Desde la llegada de los sistemas informáticos donde parecía que eran mecanismos extraños que sabían hacer de todo, la sociedad en su conjunto y sobre todo los países más desarrollados, empezaron a implantar ordenadores, sistemas audiovisuales, fotografías digitales, móviles de última generación y todo ello aumentaba día a día como si estuviésemos en otro mundo y nunca nos llegaría a quienes vivimos hoy en el siglo XXI.
Situándonos en los modernos sistemas informáticos de hoy, los móviles tienen tanta complejidad en su construcción y aplicaciones que es casi imposible que en distintas marcas y en distintos modelos sepamos aplicar y practicar lo que cada uno posee, lo cual ha ido creciendo de tal manera que por estadística los jóvenes prefieren poseer hoy un móvil de última generación que sacarse el carnet de conducir, porque en la práctica parece como si el móvil lo llevase a otro planeta sin moverse de su casa y de su silla y en la práctica es así, porque luego si ya se posee el carnet de conducir, no solamente es conocer las normas de circulación, sino también aprender los mecanismos informáticos que los vehículos hoy poseen, donde muchas veces el cuadro de mandos que tenemos tras el volante es similar a esos aviones o helicópteros que quienes lo pilotan también tienen que poseer una experiencia y conocimientos de cambios diarios.
En estos momentos, para describir toda esta tecnología voy a aterrizar en lo farragoso, complejo y duro que resulta para quienes no saben de informática y se les obliga a conocerla y de manera palpable nos centramos en los mayores sin poner edades, porque las administraciones, las entidades bancarias, las compañías de servicios y cualquier empresa de nueva tecnología te hacen entrar en su interior con claves nada fáciles y con un desglose de mecanismos telemáticos donde te introduces y te conviertes, si no lo sabes, en un auténtico analfabeto informático lleno de miedos y de amenazas porque tocar algo que desconoces te puede llevar a la ruina. Por eso, los mayores han dicho “basta ya”, porque se han rebelado contra la banca digital y contra todo aquello que no tiene una atención humana y personal para su desarrollo. Es más, se ha perdido el trato humano y quien no conozca desenvolverse en el mundo telemático es un cero a la izquierda. Por eso, estamos viendo colas de personas mayores en las puertas de los bancos, cajas de ahorros, administraciones, etc., Algo inusual porque antes de la pandemia, al menos, alguien te decía de qué iba y cómo tenías que digitalizar tus peticiones, pero hoy no. Se hace necesaria la cita previa o pedir la ayuda de algún conocedor de la telemática para que hasta sacar dinero de un cajero automático en plena calle te ayuden a realizar dicha operación. Es triste que ya existan recogidas de firmas para pedir un trato humano para con los mayores y desconocedores de los sistemas, porque los impostores informáticos, caprichosamente, han decidido que cualquier movimiento se haga por estos sistemas, lo que hace que ni siquiera para sacar un billete de tren tengamos experiencia para hacerlo.
Todo esto que es notorio y aprovechándose de la pandemia se ha cuadruplicado estas imposiciones telemáticas que están proliferando en todas las administraciones, porque los profesionales también se han convertido en una extensión más de éstas, pero con sistemas informáticos a su costa, donde la frialdad de la telemática te hace ser algo anónimo y donde la convivencia de las relaciones personales con los funcionarios y responsables ya se ha perdido. Es más, hasta los teléfonos no se descuelgan para oírte y con una voz salida del otro mundo te van participando que pulses los números del 1 al 10 para que te sigan sin contestar y todo lo más, te responden que las líneas “ están ocupadas” y que “vuelvas a llamar más tarde”. Es decir, solamente te puedes plantar ante la presencia de un funcionario, cuando te detengan y declares en Comisaría o te interroguen en un Juzgado, bien en una instrucción o en la vista oral de un juicio y siempre y cuando curiosamente no alegues que tienes covid, porque entonces también lo haces por vía telemática. Es más, los funcionarios están protegidos de cristales, distancia y todo un sinfín de medidas, donde el administrado, de lejos y de uno en uno, podrá preguntar algo, pero luego, en la hora del desayuno te los encuentras a todos juntos en la misma cafetería y ni tan siquiera con la mascarilla.
