasado con una mirada complacida, uno comprende que realmente logró transmitir algo mucho más importante que una muy buena historia.
Estamos viviendo los tiempos de las redes, del contacto cercano aunque estemos a miles de kilómetros de distancia, eso es fantástico y nos permite tener un acercamiento mucho más estrecho con nuestros lectores, algo impensable hasta hace unos pocos años… Es importante alimentar ese intercambio, porque del retorno que tenemos de nuestros lectores podemos aprender y seguir mejorando. Los comentarios favorables son muy bienvenidos y por suerte son la gran mayoría, pero también puede haber de los otros y hay que aceptarlos con el mismo espíritu: intentar aprender y mejorar.
¿Qué te gustaría aportar a los jóvenes que lean tus libros?
Principalmente, la capacidad de soñar…, de pensar que todo es posible si lo deseamos realmente con el corazón. ¿De qué otra forma se puede entender que el ser humano haya alcanzado volar como los pájaros? Eso y todos los demás increíbles avances que ha alcanzado la humanidad han sido posibles gracias a la imaginación y la determinación del hombre de alcanzar aquellos sueños. Sin la imaginación, la vida del ser humano sería mucho más gris y triste…
¿Te encuentras a gusto autopublicándote en Caligrama o volverás a intentar entrar en el catálogo de alguna editorial tradicional?
Todas las alternativas de publicación tienen sus pros y sus contras, indudablemente, pero estoy convencido de que los escritores tienen que dedicarse a escribir… Y no son buenos vendedores… Además, se pierde mucho, muchísimo tiempo promocionando e intentando vender por las redes, tiempo que, de otra forma, podríamos dedicar a crear… A los de mi generación al menos nos cuesta mucho, cuando le agarramos la mano a una red social, ya caducó y se puso de moda otra. Quizás las nuevas generaciones puedan hacer las dos cosas igual de bien.
Por eso creo que el ámbito de la editorial tradicional es el ambiente natural del escritor, y está bien que así sea; que cada uno se encargue de hacer lo que mejor hace. Lamentablemente, a los escritores noveles cada vez se les hace más difícil acceder a una editorial tradicional. Y, por suerte, existen las editoriales de autoedición.
¿Qué consejo le darías a un autor novel que trata de abrirse camino en este género?
Que sea tenaz…, que no baje los brazos, que la escritura es un camino personal maravilloso, difícil pero lleno de satisfacciones. Que la venta y el reconocimiento no son un objetivo en sí mismo, sino una hermosa consecuencia. Que escriba desde el corazón, de forma natural, que sea fiel a sí mismo, que no intente parecerse a nadie, que no se esfuerce por alcanzar un lenguaje novedoso… Todas esas cosas pasarán naturalmente si escribe con pasión.
Y, fundamentalmente, que no se guarde nada…, que no especule cuando escriba un libro, que lo deje todo en él, porque hay veces que las oportunidades se dan una sola vez…
Los invito a entrar en el universo Andaluins a través de la web oficial: www.andaluins.com y conocer de primera mano las novedades que vayan surgiendo.