En definitiva, las administraciones se han vaciado de calor humano, se han quedado huérfanas del administrado que pedía su ayuda, olvidando ese derecho constitucional de que la Administración está al servicio del administrado que es quien pagan sus sueldos con sus impuestos y no al revés, donde el funcionario es el que te ordena, te manda y te riñe, pues previamente te ha hecho pasar por un escáner donde el vigilante de seguridad que te filtra y te autoriza a estar presente, no sepa más que decirte que si no tiene hora para ello, pídala por la página web y vuelva usted mañana. Es decir, volvemos a la pescadilla que se muerde la cola, por lo que o los poderes públicos retoman que el trato personal se siga llevando a cabo para todos los ciudadanos, o de lo contrario haremos una sociedad tan hueca y tan vacía de contenido que cada vez habrá más teléfonos móviles de última generación y complejos sistemas informáticos pero se prescindirá del trabajador/a porque todo se llevará a cabo sin piedad y sin base, por ordenadores y nuevas tecnologías que nos harán no solamente inútiles para el trabajo, sino que aplicaremos el modelo “IKEA” hasta para freír los huevos.
Fdo.: José Blas Fernández Sánchez
Las administraciones y bancos han aprovechado la pandemia para reducir gastos unos y aumentar beneficios otros, porque de esto se trata eso.
A ver si el movimiento de Carlos SanJuan sirve como acicate para que las administraciones retomen el servicio público al administrado y los bancos se humanicen un poco.
Muy acertado el análisis de D. José Blas
Buen artículo. La verdad que todo es un despropósito porque lo funcionarios y bancos se han aprovechado para esconderse y no dar el servicio a están obligados. Una vergüenza la verdad.
No sé cómo empezar, pues todos los adjetivos se quedan cortos a la hora de calificar este gran artículo de Pepe Blas. Este jueves viví personalmente un episodio triste en Unicaja de San Juan de Dios, estaba realizando una operación en dicha oficina, cuando una persona mayor sin conocimiento de informática ni de saber operar en un cajero solicito ayuda a la empleada de dicha oficina, no digo que este obligada pero la educación y el gusto por el buen trato debería ser una máxima de todo empleado que atienda al publico,lo que sucedió es que esta señora sin darle opción a preguntar sus dudas le dijo textualmente, salga a la derecha hay un cajero ala altura de sus ojos hay un lector de códigos si no valla a su banco y que allí se lo cobren. Ahora pregunto la banca despide un día sí y otro también a miles de empleados será porque todo está informatizado o es porque los empleados AN ..olvidado sus funciones
El maltrato de los bancos con quienes no saben manejar los sistemas telematicos que crean esas mismas entidades financieras, es de bochorno total y lo de los funcionarios con las citas previas y tanto aislamiento del ciudadano más aún, luego te los ves a todos en las cafeterías desayunando juntos y charlando sin distancia ninguna y la gente esperando el turno en las calles. De los profesionales ni escribo porque les han obligado a entenderse telematicamente con las administraciones y así se los han quitado de encima porque su presencia era más compleja en las preguntas. Hay que exigir que sea personal y telematico, pero no lo de hoy para así estar sin control los funcionarios, que como dice este columnista están AL SERVICIO DEL ADMINISTRADO Y NO AL REVÉS PUES SON SERVIDORES PÚBLICOS QUE COBRAN DE NUESTROS IMPUESTOS.
Lo más doloroso es cómo se esconden los funcionarios y han delegado sus competencias en los profesionales . No quieren a nadie en las oficinas y luego ellos están juntos tomando cervezas y desayunando por todos los bares de alrededores de los organismos públicos.
Y los bancos y cajas de ahorro es inhumano como tratan a los mayores, ahí no veo al ministerio de igualdad moviendo un dedo y solo cogiendo clientelismo de las mujeres para gastar. !De vergüenza! Espero los echemos en las próximas elecciones a la calle y sin desempleo .